miércoles, enero 15, 2014

¿Otro “arboricidio” en el barrio Diamante 2?

Publicado en vanguardia Liberal en octubre 23 de 2013

He citado en columnas anteriores el estudio adelantado en Bucaramanga por la Universidad de Graz (Austria) en el año 2000; en el que se evidenció la existencia de Islas de Calor Urbano (ICU) en el Área Metropolitana. Este fenómeno es una consecuencia de la destrucción de la vegetación urbana y su remplazo por el asfalto y las moles de concreto que desplazaron las antiguas viviendas, dotadas de jardines. El resultado es que el calor no se disipa de la misma forma y la ciudad registra temperaturas superiores a las existentes en los alrededores. 

Este incremento del calor urbano se suma al ocasionado por el calentamiento global. Uno de sus efectos es el aumento de la contaminación del aire, pues la mayor temperatura afecta las reacciones de los gases de combustión presentes en la atmósfera. Así mismo, el fenómeno genera una especie de cúpula térmica que impide la difusión de los contaminantes; en una ciudad que cada vez tiene más vehículos y trancones.

Por lo mismo, ya en esos años los austriacos alertaban sobre la importancia de conservar las escasas zonas verdes que aún sobreviven al sistemático “arboricidio”. Aparte de las enfermedades cardiacas y pulmonares que ocasiona la mala calidad del aire, la Organización Mundial de la Salud acaba de publicar un estudio que ratifica que esta contaminación produce cáncer. 

Y que las ciudades más afectadas se encuentran en países atrasados, como el nuestro. De ahí que resulta difícil de entender que -a estas alturas del partido- algunas personas todavía consideren que el remplazo de las zonas verdes por moles de concreto es un síntoma de progreso.

Todo lo anterior, para reproducir las inquietudes de vecinos del barrio Diamante 2 sobre la “posible destrucción de árboles para convertir el único parque del barrio en una monumental obra de cemento”. “Este parque es el único lugar que tiene el barrio para realizar caminatas y pasar momentos familiares en épocas de descanso”. 

Agregan los vecinos: “Rechazamos que nos quiten nuestro parque. Señores gobernantes: si ya lo vendieron devuélvanle el dinero a los compradores y no matemos 150 árboles, que también sienten aunque no puedan hablar”.



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