Collete, una mujer francesa de 56 años que gerenciaba exitosamente un pequeño restaurante, un día empezó a descuidar su trabajo, quejándose de problemas estomacales y dolores en las piernas. Creyendo que sufría las molestias de la menopausia su médico le recetó un tratamiento hormonal y antidepresivos, pero la salud no mejoró. Unas semanas pasaron y empezó a tener dificultades para caminar y escribir. Su salud mental inquietaba cada vez más a su familia pues perdió la memoria, lloraba sin motivo y la embargaba una infinita tristeza. Hasta que su lamentable estado hizo necesaria su hospitalización, fue sometida a un tratamiento siquiatrico. Sin embargo, la mujer no estaba loca, seis semanas después falleció en medio de atroces sufrimientos (tomado del libro El juicio de las vacas locas nunca se realizará).
Se reporto que murió de la enfermedad de Creutzfeld-Jacob esporádica, pero algunos estudiosos sostienen que fue victima de una nueva forma de esta enfermedad, producida por una enigmática e « indestructible » proteína infecciosa llamada príón. Los príones son un enigma para la ciencia pues no son virus ni bacterias y no disponen de ADN. Y es que efectivamente el caso de Collete fue diferente. Sus síntomas y la duración de la agonía relacionaron su caso con la enfermedad de las vacas locas, al parecer se contamino al manipular alimentos que contenian priones. El mal viene diezmando los hatos europeos desde 1985.
Inicialmente se pensó que la causa del problema procedía de las harinas preparadas con otros animales muertos (¿canibalismo animal?) que contenían los príones y los trasmitieron a las vacas. Y estas a los humanos. Las harinas se empezaron a prohibir en 1988 pero las vacas continuaron muriéndose en Europa; algunos países –como Francia- prohibieron las harinas pero permitieron la distribución de otros materiales riesgosos (como grasas y cerebro) utilizados para preparar comida para animales, pero tambien pomadas contra la impotencia sexual humana, vacunas, fármacos y compotas para bebés que se distribuyeron en muchos paises (espero que no en Colombia).
De tal manera que durante el retrazo que se dio en las prohibiciones (a pesar del principio de precaucion) muchas personas consumieron los materiales contaminados y mas tarde empezaron a caer victimas de la nueva variedad de la Creutzfeld-Jacob. Las estadisticas indican una disminucion notoria de las vacas enloquecidas, pero un incremento del numero de personas muertas por la enfermedad.
De tal manera que durante el retrazo que se dio en las prohibiciones (a pesar del principio de precaucion) muchas personas consumieron los materiales contaminados y mas tarde empezaron a caer victimas de la nueva variedad de la Creutzfeld-Jacob. Las estadisticas indican una disminucion notoria de las vacas enloquecidas, pero un incremento del numero de personas muertas por la enfermedad.
La historia de incompetencias, irresponsabilidades e intereses empresariales involucrados en el caso de las vacas locas europeas, confirma la importancia de la existencia de controles ciudadanos independientes de los centros de poder, político y económico. Un manejo cientifico y etico de la crisis seguramente hubiera evitado el sacrificio de miles de animales y sobre todo la muerte de personas, que seguirán muriendo en los próximos anos. El caso de las vacas locas todavia encierra multiples interrogantes, algunos relacionados con el desarrollo de armas biológicas basadas en enfermedades de animales. Esta historia continuara. (Bien por el doble triunfo de Bachelet en Chile: mujer y socialista).
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