sábado, enero 26, 2008

Sube producción de cocaina y baja la de cereales

Publicado en Vanguardia Liberal en enero 23 de 2008

El Tiempo del viernes 18 de enero informo que los decomisos de cocaína cayeron en el 2007. “Los malos se están moviendo mas rápido que nosotros” advierte un militar de EE.UU. También se confirma -una vez más- que la producción de cocaína en Colombia sigue subiendo: paso de 430 toneladas en el 2004 a 610 en el 2006 (En 1996 era de 300 toneladas). El negocio esta más boyante que nunca, mientras el gobierno extradita a pequeñas “mulas” y a vendedores de plátanos.

Frente a estos comprobados fracasos en la presunta lucha contra las drogas, hay que reiterar la pregunta: ¿Se esta aplicando una política para acabar el narcotráfico o más bien una para fortalecerlo? Complicada la cosa pues si el narcotráfico es el combustible del narco-terrorismo de todos los pelajes, y cada vez los malandros reciben más plata: ¿será que alguna vez veremos la luz al final del sangriento túnel?

En el mismo periódico se informa que “el país cultiva cada vez menos cereales” (maíz, sorgo, trigo, cebada, soya). Efectivamente las cifras confirman que –durante este gobierno- la producción de cereales cayo y las importaciones se dispararon. Menos producción agrícola implica menos empleo rural para los nacionales. El problema no es solo de la agricultura sino también de la agonizante industria nacional. Hace poco escuche una documentada conferencia del Ingeniero Químico Alfonso Conde (M.S., Ph.D.), en la que mostraba la magnitud de la debacle de la industria química colombiana en los últimos años y la perdida de plazas de trabajo.

Entonces ¿Cómo va a aumentar el empleo en un país que sistemáticamente destruye su agricultura e industria? Claro que el gobierno cuenta como empleados a los vendedores de mandarinas de los semáforos, el problema es que –al paso que vamos – todos terminaremos de vendedores ambulantes y muchos continuaran engrosando las filas del narcoterrorismo paraco o guerrillero, o el de la lavandería de dineros ilegales, que goza de una inusitada prosperidad económica.

Todas estas cifras no son un invento de la oposición, sino que corresponden a una realidad que un sector de la opinión pública se rehúsa a aceptar. Y estos problemas no los vamos a arreglar con marchas –que en nada contribuyen a la liberación de los secuestrados- sino con profundas rectificaciones en la conducción del estado colombiano.

Francia cuestiona maíz de Monsanto y Colombia lo aprueba

Publicado en Vanguardia liberal en enero 16 de 2008

El pasado 9 de enero, la Alta Autoridad sobre los Organismos Genéticamente Modificados de Francia declaró: “algunos elementos científicos plantean dudas sobre la inocuidad ambiental del maíz transgenico MON 810 (Bt), fabricado por la trasnacional Monsanto”. Las dudas se refieren a “los impactos del maíz transgenico sobre la fauna en la zona de influencia (lombrices), sobre insectos y la fauna acuática”. Expreso igualmente preocupación por la insuficiencia de análisis toxicológicos y poca claridad “con la distancia de diseminación del polen”. Ya se han registrado problemas en diferentes países por la contaminación inesperada de cultivos normales con polen transgenico. Los expertos también recomendaron estudios sobre el impacto en abejas (que están desapareciendo) y especies diferentes a ratas.


Con base en este informe, el 11 de enero el gobierno francés –invocando una cláusula de salvaguardia- suspendió el cultivo del maíz MON 810, el único transgenico cultivado en ese país (es el cuarto país europeo que activa la cláusula). La opinión publica, los ambientalistas, el Partido Verde y los socialistas expresaron su acuerdo con la medida. “Ya era tiempo”, señalo la excandidata presidencial Segolene Royal.

Y es que las inquietudes en torno a la introducción masiva de estas semillas en la agricultura mundial, son de alto calibre. Especialistas como Jacques Testart, autor de la primera fecundación in vitro humana en Francia, califica estas plantas de “quimeras vegetales mal identificadas”.

Mientras en Francia las suspenden por los riesgos ambientales y sanitarios, en Colombia, el actual gobierno ha venido ablandando la legislación para permitirle a transnacionales –como Monsanto- que introduzcan al país lo que se les antoje, es el caso del decreto 4225 del 2005 y las resoluciones aprobatorias para maíz transgenico y otros. Por ello, no sorprende que Monsanto anunciara el año pasado que escogió a Bogota como la sede regional de esta empresa, que produce también el cuestionado glifosato (y fue uno de los proveedores del tenebroso Agente Naranja en Vietnam).

Me he referido antes a los retrocesos legales impulsados por el presidente Uribe en el caso de los residuos peligrosos, la minería en paramos, la legislación forestal y de aguas, entre otros. Mis amigos uribistas seguramente que tienen una explicación para esta reculada en la gestión ambiental, que constituye una amenaza –sin precedentes- para el patrimonio natural y la salud de los colombianos.

viernes, enero 11, 2008

¿Desarrollo a costa de los más pobres?

Columna publicada en Vanguardia Liberal en enero 9 de 2008
Este fin de año estuve trotando por las playas del norte de Cartagena, son impresionantes los cambios registrados en este sector de la ciudad amurallada. Sobre todo en La Boquilla. Resulta que la imparable construcción de grandes hoteles y apartamentos hacia el norte, ha ido desplazando lenta pero masivamente a los antiguos pescadores de La Boquilla, que vendieron sus predios y hoy sobreviven hacinados en zonas tuguriales, que se han expandido como resultado del desalojo.

Conocí de cerca estas comunidades de pescadores negros cuando era niño y en los años 80 como investigador del Inderena. En esos años, los boquilleros eran pobres, pero esa era una pobreza muy diferente a la de hoy pues ellos tenían casa, trabajo, comida y salud. Hoy no es así, la pesca ha desaparecido por el deterioro ambiental generalizado. Por ello, las redes en diciembre estaban casi vacías. Solo arrastraban muchas venenosas aguamalas y unos pocos camarones. Los pescadores de hoy están mal alimentados, además, han perdido su cabaña cerca al mar y la tranquilidad, pues padecen la violencia y la degradación social que acompaña estos procesos.

Se muestra el auge de la construcción y el gran turismo como un síntoma de “progreso” de la Heroica, pero poco se habla del precio que pagan los cartageneros del común por la descomunal degradación ambiental, social y moral que carcome la ciudad. El problema no es sólo en Cartagena, recordemos que el exgobernador de Cundinamarca esta siendo procesado por “extorsionar” areneros y pescadores, para quedarse con sus tierras. Otro ejemplo: uno de los efectos de la expansión paramilitar fue el desalojo de familias pobres de zonas bananeras, mineras e industriales donde políticos y empresarios utilizaron a los armados para su propio beneficio.

El denominador común de estos procesos “legales” o “ilegales” de “desarrollo” es que se realizan a expensas de los más pobres. ¿Será que por este camino veremos algún día la luz al final del túnel? Mientras tanto, el país sigue sumergido en una ola tras otra de bochinches y tele-novelerías que distraen a la gente de los problemas esenciales. El último show es el del niño Emmanuel, en el que nadie gano nada pues los secuestrados siguen pudriéndose en la selva y la paz no parece cercana, si nos atenemos al enorme gasto militar previsto para el 2008.