sábado, octubre 30, 2010

Minería a cielo abierto: ¿Apocalipsis ambiental?

Publicado en Vanguardia Liberal en mayo 12 de 2010

La minería a cielo abierto es un tipo de minería de superficie, considerada por algunos como un “Apocalipsis ambiental”. Es tal vez la actividad más devastadora que alguien se pueda imaginar (ver imágenes en Internet). No puede compararse la minería artesanal, que se desarrolla desde hace siglos, con esta minería que usa explosivos y maquinaria ultrapesada para extraer carbón o minerales. Una forma de minería de superficie en montañas es la Mountaintop removal mining (MTR), algo así como minería de remoción del tope de la montaña. El debate sobre este tipo de minería se activó en las últimas semanas a raíz de la muerte de 29 mineros en Estados Unidos, el presidente Obama acusó a los responsables de poner sus intereses “antes que la seguridad de los trabajadores”.

Anotaba el estadounidense Jason Brown de la Bowling Green State University: “MTR es una práctica en la que la cima de las montañas es pulverizada y los escombros son depositados en valles cercanos. El proceso genera desempleo pues se eliminan muchos puestos de trabajo de la minería tradicional. El impacto es catastrófico. No sólo desaparecen o se envenenan las aguas, sino que la tierra queda convertida en un horrible paisaje lunar”. En diciembre 2009 la Corte Federal de Apelaciones de EE.UU. determinó posponer la excavación de una mina de oro a cielo abierto en Nevada “hasta tanto se realicen estudios sobre la afectación del medio ambiente”.

En enero 2010 un grupo de científicos instó al Gobierno de Estados Unidos a no emitir permisos mineros en las cimas de las montañas, por razones ambientales y sanitarias. Y claro, como en los países industrializados toleran cada vez menos sus tropelías, las multinacionales mineras se están trasteando con todo a países bobalicones, como Colombia.

Por lo anterior y más, hay que aplaudir la decisión tomada por el MinAmbiente de limitar las actividades de la minera Greystar en el páramo de Santurban. Hay que apoyar a los funcionarios, frente a una posible desautorización del alto gobierno uribista (espero estar equivocado), como ha ocurrido en otros casos. También apoyar los pronunciamientos y acciones del Acueducto y la Procuraduría. Un reconocimiento a los ambientalistas, primeros en advertir sobre la amenaza que representa la minería a cielo abierto para los páramos y el agua de Bucaramanga y otros municipios, hace varios años.

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