Publicada en Vanguardia Liberal en septiembre 25 de 2013
Infortunadamente el señor
director de la CDMB no logró participar en el debate del jueves
pasado en la UNAB, ya que fue afectado por una dolencia en la
garganta que le impedía hablar. Llegó poco después de iniciado el
debate y se comunicó por señas con los presentes. Esperemos que ya
se encuentre restablecido. Uno de los temas tratados fue el deterioro
de los equipos de monitoreo de la calidad del aire de la ciudad; el
remplazo del director de la CDMB, doctor Carlos Suarez, explicó que
varios equipos “están
a punto de cumplir su vida útil y no tenemos recursos para
reemplazarlos”. (¿Hay plata para turismo “religioso” pero no
para arreglar la red de monitoreo?).
Efectivamente,
leo en la página de la CDMB en el último informe (2012) que no se
reportan datos para julio, agosto y septiembre de material
particulado (PM 10) pues “el muestreador estuvo fuera de servicio”.
Este y otros contaminantes (como el ozono) se mantienen durante buena
parte del año en calidad entre regular y mala, para Bucaramanga.
Grave pues son contaminantes asociados a enfermedades respiratorias y
cardiacas y cáncer de pulmón, entre otras. Si la presunta
autoridad ambiental no mantiene los equipos y estos parámetros no
se miden adecuadamente ¿Cómo sabremos si las acciones adelantadas
están mejorando o empeorando la calidad del aire?
Otro
tema relacionado es la suerte del laboratorio de aguas y suelos,
localizado en la finca la Esperanza. Este laboratorio suministra los
datos de la calidad del agua de las corrientes que atraviesan
Bucaramanga; en sus informes se puede leer que la calidad de las
quebradas y ríos se deteriora cuando entran a Bucaramanga y su área
metropolitana por descargas de residuos.
Caso
del Rio Frio, sobre todo después de la planta de tratamiento. El
último informe de la CDMB (2012) señala: “El punto RFB ubicado
aguas debajo de la PTAR presentó una calificación de pésima”;
antes la calidad del agua es “dudosa”. Es decir, la planta no
solo no limpia el agua sino que la contamina aún más. Y encima nos
la cobran en la factura. ¿Qué será del laboratorio de aguas y
suelos de la CDMB con la “venta” de estos predios al santísimo
negocio?
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