Publicado en Vanguardia Liberal en mayo 20 2009
Algunos analistas han planteado que a la Organización Mundial de la Salud (OMS) se le fue la mano con las alertas en la pandemia de gripa “porcina”, calificada de mediática.
Es cierto que algunos medios pintan de amarillo estas trágicas noticias. También es posible que algunos gobiernos vean en la epidemia otra cortina de humo para tapar los escándalos que protagonizan, sobre todo en el inseguro país de la seguridad democrática. Sin embargo, en el caso de la OMS y los científicos independientes, sus acciones resultan coherentes con lo planteado en torno a la inquietante expansión mundial -en las últimas décadas- de las zoonosis (enfermedades asociadas con animales como fiebre amarilla, gripe aviar, rabia, leptospirosis y muchas otras mas).
Estas enfermedades proliferan -en gran medida- por factores que se acentuaron en el siglo XX, como son el aumento de los intercambios entre países, el deterioro ambiental, el debilitamiento del sistema inmunitario, el hacinamiento humano y animal y los cambios climáticos, entre otros. Es un problema complejo que está lejos de ser controlado y que podría conducirnos a una catástrofe sanitaria global. Sobre todo porque, según el Premio Nóbel de Medicina Luc Montagnier, las medidas actuales apuntan a destruir los microbios asociados a las epidemias y se olvidan del “terreno”. Grave error.
En su libro “Los combates de la vida” (2008), Montagnier explica –por ejemplo- que algunos virus cambian todo el tiempo, intercambian genes entre ellos y además no actúan solos, sino asociados a “cómplices”. Los estudios sugieren que la peligrosidad del virus del Sida se multiplica en presencia de pequeñas bacterias, como los micoplasmas. También destaca la interacción que existe entre el sistema de defensas del organismo y los virus. Reseña el caso de una señora infectada por el virus del Sida, que no mostraba los síntomas de la enfermedad hasta que se hizo una quimioterapia para tratar un cáncer. El tratamiento debilitó las defensas naturales, lo que permitió el avance del virus del Sida y aceleró su muerte.
En este complejo contexto, la respuesta de gobiernos como el colombiano parece poco seria, pues mientras se reparten mascaritas y volantes, se menosprecia la educación y la investigación, aumenta la pobreza y continúa imparable la degradación del medio natural y humano. Seguimos transitando por el camino fácil y espacioso, el que –según la Biblia- nos lleva a la perdición
No hay comentarios.:
Publicar un comentario