domingo, noviembre 18, 2007

La crisis del agua en Santander: ¿Por que no se logran avances?

Publicado en la revista catorce6 (14.6 oC, la temperatura promedio de la tierra) en la edicion de noviembre 2007, pagina 65

Colombia y otros países de América Latina enfrentan graves problemas, relacionados con la disponibilidad y calidad del agua. Son problemas que no se están solucionando, sino que tienden a agravarse con el paso del tiempo y de los gobiernos. El último informe de la Defensoría del Pueblo (publicado hace un par de semanas) sobre el agua potable en Colombia concluye: “sólo tienen agua potable 113 municipios de los 951 reportados, es decir, el 12 % de la muestra” (1). Lo más curioso es que muchos de estos municipios cuentan con una planta para hacer potable el líquido pero –en la mayoría de los casos- esta no funciona apropiadamente por deficiencias en la construcción, operación o mantenimiento.

Este ejemplo ilustra con claridad la naturaleza del problema. Estamos invirtiendo muchos recursos económicos en proyectos que no funcionan. Y es que resulta paradójico que millones no dispongan de agua potable, en un país que cuenta con una importante oferta hídrica y numerosas instituciones, leyes y decretos orientados a lograr una adecuada gestión del recurso. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué no hay resultados positivos? Es importante reflexionar sobre lo anterior pues la ciudadanía tiene la impresión de que los recursos invertidos en la gestión del agua se están –literalmente- botando a las alcantarillas.

Esta nota pretende ser una aproximación al tema y es un resumen de una ponencia presentada por el autor en el Quinto Congreso Mundial de Juventudes Científicas celebrado en Santo Domingo, en septiembre del presente año. Se mencionan algunas recomendaciones orientadas a conjurar la ya existente crisis del agua, en el marco de un enfoque sistémico e interdisciplinario. Se cita –como estudio de caso- la situación en el departamento de Santander.

En 1993, planteamos en el libro La crisis del agua en Santander la grave crisis que ya afectaba al departamento y se pronosticó que esta se agravaría “de no tomarse medidas inmediatas y eficaces” (2). Han pasado 14 años desde esta publicación e infortunadamente la situación no tiende a mejorar sino a deteriorarse, como se deduce de estudios e informes de los últimos años. Basta con visitar el río Magdalena en Barrancabermeja en periodos secos –cuando este prácticamente desaparece- para constatar la magnitud de la crisis. Lo anterior, a pesar de que en ese periodo se expidió la ley 99 de 1993 que creó el Ministerio de Medio Ambiente y el SINA, se elaboraron nuevos desarrollos constitucionales y legales y se han construido plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR), que tampoco funcionan.

Incluso en el Área Metropolitana de Bucaramanga existen planes de saneamiento y una PTAR desde hace varias décadas, pero los ríos y quebradas continúan registrando niveles muy elevados de contaminación fecal (3). Igual es la situación en Barrancabermeja y otros municipios del departamento (4). De ahí que no sorprenden la alta incidencia de enfermedades diarreicas agudas en algunos municipios de Santander (5). Como ya se dijo, se han hecho grandes esfuerzos, pero se han logrado pírricos resultados.

El tema de las plantas que no funcionan permite realizar una aproximación a la situación. El origen de su mal funcionamiento puede estar en diseños mal realizados, debido a que se contratan personan sin competencias para elaborar los mismos. Y una vez construidas, estas son operadas por personas no capacitadas o que no cuentan con los equipos y materiales requeridos para lograr una aceptable operación y mantenimiento. Es frecuente que los operadores apliquen las sustancias químicas “al ojo” pues no se hacen ensayos ni hay automatización del proceso. Son problemas relacionados con la corrupción o la deficiente preparación de los alcaldes y otros funcionarios. Lo anterior es ratificado por un informe de la ONU del año 2006 (5), que concluye: la mala gestión y la corrupción son factores principales en el agravamiento de la crisis del agua.

Por supuesto que la crisis del agua no solo se deriva de las deficiencias de las plantas de tratamiento ya que existen otros problemas de igual complejidad. Es el caso de la tala de árboles (relacionada con problemas sociales) y el uso desordenado del suelo. Una situación que se registra con frecuencia en el departamento es que no se le ha dado cumplimento al ordenamiento de las cuencas que, según la legislación anterior y la actual, debe tener una jerarquía superior al ordenamiento territorial y de corrientes. Casi siempre se hace lo contrario, se ordena el territorio municipal sin haber ordenado la cuenca. Y en los sitios donde se han realizado ordenamientos, estos no se respetan. Así que el caos es total.

Como se deduce de los anteriores ejemplos, este es un problema complejo que exige una aproximación sistémica y consistente con esa complejidad. Pero las propuestas presentadas se aplican generalmente sin considerar el contexto, son –además- aisladas, puntuales y adolecen de continuidad e interdisciplinaridad. Muchos proyectos ni siquiera contemplan las fuentes de financiación de los mismos. La ley 99 de 1993 crea el Sistema Nacional Ambiental, sin embargo, es un hecho que en el país las entidades públicas y privadas no actúan en forma coordinada y su accionar se asemeja a lo observado en la figura siguiente. De ahí que la aplicación de una política orientada a buscarle una solución real a los problemas, implica la activación de un sistema ambiental en las regiones. Integrado por los diferentes actores, como son las autoridades ambientales y sanitarias, las alcaldías y la gobernaciones, las universidades, las ONGs, veedurías y demás integrantes del SINA.

Cuando se presentan estos planteamientos en diferentes foros la invariable respuesta de los funcionarios es que se trata de un camino muy complicado y difícil, sin embargo, es lo que establece la legislación y es lo que han hecho en otros países, que han entendido que el camino fácil con frecuencia conduce al desastre.


1. Informe de la Defensoría del Pueblo, El Tiempo, octubre 6 de 2007

2. Puente Jairo et al (17 investigadores), La crisis del agua en Santander, Inderena, Bucaramanga, 1993, pagina 8

3. Contreras Alix, Evolución y estado del recurso hídrico superficialen el Área Metropolitana de Bucaramanga, Especialización en Química Ambiental, UIS, 2006

4. Torres Diana P, Diagnostico de la calidad del agua de la quebrada Sancotea, Socorro, Especialización en Química Ambiental, UIS, 2007

5. http://www.observatorio.saludsantander.gov.co/contenido.php?codigo=700208#arriba)

6. IV Foro Mundial del Agua, México, marzo 2006

miércoles, noviembre 14, 2007

¿Puede el clima influir sobre los terremotos?

Publicada en Vanguardia Liberal en
14/11/2007

He escuchado a muchas personas afirmar –después de jornadas calurosas y secas- que estas condiciones anuncian temblores de tierra. Cuando los estudiantes me preguntaban sobre el tema, hasta hace poco tiempo siempre respondía que no conocía evidencias científicas que respaldaran esta creencia popular. Sin embargo, después de leer informes científicos recientes mi respuesta ya no es la misma. Las investigaciones sugieren que el clima sí podría afectar el funcionamiento de capas localizadas en las entrañas de la tierra. La incidencia del clima sobre los primeros metros de la superficie terrestre es evidente, pero ¿cómo es posible que influya sobre las profundidades del planeta?

Según algunos científicos, el clima puede afectar las capas profundas en el corto y en el muy largo plazo. En el corto plazo: un equipo internacional de sismólogos estableció –luego de cinco años de mediciones en el Himalaya- que se registraron dos veces más sismos en invierno que en verano. Al parecer las fuertes precipitaciones hacen aumentar el peso de las capas freáticas y éstas –a su vez- ejercen una mayor presión sobre las rocas subterráneas. Además, señala uno de los investigadores: “Durante el verano, el agua penetra en las fallas existentes a más de 10 kilómetros de profundidad, de tal suerte que en invierno ella facilita los sismos, al lubricar las fallas y generar la hidrofracturación”.

El efecto del agua sobre estos fenómenos subterráneos es generalmente despreciado, lo que podría ser un error. Recordemos las inquietudes que existen sobre la acumulación de enormes cantidades de agua en las grandes represas y sus efectos sobre los temblores de tierra.

Ahora, las cosas podrían agravarse hacia el futuro lejano, ya que uno de los efectos del calentamiento global es precisamente la intensificación de los diluvios y de la erosión. Se ha pronosticado que un aumento del bióxido de carbono en la atmósfera, hará que ésta sea químicamente más agresiva, lo que agravará los problemas ligados a la erosión. Los efectos de la erosión sobre la superficie y en el corto plazo son conocidos, lo que no había sido muy estudiado son sus efectos en millones de años. En el muy largo plazo un proceso erosivo puede desaparecer una montaña, lo que reduce la presión sobre las placas inferiores y genera una anomalía sobre la dinámica de las placas geológicas

miércoles, octubre 24, 2007

Grasas trans: peligro de muerte

Columna publicada en Vanguardia Liberal en septiembre 5 de 2007

En los últimos meses algunas marcas de margarinas y demás productos preparados con ácidos grasos, advierten en sus etiquetas que el producto no contiene Grasas trans. Estas son producidas a partir de la hidrogenación de aceites vegetales en estado líquido, para sintetizar un producto sólido, es el caso de la margarina. De ahí que también se utilizan en la preparación de ponques, galletas, helados y muchos otros productos similares. Cuando estas grasas de origen industrial se lanzaron al mercado, hace muchas décadas, se presentaron como una alternativa vegetal saludable al uso de grasas animales saturadas. Pero los estudios realizados en los países industrializados son concluyentes: el remedio resulto peor que la enfermedad.

Las grasas trans no solo aumentan los niveles de “colesterol malo” sino que reducen los de “colesterol bueno”. El resultado es que se produce un incremento notable de los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes. Señala el profesor Meir Stampfer de la Escuela de Salud Publica de Harvard: las grasas trans son “un autentico veneno para el cuerpo humano”. Stampfer estima que la eliminación total de las trans evitaría la muerte prematura –solo en Estados Unidos- de entre 70000 y 100000 personas cada año. De ahí que las autoridades de esos países aplican normas cada vez más severas para obligar a las empresas a erradicar las trans. La alcaldía de Nueva York decreto el pasado mes de julio que todas las comidas expedidas por restaurantes de comida rápida no deberían contener mas de 0.5 gramos de grasa trans de origen industrial. En Dinamarca –hace tres años- las trans se incluyeron en la categoría de sustancias ilícitas, cuando el alimento sobre pasa el 2%. Los infractores pueden ir a la cárcel hasta por dos años.

El pasado mes de agosto, la cadena internacional Dunkin' Donuts anunció una reducción “sustancial de los ácidos grasos trans de sus alimentos, incluyendo sus célebres "donuts" o rosquillas". Se informo que Dunkin: “ha desarrollado un aceite de cocción alternativo, con el cual reformuló más de 50 productos”. Claro que los problemas de este tipo de comida no son solo las trans. Como advierte Jeff Cronin del Centro para la Ciencia por el Interés Público: “en lo que se refiere a las rosquillas de Dunkin, todavía estamos hablando de una comida que es principalmente harina blanca, azúcar y grasa”.

miércoles, octubre 17, 2007

La ciencia: ¿al servicio de quien?

Articulo publicado en el periodico Doxa de la Universidad Santo Tomas, Bucaramanga, agosto 2007

Jacques Testart, prestigioso especialista francés en biología de la reproducción, sugiere que los debates en torno a la investigación no deberían enfocarse tanto a su función –si es fundamental o aplicada- sino que más bien deberían hacer énfasis en su “legitimidad” (1). Es decir, en la actualidad, la orientación y los resultados de la investigación científica: ¿son creíbles? ¿Privilegian el interés colectivo sobre el particular, como establecen las constituciones de casi todos los países? La anotación es pertinente pues lo cierto es que –en apariencia- la ciencia progresa muy rápidamente y nunca antes en la historia se han publicado tantos artículos científicos.

Pero, al mismo tiempo, nunca antes la humanidad había enfrentado tantos y tan graves problemas. Cambios climáticos, desastres, contaminación generalizada, proliferación de enfermedades y malformaciones, erosión, hambrunas, violencia, pobreza. ¿Por qué la ciencia no nos ayuda a resolver esta multitud de problemas? ¿Será que no estamos investigando lo que realmente deberíamos investigar?

Pero ¿Quién decide sobre que temas debemos investigar? A través de diferentes ejemplos, Testart y otros postulan que las innovaciones no están al servicio de las sociedades sino de poderosos grupos económicos que financian a políticos, que más tarde terminan legislando en favor de sus antiguos patrocinadores. Ellos son los que deciden que se investiga y que no, que se publica y que no. Los medios de comunicación –que también han sido adquiridos por los grupos económicos- desempeñan un papel fundamental en una campaña de “intoxicación” de la opinión pública, que elige a los políticos y avala los productos generados por el sistema.

El caso del calificado investigador Arpad Pusztai ilustra bien la naturaleza del asunto. Contratado en 1995 por el gobierno ingles para evaluar los efectos de una papa genéticamente modificada, Putzai encontró que ratas alimentadas con los transgenicos registraban extrañas proliferaciones celulares, deficiencias en el sistema inmune y una tasa de mortalidad muy superior a las alimentadas con papas comunes. Alarmado, Pusztai alerto a la opinión pública británica, que ya consumía las papas. Por ello, por aplicar el principio internacional de precaución, fue cuestionado por la Royal Society e incluso fue despedido de su trabajo en el Rowett Institute. Arpad fue apoyado por la prestigiosa revista medica The Lancet, que califico a la Royal Society de “impertinente” y por una veintena de científicos (2).

El hecho es que otros estudios plantean inquietudes sobre los efectos de los transgenicos. El año pasado se divulgo un video francés que se refiere a dos estudios, uno italiano y otro elaborado por Monsanto (fabricante de transgenicos y glifosato), que han generados controversias. Según este video, el estudio italiano fue cancelado pues el gobierno –a pesar de los inquietantes resultados- decidió no continuar su financiación. El estudio de Monsanto –conocido por las autoridades europeas- fue mantenido en secreto por las mismas, acudiendo el viejo truco del “secreto industrial” o “confidencialidad”. Los estudios solo fueron conocidos por el público a través del video elaborado por Michel Despratx (3).

El hecho es que alimentos transgenicos se consumen en muchos países. En Colombia, las compañías Monsanto y Du Pont recibieron -este año- el aval del ICA para seguir con “siembras controladas de maíz genéticamente modificado”, en varias zonas agrícolas del país (5). Pero desde hace rato se venden en los supermercados derivados de maíz y de soya transgenica.

Las presiones sobre los científicos no son exclusivas de Europa. En marzo de 2006, un grupo de científicos de la Environmental Protección Agency de Estados Unidos, denunciaron que se sentían acosados por funcionarios de la misma agencia que son cercanos a la industria de pesticidas (la misma que produce los transgenicos y con intereses en los biocombustibles) y por antiguos funcionarios, que “hoy representan los intereses de los empresarios”.

Para no mencionar el caso de James Hansen –uno de los grandes expertos sobre cambios climáticos de la NASA- que denuncio que su propio gobierno lo quería silenciar. Para completar; este año, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore, acusó a la multinacional de su país Exxon Mobil, de gastar "millones de dólares al año para confundir a la gente" sobre el fenómeno del calentamiento global.

¿La ciencia al servicio de quien? Como sugiere Testart, ese es el debate que hay que dar.

1. Testart Jacques, Le vélo, le mur et le citoyen, Editions Belin, Paris, 2006, p 8.

2. http://www.freenetpages.co.uk/hp/a.pusztai/

3. http://ma-tvideo.france3.fr/video/iLyROoaftrjb.html

4. http://www.rawstory.com/news/2006/EPA_scientists_besieged_by_pesticide_interests_0531.html

5. http://www.croplifela.org/spip.php?article34, El Tiempo, marzo 2007

jueves, abril 05, 2007

La otra Cartagena

Columna publicada en Vanguardia Liberal en marzo 28 de 2007

Cartagena es un reflejo de las profundas contradicciones que existen en Colombia, un país que no resuelve sus problemas, sino que los oculta debajo de una impecable alfombra. Desde hace varios años, Cartagena es sede de eventos internacionales de indudable importancia. En enero se realizó el Primer Festival Internacional de Música Clásica, miles de personas asistieron a los conciertos programados, muchos gratuitos. En diciembre pasado, asistí a uno de los conciertos preparatorios y quede impresionado por las destrezas de niños y jóvenes, intérpretes de música clásica, provenientes de estratos medios y populares, que fueron aplaudidos por el público que colmó el histórico Teatro Heredia.

A principios de marzo se llevó a cabo el Festival Internacional de Cine y esta semana se inauguró el IV Congreso Mundial de la Lengua Española, con la presencia de mil personalidades, que le rindieron un merecido homenaje a Gabriel García Márquez. Estos procesos culturales, en Cartagena y otras ciudades, nos confirman que la gente responde si se la motiva adecuadamente. De ahí que no se pretende aquí cuestionar esos eventos.

Sin embargo, también es importante recordar que existe en la Ciudad Heroica una profunda problemática social y ambiental, que las autoridades nos buscan solucionar sino disimular. Por ejemplo, para el evento de esta semana limpiaron la ciudad y “desaparecieron” a los vendedores ambulantes y mendigos. De tal manera que los visitantes observan una ciudad luminosa, en el sector amurallado y áreas aledañas, pero no se percatan de la dramática realidad que debe soportar la inmensa mayoría de los cartageneros.

La miseria, el hambre y la promiscuidad han creado un caldo de cultivo para la multiplicación de hechos de violencia, que no eran frecuentes en la ciudad. Hace unas semanas, los colombianos fuimos horrorizados por el asesinato de una pareja de italianos, pero los atracos, incluso en sectores turísticos (como es el sitio donde mataron a los italianos), son el amargo pan de cada día en Cartagena.

En medio de la euforia generada por unas cifras económicas divulgadas la semana pasada, la prensa también informó que varios niños murieron de hambre en Colombia. Con seguridad, en Cartagena - en la zona suroriental, en las laderas de La Popa o en los incontables cinturones de miseria - muchos aguantaban hambre mientras el rey de España declaraba abierto el Congreso de la Lengua.

Los residuos de Puerto Wilches

Columna publicada en Vanguardia Liberal en marzo 21 de 2007

En diciembre del año 2002 llegaron a mi oficina unos vecinos del municipio de Puerto Wilches, desesperados por la inadecuada disposición de los residuos sólidos producidos en ese municipio. Los desechos se descargaban a un lote, sin ningún tipo de manejo sanitario, lo que ocasionaba olores nauseabundos, regueros de lixiviados y proliferación de ratas, moscas y zancudos. En diciembre 18 publiqué una columna en la que le hacia eco a las justas demandas de los vecinos, que se quejaban de la inacción de las autoridades competentes.

En junio de 2004 regresaron los vecinos afectados, me informaron que la situación seguía igual. En esa ocasión me regalaron –atrapada en un frasco- una enorme mosca de color verde, que habían recolectado en la zona de influencia del botadero. En junio 9 publique otra columna con el mismo titulo, en la que trasmitía nuevamente las protestas de los vecinos. Pasaron los años y había escuchado que –al fin- se había construido una planta para procesar los residuos sólidos de Puerto Wilches, por lo que supuse que los vecinos estarían aliviados.

Resulta que no, hace un par de semanas los vecinos regresaron con una fotografía en la que se observa una planta de tratamiento, pero, el problema –según ellos- es que no esta funcionando. Para verificar la información consulte con un colega que esta muy enterado de estos temas, me comento lo siguiente: “Fui el año pasado y la planta no esta funcionando pero si existe la infraestructura como tal, las moscas y los zancudos están por todas partes y el microrrelleno no sirve, creo que el problema aun persiste y el municipio no ha hecho nada, la CAS no se que haya dicho. Esa infraestructura es buena, tiene 3 cuartos de reciclaje (plásticos, vidrios y papel-cartón), pero es tal el abandono que esa planta -para mi concepto- paso de ser una solución a ser un problema”.

El caso de Puerto Wilches infortunadamente no es el único, muchos municipios se gastan la plata en plantas de tratamiento de residuos sólidos o de aguas residuales que no cumplen su cometido, por diferentes razones, como malos diseños, deficiente operación y mantenimiento o simplemente por que las construyen y no las ponen en marcha. ¿Por que no funciona adecuadamente la planta de Wilches? Las autoridades tienen -una vez más- la palabra.

Más transgenicos = más glifosato

Publicado en Vanguardia Liberal en marzo 14 de 2007

A mis amigos uribistas –que aún apoyan la firma del TLC- les recomiendo la lectura de la columna escrita por la congresista estadounidense Linda Sánchez, publicada el domingo en El Tiempo. La nota, titulada “TLC con Estados Unidos no sirve a Colombia”, ratifica lo que ha denunciado la oposición, académicos, empresarios independientes, agricultores y la Iglesia. Sánchez sugiere aprender de la experiencia sufrida por países que firmaron el tratado y anota: “El Nafta (el TLC del Norte) ha contribuido a deteriorar los salarios y a erosionar la seguridad en el empleo. Los beneficios se han concentrado en pocas manos y los impactos negativos han sido para las mayorías”. Millones han perdido sus empleos y sus empresas, recalca la congresista. Espero que el gobierno no la califique de terrorista de civil, que es el calificativo que le aplica a aquellos que disienten de sus iniciativas.

A pesar de estas y otras advertencias, el presidente Uribe y sus acólitos de civil, persisten en llevar a cabo esta entrega total de la producción nacional y los recursos naturales. Claro que la sumisión de este gobierno frente a mister Bush y multinacionales asociadas es tal que –incluso sin TLC- se ha logrado agudizar el desbarajuste neoliberal, que no empezó Uribe, pero si es responsable de llevarlo a extremos insostenibles. El hecho es que el país produce cada vez menos y esta entregando sus recursos y negocios a cambio de nada. La última noticia fue la aprobación a Monsanto y Dupont de la “puesta en marcha de estudios de bioseguridad y de siembra” de cultivos transgenicos.

Esta aprobación llega precisamente ahora, cuando se debaten a escala mundial los posibles riesgos sanitarios de estos productos, a raíz de la difusión de un documental europeo que denuncia los efectos sobre animales de laboratorio. Ahora, la expansión de estos cultivos implica un mayor uso de glifosato (sobre el que existen nuevos estudios que ratifican la toxicidad del producto), pues una de las características de estas plantas es que soportan el cuestionado herbicida. La cosa es mas grave, pues las multinacionales no permiten el uso de las semillas producidas en cada cosecha, lo que crea una dependencia del agricultor, que puede incluso ser demandado si se comprueba que uso los transgenicos, voluntaria o involuntariamente. Por supuesto que las multinacionales venden las semillitas mágicas y también el glifosato.

SUSTANCIAS QUIMICAS RELACIONADAS CON LA INFERTILIDAD HUMANA

Publicado en Catedra Libre, Universidad Industrial de Santander, No. 100, abril 2007

La multinacional bananera Chiquita Brands fue multada en Estados Unidos -el pasado mes de marzo- por pagarle a paramilitares colombianos. Los medios (1) han recordado que esta empresa tiene antiguos y oscuros antecedentes en Colombia, que se remontan (con el nombre de United Fruit) a la masacre de 1928 ocurrida en la zona bananera, evocada por el Nóbel García Márquez en Cien años de soledad.

Sin embargo, esta multinacional (y otras) también ha sido mencionada en un trágico episodio que afecto a un número indeterminado de trabajadores, en diferentes países cultivadores de bananos (2). Los trabajadores sufrieron una dramática perdida de fertilidad ocasionada por una exposición al pesticida 1-2 Di-bromo 3 cloro propano (DBCP), utilizado en el control de nematodos en plantaciones de bananos. Esta es la historia.

El Nemagon esterilizó a los trabajadores

El DBCP empezó a ser fabricado comercialmente en los años 50 del siglo pasado por las trasnacionales Dow Chemical Company y Shell Development Company (3). En los años 60 se aplico (con los nombres de Nemagon o Fumazone) en diferentes países, por parte de empresas comercializadoras de piña y banano, como Standard Fruit Company, Dole Fruit Company, Chiquita Brands y Del Monte Fresh Product.

Miles de trabajadores estuvieron expuestos al peligroso plaguicida. Los trabajadores recibían los vapores del DBCP cuando se encontraban “dentro de la bóveda vegetal formada por las hojas de banano, prácticamente sin ventilación” o cuando preparaban el producto o lo transportaban. Los niños y las mujeres que les llevaban la comida o lavaban sus ropas fueron igualmente afectados (4). El producto continúo utilizándose sin mayores medidas de precaución hasta 1977 cuando se estableció que 35 trabajadores de 115 de una planta de DBCP que operaba en California resultaron estériles. A raíz de este incidente (y los estudios), la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) prohibió su uso en 1979 (5). En Colombia solo fue prohibido en 1982 (Resolución 243 del ICA).

Para la EPA, la exposición crónica a este producto tiene efectos sobre la reproducción, pues reduce la producción de espermatozoides. También lo considera un probable carcinógeno humano. Ha trascendido que las empresas fabricantes conocían estos problemas desde 1958 cuando las investigaciones concluyeron que el producto ocasiona atrofia en los testículos y esterilidad, en animales de laboratorio (6).

Luego de su prohibición, y al establecerse los terribles efectos del DBCP, los trabajadores demandaron a las multinacionales y han obtenidos fallos favorables a sus intereses desde 1992. Los juicios prosiguen en diferentes países, en diciembre de 2006, una juez en Chinandega (Nicaragua) condeno a cinco empresas al pago de 800 millones de dólares por concepto de indemnizaciones (7).

El fallo determina que las empresas deben indemnizar a 1248 extrabajadores. El abogado de los demandantes afirmo:
“Los resultados confirmaron, para desgracia de ellos, que la mayoría de esos campesinos son infértiles”. Las empresas apelaron este fallo, que es el segundo en Chinandega, que beneficia a los extrabajadores.

¿Todos llevamos estas sustancias en la sangre?

El caso del DBCP es solo uno de los tantos que relacionan a estos compuestos con la perdida de fertilidad. No es la única sustancia que inquieta, es más, según algunos autores, en la actualidad todos los seres humanos llevamos estas sustancias en la sangre. Análisis realizados a parlamentarios europeos detectaron más de 40 sustancias químicas sintéticas en su sangre, como pesticidas organoclorados, compuestos de bromo, ftalatos, perfluorados, muchos de ellos prohibidos en diferentes países (8).

En Colombia, un estudio realizado de manera conjunta entre el Grupo de Química Ambiental y Computacional de la Universidad de Cartagena (profesor Jesús Olivero) y el Departamento de Salud del Estado de New York y el Centro Wadsworth de Estados Unidos, “detecto una nueva serie de contaminantes ambientales en la sangre de habitantes de Cartagena, individuos adultos, de ambos sexos y pertenecientes a todos los estratos. Estos contaminantes son los ácidos perfluorooctilsulfónicos (PFOS) y sus derivados” (9)

Para algunos autores, estas sustancias podrían amenazar incluso la supervivencia de la especie humana.

Nuestro Futuro Robado

En 1996 se genero una gran controversia mundial en torno a la publicación del libro Nuestro Futuro Robado, con prologo de Al Gore, exvicepresidente de los Estados Unidos (el mismo que gano un Oscar por su excelente documental Una verdad inconveniente). En este, se analiza la información científica relacionada con casos enigmáticos -pero crecientes- de defectos congénitos, anomalías sexuales, nacimientos prematuros y problemas de reproducción en animales… y humanos. Los autores asocian estos problemas con la exposición a sustancias químicas que afectan el sistema endocrino, que regula procesos biológicos esenciales. De ahí su nombre: disruptores (del ingles) o perturbadores endocrinos (10).

Estas sustancias son consideradas contaminantes emergentes. Las inquietudes se remontan al uso de una hormona sintética llamada dietilestilbestrol o DES en el siglo pasado. En los años 40, 50 y 60 le fue recetada a millones de mujeres con problemas de embarazo. Y a vacas y pollos, para promover su rápido crecimiento. Años mas tarde, los estudios revelaron que el DES podía ocasionarle graves efectos secundarios a las madres…y a sus hijos e hijas (cáncer de vagina).

A raíz de estos y otros problemas, la Unión Europea prohibió en 1989 el uso de sustancias anabolizantes en ganado, hecho que desato la llamada guerra de las hormonas entre la UE y Estados Unidos y sus satélites, que si permiten el uso de estas sustancias (11). Pesticidas químicos como la atrazina (que se ha aplicado en Colombia) fueron prohibidos en la Unión Europea, pues su uso fue relacionado con una rara malformación en bebes, la criptorquidia (los testículos no descienden).

La atrazina y otras sustancias han sido también relacionadas con un extraño fenómeno detectado en el río Potomac, que abastece de agua a la ciudad de Washington: la aparición de peces machos con características de hembra. “¿Es transferible a los humanos el efecto desarrollado en los peces?'' le preguntaron al gerente general del Acueducto de Washington en agosto de 2006. “No sé y creo que nadie sabe la respuesta a esa pregunta en estos momentos”, dijo el señor.

Los académicos Pelt (Universidad de Metz) y Seralini (Universidad de Caen) advierten en un libro publicado el año pasado (8): La concentración de espermatozoides cayo en promedio en 50 % en los últimos 50 años”. “La infertilidad (no es igual a esterilidad) afecta al 15 % de las parejas de América y Europa Occidental. Entre 30 y 50 % de los casos le son atribuidos a una producción defectuosa de semen. ¿Cuáles son los factores implicados en esta caída de espermatozoides? La exposición a pesticidas y solventes”. Para Seralini, una de estas sustancias es el glifosato, aplicado generosamente en Colombia, sobre todo ahora que se aprobó la siembra de transgenicos (12).

1. http://www.eltiempo.com/justicia/2007-03-18/ARTICULO-WEB- NOTA_INTERIOR-3480341.html

2. http://www.foroemaus.org/espanol/ambiental/04_04.html

3. www.oehha.ca.gov/water/phg/pdf/dbcp_f.pdf

4. http://members.tripod.com/foro_emaus/dbcp.htm

5. http://www.epa.gov/ttn/atw/hlthef/dibromo-.html

6. http://www.epa.gov/ttn/atw/hlthef/dibromo-.html#ref2

7. http://laprensa.com.ni/archivo/2006/diciembre/05/noticias/regionales/160157.shtml

8. Pelt JM, Seralini, GE, Apres nous le déluge, Flammarion/ Fayard, Paris 2006

9. www.reactivos.com

10. http://www.buenosdiasplaneta.org/libros/nfr.htm

11. Scott M., La UE pide apoyo a la OMC en diferendo cárnico con EE UU, The Wall Street Journal (El Tiempo), noviembre 9 de 2004

12. Puente Jairo, Más transgenicos = más Glifosato, Vanguardia Liberal, marzo 2007

La crisis del agua en Santander

Publicado en Universia, marzo 22 de 2007

En 1993, con la financiación del desaparecido Inderena, se publicó el libro La crisis del agua en Santander. En este documento, un grupo de investigadores del Inderena, la UIS y otras universidades, advertía lo siguiente: “De no tomarse medidas inmediatas y eficaces, el departamento enfrentara en los próximos años un déficit en el suministro de agua a las poblaciones”. Así mismo, se pronosticaron “crecientes racionamientos de agua y pérdidas de cosechas” y disminución de las capturas pesqueras, si las tendencias no sufrían modificaciones. Con base en análisis de laboratorio se recalcó –además- que Santander registraba “problemas (muy graves) en la calidad del líquido que fluye por los cauces y también en el que es consumido por la población” (1).

Han pasado 14 años desde que se preparó esta publicación e infortunadamente la situación no tiende a mejorar en el departamento sino a deteriorarse, como se deduce de estudios realizados por la Universidad Industrial de Santander, varias dependencias oficiales e informes de prensa.

Oferta y demanda de agua

En el documento Estrategia Nacional del Agua (1996) se señala: “La escasez que se presenta en la cuenca hidrográfica del caribe y la zona andina, tiene como factor determinante las formas de ocupación del territorio y los sistemas de producción”. En efecto, la oferta neta de agua en Colombia supera ampliamente a la demanda. Sin embargo, la relación demanda/oferta no es igual en todo el país (2). De tal manera que el índice de presión sobre el recurso es mínimo y bajo en el sur, suroriente y vertiente del pacifico (en estos sitios hay mucha agua y baja densidad poblacional); mientras que es alto y muy alto en la zona andina y el caribe (donde la densidad es elevada y las precipitaciones son menores). En esta última zona –caracterizada por una alta presión sobre el recurso- se encuentra Santander.

Por lo demás, en Santander (y otros departamentos) también se presenta una alta concentración de la población en la capital. Más del 60% de la población del departamento habita en el Área Metropolitana de Bucaramanga y Barrancabermeja. En estos sitios se registra un alto consumo del líquido que podría conducir a futuros racionamientos, pues la demanda crece y las fuentes de agua tienden a disminuir sus caudales en periodos secos, situación que se ve agravada por el fenómeno del Niño y el calentamiento global. Para prevenir un cercano racionamiento, el Acueducto de Bucaramanga adelanta un proyecto de ampliación de sus instalaciones.

Ahora, la amenaza de próximos racionamientos no se limita a sectores urbanos altamente poblados, que de alguna manera cuentan con mejores condiciones para superar la cercana crisis de agua. El hecho es que los racionamientos llegaron desde hace varios años a otros municipios, menos poblados pero muy importantes, como Málaga o el Socorro. E incluso afecta a pequeños pueblos y veredas, como se ha constatado en estudios de campo realizados en la UIS. (3, 4).

Y es que la disminución de los caudales en ríos y ciénagas se registra en todo el departamento, una situación especialmente crítica es la del río Magdalena, que presenta una dramática reducción de su caudal durante los periodos secos. En Barrancabermeja, las aguas se retiran varios cientos de metros del antiguo muelle, en periodos secos. Algunas ciénagas del magdalena medio tienden a desaparecer durante las sequías y la temperatura del agua puede alcanzar los 40 grados centígrados.

Efectos sobre cosechas

La escasez de agua afecta las cosechas desde hace varios años. Según la Comercializadora (de fríjol) Nueva Villanueva en el 2005: “las áreas cultivadas han pasado de 5.000 hectáreas en toda la provincia Guanentina a 800; y en el caso de Villanueva, se pasó de 3.000 hectáreas a tan sólo 500. Dos factores fueron los que acabaron con el fríjol: La falta de lluvias y los malos precios”. Según el directivo, en la región, de acuerdo con Corpoica, tan solo caen 110 milímetros de lluvia, cuando se necesitan cuatro veces más para poder tener una buena cosecha (5).

A pesar de las advertencias presentadas hace varios años, la tala y quema de bosques continua, incluso en áreas protegidas como es el Parque Nacional Natural Yariguies, como se observa en las siguientes fotografías suministradas por investigadores de la Asociación de Municipios Agropecuarios de Yariguies. La pérdida de regularización de los caudales esta asociada a mayores problemas de sequías, pero también a inundaciones catastróficas, como la registrada en Girón en el 2005.


Deterioro generalizado de la calidad del agua

La elevada concentración poblacional en el Área Metropolitana de Bucaramanga, además de generar una alta demanda del líquido, también produce un gran caudal de aguas residuales, que es descargado a las corrientes que circulan por estos núcleos urbanos. Por ello, no sorprende que estos sistemas acuáticos presenten niveles muy elevados de contaminación fecal, como se deduce de análisis estadísticos realizados en la UIS (6). Los coliformes fecales en estas corrientes alcanzan, en algunas estaciones de muestreo, valores medios que se miden en millones, mientras que la norma del decreto 1594 para recreación por contacto primario es de solo 200 NMP/100 ml.

El problema no se limita al Área Metropolitana sino que se extiende por todo el departamento, debido a que existen muy pocas plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR). Mas grave aun: en donde han sido construidas, la gran mayoría no funciona apropiadamente. Un estudio realizado por la UIS y la gobernación concluyo que de 337 vertimientos a los ríos en Santander menos del 12 % reciben algún tipo de tratamiento. Ver en figura siguiente la situación en la cuenca del magdalena santandereano (7).

Tampoco funcionan adecuadamente las plantas de agua potable construidas fuera del Área Metropolitana, de ahí que las autoridades sanitarias advierten que son pocos los municipios que reciben agua realmente potable (7a).

Estas evaluaciones coinciden con las realizadas a nivel nacional, que concluyen que solo un porcentaje muy pequeño de estas instalaciones reciben una operación y mantenimiento apropiados. ¿Por qué no funcionan las plantas de aguas residuales y de agua potable? En muchos casos, las instalaciones han sido mal diseñadas pues se contratan empresas no calificadas, en otros casos, se nombran a personas inexpertas para la operación y el mantenimiento, que además no cuentan con reactivos ni equipos de laboratorio. El resultado es que el departamento (y el país) sigue botando la plata –literalmente- al alcantarillado, al construir plantas que no cumplen su cometido de depurar las aguas residuales.

Efectos sobre el recurso pesquero

Además de afectar la salud de los consumidores y la agricultura, el deterioro del recurso hídrico tiene un efecto directo sobre la actividad pesquera. Las cifras registran una dramática disminución de las capturas en las últimas décadas. De acuerdo con registros del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder) de las 356 toneladas de peces que ingresaron en canoas al puerto petrolero en el 2004 se disminuyó a 316 toneladas en el 2005, lo que significó una reducción de casi 40 toneladas en ese año (8). Las cifras presentadas en el libro La crisis del agua se remontan a 1977 y la tendencia registrada conducirá –si no se toman medidas- a un agotamiento de recurso.

Un factor adicional tiene que ver con la calidad de estos pescados. El profesor Jesús Olivero de la Universidad de Cartagena ha detectado la presencia de peligrosos parásitos en peces recolectados en diferentes regiones de Colombia (9). Este es un tema poco estudiado en el país, como muchos otros, es el caso de la presencia en las aguas y alimentos de contaminantes emergentes, originados en actividades agrícolas y urbanas, como son los llamados perturbadores endocrinos, relacionados con nacimientos prematuros, perdida de fertilidad humana y malformaciones.

¿Que hacer?

La crisis del agua en Santander y Colombia no se solucionara expidiendo más leyes y decretos reglamentarios. Aunque es necesario actualizar algunos temas reglamentarios, existe desde los años 70 un marco legal que permitiría solucionar muchos de los problemas reseñados. También existe un ministerio, corporaciones autónomas, institutos de investigación y demás entes que hacen parte del Sistema Nacional Ambiental que creo la ley 99 de 1993. Esta misma ley establece que el desarrollo del país debe regirse por los lineamientos del desarrollo sostenible y establece la aplicación del principio internacional de precaución.

De ahí que las leyes y las instituciones están ahí, pero ¿Por qué no logramos buenos resultados? Las razones son múltiples pero, un informe de la ONU del año pasado (10), concluye que la mala gestión y la corrupción son factores principales en el agravamiento de la crisis. Al analizar la situación en Colombia es inevitable confirmar que existen problemas relacionados con deficiencias administrativas, corrupción, politiquería e incompetencias. Pero también pobreza derivada de la desigualdad, ausencia de planificación en el uso de suelos y en la distribución de la población. E igualmente graves carencias en investigación y educación

Se trata de problemas estructurales, muy complejos, que solo se solucionaran a través de un enfoque sistémico, que implique un trabajo transdiciplinario que involucre la participación de los municipios y la comunidad. El reto es enorme pero no insuperable, siempre y cuando se cuente con lo más importante: voluntad política para poner el conocimiento y la ética al servicio de las mayorías.

1. Puente Jairo et al (17 investigadores), La crisis del agua en Santander, Inderena, Bucaramanga, 1993, pagina 8

2. Estudio Nacional del Agua, www.ideam.gov.co.

3. Torres Diana P, Diagnostico de la calidad del agua de la quebrada Sancotea, Socorro, Especialización en Química Ambiental, UIS, 2007

4. Yaneth Liliana Duque, Evaluación de la quebrada Cuchicute, Especialización en Química Ambiental, UIS, 2006

5. Vanguardia Liberal, enero 12/2005.

6. Contreras Alix, Evolución y estado del recurso hídrico superficialen el Área Metropolitana de Bucaramanga, Especialización en Química Ambiental, UIS, 2006

7. Muskus A., Calvo J., Evaluación de plantas de tratamiento de aguas en Departamento de Santander, Especialización en Química Ambiental, UIS, 2006

8. El TIEMPO, marzo 3/2005.

9. Olivero Jesús, www.reactivos.com

10. IV Foro Mundial del Agua, México, marzo 2006

Publicado en http://www.universia.net.co/noticias/noticiadeldia/recursovital3.html

martes, enero 23, 2007

Glifosato aplicado en Colombia: ¿puede llegar a Ecuador?

Columna publicada en Vanguardia liberal en enero 17 de 2007

Los debates en Colombia sobre el glifosato (y otros temas) pueden ser interminables debido –entre otras cosas- a que el gobierno y sus fieles, no consultan la literatura científica actualizada y acreditada, ni la experiencia que existe en el país y el mundo sobre el particular. En el caso del glifosato, la política oficial parece ser de renuncia al análisis sereno y de acatamiento total a los Estados Unidos y las transnacionales asociadas. De ahí que el gobierno se permite descalificar opiniones autorizadas, como es el caso de un informe de la Universidad Nacional, que cuestiono las fumigaciones en la frontera con Ecuador y el informe de la OEA que esgrime el gobierno.

Uribe ha afirmado que "ni un gramo de glifosato ha caído sobre Ecuador", pues “las aspersiones por vía aérea se realizan a baja altura y con una mezcla especial que permite la caída vertical del producto”. Los aditivos efectivamente limitan la deriva del producto, pero no la eliminan, no estamos hablando de balas de plomo, sino de gotas de herbicida. El asunto no es tan sencillo como lo plantea Uribe y sus voceros en la prensa uribista quienes, citando bibliografía obsoleta y dudosa, se permiten pontificar sobre la toxicidad del glifosato y la inocuidad de la aspersión aérea.

El doctor Maurice Millet de la Universidad Louis Pasteur de Francia, participo en el VII Seminario Internacional de Medio Ambiente de la UIS, donde dicto conferencias sobre la deriva de los pesticidas en la atmósfera. Millet señalo que se ha detectado la presencia de pesticidas a miles de kilómetros del sitio donde fueron aplicados (en el caso de Ecuador estamos hablando de sólo 10 kilómetros). Una parte es arrastrada por el viento cuando se fumiga, otra porción cae al suelo o el follaje pero no todo permanece allí, pues puede regresar al aire por volatilización o erosión eolica.

Millet resalto la importancia de la altura al fumigar, cuando le pregunte por que no se refería a las fumigaciones con avioneta, me respondió que en Europa no se utilizaban por ese motivo, la altura. Se usan helicópteros o aplicaciones en suelo, pero incluso éstas registran perdidas de entre 30 y 50%.

jueves, enero 11, 2007

La Mano Negra y los lectores

Columna publicada en Vanguardia Liberal en enero 10 de 2007

El domingo pasado, Vanguardia Liberal publico un informe sobre la llamada La Mano Negra que resalta la opinión de los lectores en la página web sobre el tema. Llama la atención que muchos de ellos se muestran de acuerdo con las repudiables actuaciones de estas tenebrosas bandas de “limpieza social”. Algunos lectores, incluso, hacen un llamado a apoyarlos y hasta anuncian la preparación de un grupo Mano Negra en la ciudad.

Claro que –como es de dominio público- grupos de este tipo ya operan en algunos barrios de Bucaramanga y de otras ciudades del país. Vale la pena recordar que estas organizaciones de “justicia privada” funcionan desde hace muchas décadas, sin embargo, es un hecho que sus desmanes no han solucionado en lo mas mínimo el problema de la delincuencia, todo lo contrario. Combatir el crimen con mas crimen es como combatir la oscuridad con más oscuridad, lo que disipa las tinieblas es la luz, en este caso la de la verdadera justicia.

Los que han incursionado por este ilegal camino lo han comprobado. El presidente de los ganaderos Jose Felix Lafaurie ha señalado: “Los paras fueron un remedio, pero se convirtieron en un monstruo. Quienes los crearon, entre ellos los ganaderos, terminaron siendo victimas de su propio invento”. El crecimiento de la delincuencia y la violencia es un tema complejo, que involucra muchos factores (económicos, sociales, hogareños, educativos, ambientales), de tal manera que no se solucionara con propuestas simplistas, como el apoyo a los siniestros grupos. A veces se tiende a confundir la realidad con los mensajes vengativos que difunden las series de televisión y películas gringas.

Así que seguimos atacando los síntomas y no la causa de los problemas. Y mientras no ataquemos las causas –relacionados con un antimodelo de “desarrollo” que promueve la desigualdad, la injusticia y la ignorancia- es de esperar que estos problemas sigan aumentando. Pues frente a la inseguridad desbordada la gente tiende a buscar salidas desesperadas, lo que lleva a complicar los problemas, no a solucionarlos.

En todo caso, me parece muy importante que Vanguardia haya habilitado su página web para permitirles a los lectores hacer comentarios sobre las noticias y las columnas de opinión. En mi caso, les agradezco a los lectores que han enviado sus comentarios sobre algunas de las notas que he escrito, así la mayoría no este de acuerdo con lo que se plantea. Por ejemplo, un lector me tildo de “mamerto sinvergüenza” a propósito de una columna sobre Pinochet y otro de “lamentable narco” por un articulo que cuestionaba las fumigaciones.

sábado, enero 06, 2007

Cambios climáticos: ¿Apocalipsis ahora?

Nota publicada en Catedra Libre de la UIS en diciembre de 2006

En los últimos meses se ha registrado una auténtica avalancha de informes científicos relacionados con el “cambio climático” que experimenta el planeta. Aunque el tema no es nuevo en medios académicos (1), sólo en los últimos años ha despertado el interés de la prensa, la industria cinematográfica y la ciudadanía.

Parece evidente que el incremento de eventos catastróficos asociados a inundaciones, sequías prolongadas, tornados y huracanes ha producido un impacto sobre la opinión pública mundial, sobre todo después de desastres apocalípticos, como el ocasionado por el huracán Katrina. Los científicos habían advertido, hace casi 20 años, sobre el aumento en la frecuencia e intensidad de este tipo de fenómenos (2). Los informes más recientes confirman las inquietantes predicciones. Este año, el destacado científico de la NASA James Hansen, afirmó que “el mundo tiene un plazo de 10 años para tomar medidas decisivas sobre el calentamiento global y evitar una catástrofe climática”. Más grave aún: Hansen sostiene que su propio gobierno pretendió silenciar sus declaraciones (3).

Lo anterior no sorprende ya que Estados Unidos (principal generador de emisiones) se ha opuesto desde siempre a la aplicación del Convenio de Kyoto, que pretende controlar los llamados gases de invernadero (bióxido de carbono, metano, otros). Se espera que la derrota republicana, en las elecciones de noviembre de 2006, implique una urgente rectificación, en este y otros campos, aunque esto no es seguro. Sin embargo, hay que reconocer que entre los dirigentes demócratas de los Estados Unidos, se observa una mayor sensibilidad frente al tema.

Es el caso del ex vicepresidente Al Gore, que ocasionó revuelo mundial este año con su documental “Una verdad inconveniente”. En éste, ratifica que sólo nos quedan unos pocos años para evitar una catástrofe planetaria “sin precedentes”. El mismo Al Gore (así como la organización Greenpeace) invitó a sus compatriotas -en el año 2004- a ver la película de ciencia ficción “El día después de mañana”.

En la película, el calentamiento global produce descomunales tornados que devastan las urbes y un maremoto inunda Nueva York, que más tarde atraviesa por una nueva era glacial. Los habitantes del norte se ven obligados a emigrar hacia el relativamente cálido sur, como posiblemente ocurrió en pasados periodos glaciales. El gobierno británico anunció que Al Gore será asesor ambiental de los programas de ese país, que produjo (en octubre 2006) otro espeluznante informe. Este fue elaborado por el economista Nicholas Stern, antiguo vicepresidente del Banco Mundial. El informe predice que, si no se toman medidas inmediatas, podrían ocurrir los siguientes sucesos: a) el incremento del nivel del mar desplazará 100 millones de personas b) el derretimiento de los glaciares ocasionará escasez de agua para mil millones c) cerca del 40% de las especies podría extinguirse y d) las sequías podrían generar “millones de refugiados climáticos” (4).

Stern concluye: “No podemos esperar los cinco años que tomó negociar el protocolo de Kyoto; simplemente no tenemos ese tiempo. Aceptamos que tenemos que ir más allá (de Kyoto)” (4). Las últimas advertencias se escucharon en la Convención sobre el Cambio Climático que se celebró en Nairobi, en noviembre de 2006.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), en su informe ‘Los futuros océanos’, es contundente: “La tendencia actual, comprobada por satélite, muestra que el nivel del mar sube tres centímetros por década, lo que se acerca al peor escenario de todos los calculados por el IPCC”, aseguró Stefan Rahmstorf, profesor de física de los océanos. Según Rahmstorf, “el aumento del nivel del mar, derivado entre otros factores del deshielo de los glaciares, es uno de los impactos más graves y partes de Manhattan, Holanda, Bangladesh y miles de pequeñas islas podrían quedar bajo las aguas”. “La actividad humana está desencadenando cambios en los océanos sin precedentes en varios millones de años”, remató el científico (5).

Los medios le han hecho eco a los informes científicos. Por ejemplo, el editorial de El Tiempo de noviembre 5 de este año, titulado “El fin del mundo”, presenta una recopilación de algunos estudios y concluye: “El fin del mundo ya no es una mítica promesa del Apocalipsis, sino una realidad del siglo”. Aunque sería muy arriesgado considerar los editoriales de El Tiempo como una referencia, si reflejan la creciente inquietud que existe en la ciudadanía en torno al cambio climático que afecta el planeta.

Lo curioso es que -la anterior no es una preocupación nueva. En su libro sobre los Kogi (la fascinante cultura indígena de la Sierra Nevada), Reichel Dolmatoff escribe lo siguiente: “Según dicen los Mamas el fin del mundo está cerca. Según ellos, el mundo se hundirá; lentamente se sumergirá. Sus últimos habitantes se reunirán en lo mas alto de los nevados, hasta que ellos también se hundan en la nada”. Como ya se vio, esta es precisamente una de las preocupaciones relacionadas con el cambio climático, la posibilidad de que el nivel del mar siga aumentando –como de hecho lo está haciendo (fenómeno visible en Cartagena)- hasta que ocasione inundaciones catastróficas.

Los científicos saben que estas pavorosas invasiones marinas ocurrieron en el pasado, se han encontrado evidencias de grandes inundaciones que podrían estar relacionadas con el diluvio que evocan diferentes culturas. En el caso de Colombia, algunos estudios reportan niveles marinos -en el pasado- mucho más elevados que los registrados en la actualidad. Estos avances del mar inundaban zonas que hoy son tierra firme, como es el caso de Cartagena y sus alrededores (6).

En realidad el clima siempre está cambiando, de ahí las dificultades en su predicción. El clima experimenta pequeños cambios en periodos cortos, pero sufre cambios espectaculares en términos de miles o millones de años. Recordemos que la Tierra ha sufrido brutales enfriamientos en el pasado: periodos glaciales. En la actualidad, y desde hace varios siglos, vivimos en un ambiente de temperaturas moderadas, que permitieron el desarrollo agrícola en los últimos miles de años. Pero esto no será siempre así, tarde o temprano el clima cambiará. Y no sólo por acciones humanas ya que existe también la influencia del sol y los cambios geológicos, que producirán eventos inimaginables en los próximos millones de años, como es la evaporación de los océanos.

Sin embargo, estos hechos ocurrirán en el futuro lejano, así que lo que debe interesarnos es la amenaza inmediata. Que es real, según la mayoría de los científicos y está relacionada con actividades humanas. Aparte de los eventos ya reseñados, los estudiosos se preocupan por la desaparición de los nevados (fenómeno visible en Colombia), la destrucción de los corales (también reportada en nuestro país), los efectos sobre los bosques y cultivos, la acidificación de los océanos y el aumento de las poblaciones de mosquitos trasmisores de enfermedades, entre otras calamidades.

Estos estudios son conocidos por los gobiernos, desde hace varias décadas. Lo que preocupa es la inexistencia de una decisión política que permita tomar acciones en el inmediato futuro. Tanto en Estados Unidos, gran productor de gases de invernadero, como en países dependientes, como Colombia, que le sigue dócilmente los pasos a su “aliado”, en esta y otras desviaciones. Esto explica el pesimismo de algunos analistas. Protocolo de Kyoto: al borde del abismo, titula la revista francesa Science & Vie en agosto de este año.

1. Svante Arrhenius escribió en 1896 “On the influence of carbonic acid in the air upon the temperature of the ground”.
2. Gribbin John and Mary, Hothouse Earth, Bantan Press, London, 1990. 3. http://www.astroseti.org/ vernew.php?codigo=1886
4. http://news.bbc.co.uk/ hi/spanish/business/newsid_ 6098000/6098304.stm
5. http://www.elporvenir.com. mx/notas.asp?nota_id=954556. www.ideam.gov.co/biblio/ paginaabierta/Variaciones%20del %20nivel%20del%20mar.pdf
Jairo Puente Bruges jpuente@uis.edu.co
Coordinador de la Especialización en Química Ambiental

viernes, enero 05, 2007

Legalizar la droga

Columna publicada en Vanguardia Liberal en enero 3 de 2007

El senador liberal Juan Manuel Galán cuestionó la semana pasada la política antidroga del gobierno, recalcó que es necesario explorar nuevas estrategias. Propone como un primer paso abrir el debate en Colombia “sobre la legalización de las drogas”. La propuesta coincide con planteamientos que han realizado en el pasado intelectuales como Carlos Fuentes (“cuando se legalizo el alcohol en Estados Unidos no desaparecieron los borrachos, pero si se extinguieron los Al Capones”, ha dicho el escritor), diferentes académicos, periodistas y miembros del Polo Democrático Alternativo.

La respuesta tradicional del uribismo a estas propuestas es la de tachar de aliados de los narcoterroristas a los que se atreven a disentir del fumigar y fumigar. Sin embargo, en el caso del senador Galán sería muy difícil acusarlo de complicidad con los narcos, considerando que su ilustre padre fue una de las victimas de los traficantes. Aunque después del rebuscado cuento que le armaron al senador Pardo (con las Farc), cualquier cosa se puede esperar de este gobierno.

En todo caso, el fracaso del Plan Colombia no es un invento de la oposición. Recordemos el duro informe del New York Times de agosto del año pasado: después de seis años y 4700 millones de dólares, no ha cambiado ni “el precio, ni la calidad ni la disponibilidad de la cocaína en las calles de Estados Unidos”, “tanta coca es cultivada hoy en Colombia como crecía al comienzo de la fumigación a larga escala en el 2000”, señalaron los periodistas gringos. Ahora, parece difícil que este gobierno gane la presunta guerra contra la droga mientras altos funcionarios colombianos no se pongan de acuerdo siquiera sobre la apariencia de una mata de coca, como acaba de ocurrir en el absurdo rifirrafe con Ecuador.

Así que bienvenida la propuesta de debatir sobre el tema, ojala en forma serena, documentada, sin falsos moralismos. Por ejemplo, seria importante evaluar el papel de los indicadores que usa este gobierno. En cualquier sistema de gestión, los resultados se miden con indicadores numéricos. Si estos sugieren que los objetivos no se están cumpliendo (como es el caso que nos ocupa), el sentido común recomienda que hay que buscar caminos alternativos que lleven a la solución del problema. Por ello es esencial escoger bien los indicadores, este gobierno se aferra -entre otros- al numero de hectáreas fumigadas, pero este es un indicador engañoso pues no refleja la realidad, como lo sugiere el informe del Times y otros. Seria un buen indicador si el objetivo no fuese solucionar el problema, sino engañar a la gente.