Columna publicada en Vanguardia Liberal en diciembre 21 de 2005
Las últimas encuestas sugieren que la popularidad del candidato presidente experimenta una moderada pero persistente caída. Muchos todavía votarían por el mandatario, pero un número creciente empieza a entender que su popularidad es un fenómeno creado por un uso indebido de los medios masivos de comunicación, públicos y privados. Es que un análisis somero de la realidad colombiana, nos demuestra que los problemas del país continúan agudizándose.
Aumentan la desigualdad, la pobreza y el deterioro ambiental. La producción nacional y el empleo están amenazados (y la cosa se agravara aun mas con las políticas entreguistas de Uribe, un ejemplo es el TLC) y la corrupción y la violencia no ceden. Como ya lo han señalado importantes editorialistas, en la negociación con los paramilitares lo único que esta claro es que no hay nada claro.
Lo que si esta claro -desde hace años- es que la gran mayoría de los problemas que aquejan a países como Colombia están ligados a la aplicación de un antimodelo de desarrollo que profundiza la iniquidad interna y favorece los intereses de las trasnacionales de los negocios. Eso explica por que existe tanta miseria en medio de tanta riqueza natural.
Ahora, si uno conduce un auto por un camino que conduce a un abismo y acelera la marcha (cómo ha hecho este gobierno) lo que conseguirá es adelantar la estrellada. Si se desea evitar la tragedia, lo que hay que hacer es cambiar de camino. Trabajar, trabajar y trabajar funciona siempre y cuando el trabajo se haga en la dirección correcta. Pero si todo el esfuerzo se dedica a beneficiar a un puñado de aliados políticos y económicos, pues las cosas para las grandes mayorías no se arreglaran, todo lo contrario.
Al aproximarse las elecciones presidenciales del 2006 debemos reflexionar sobre el país que le queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Si la decisión es continuar por el mismo tortuoso camino, votemos por el presidente Uribe, el campeón neoliberal del momento. Otra opción es el liberalismo, que tiene excelentes candidatos para el congreso. Pero a su principal candidato a la presidencia –al doctor Horacio Serpa- no le creen ni sus propios copartidarios, algunos le han pedido que desista.
De tal manera que la única opción real de cambio esta por los lados del recién creado Polo Democrático Alternativo, que agrupa a la izquierda y espera continuar sumando fuerzas y movimientos. Sus precandidatos son el exmagistrado Carlos Gaviria y el senador Antonio Navarro, el 12 de marzo se decidirá cual será el candidato único.
Tradicionalmente en Colombia se ha macartizado a la izquierda democrática, presentadola como enemiga de la producción privada y aliada del terrorismo. Esto no tiene ningún asidero histórico. Recordemos que fue Felipe González –un demócrata de izquierda- el que saco a España de donde la dejo Franco. O miremos los casos mas recientes en Chile, Argentina o Brasil. Los empresarios nacionales deben entender que la izquierda no solo no es su enemiga, sino que podría convertirse en su mejor aliada.
Las últimas encuestas sugieren que la popularidad del candidato presidente experimenta una moderada pero persistente caída. Muchos todavía votarían por el mandatario, pero un número creciente empieza a entender que su popularidad es un fenómeno creado por un uso indebido de los medios masivos de comunicación, públicos y privados. Es que un análisis somero de la realidad colombiana, nos demuestra que los problemas del país continúan agudizándose.
Aumentan la desigualdad, la pobreza y el deterioro ambiental. La producción nacional y el empleo están amenazados (y la cosa se agravara aun mas con las políticas entreguistas de Uribe, un ejemplo es el TLC) y la corrupción y la violencia no ceden. Como ya lo han señalado importantes editorialistas, en la negociación con los paramilitares lo único que esta claro es que no hay nada claro.
Lo que si esta claro -desde hace años- es que la gran mayoría de los problemas que aquejan a países como Colombia están ligados a la aplicación de un antimodelo de desarrollo que profundiza la iniquidad interna y favorece los intereses de las trasnacionales de los negocios. Eso explica por que existe tanta miseria en medio de tanta riqueza natural.
Ahora, si uno conduce un auto por un camino que conduce a un abismo y acelera la marcha (cómo ha hecho este gobierno) lo que conseguirá es adelantar la estrellada. Si se desea evitar la tragedia, lo que hay que hacer es cambiar de camino. Trabajar, trabajar y trabajar funciona siempre y cuando el trabajo se haga en la dirección correcta. Pero si todo el esfuerzo se dedica a beneficiar a un puñado de aliados políticos y económicos, pues las cosas para las grandes mayorías no se arreglaran, todo lo contrario.
Al aproximarse las elecciones presidenciales del 2006 debemos reflexionar sobre el país que le queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Si la decisión es continuar por el mismo tortuoso camino, votemos por el presidente Uribe, el campeón neoliberal del momento. Otra opción es el liberalismo, que tiene excelentes candidatos para el congreso. Pero a su principal candidato a la presidencia –al doctor Horacio Serpa- no le creen ni sus propios copartidarios, algunos le han pedido que desista.
De tal manera que la única opción real de cambio esta por los lados del recién creado Polo Democrático Alternativo, que agrupa a la izquierda y espera continuar sumando fuerzas y movimientos. Sus precandidatos son el exmagistrado Carlos Gaviria y el senador Antonio Navarro, el 12 de marzo se decidirá cual será el candidato único.
Tradicionalmente en Colombia se ha macartizado a la izquierda democrática, presentadola como enemiga de la producción privada y aliada del terrorismo. Esto no tiene ningún asidero histórico. Recordemos que fue Felipe González –un demócrata de izquierda- el que saco a España de donde la dejo Franco. O miremos los casos mas recientes en Chile, Argentina o Brasil. Los empresarios nacionales deben entender que la izquierda no solo no es su enemiga, sino que podría convertirse en su mejor aliada.
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