Publicado en Catedra Libre, Universidad Industrial de Santander, No. 100, abril 2007
La multinacional bananera Chiquita Brands fue multada en Estados Unidos -el pasado mes de marzo- por pagarle a paramilitares colombianos. Los medios (1) han recordado que esta empresa tiene antiguos y oscuros antecedentes en Colombia, que se remontan (con el nombre de United Fruit) a la masacre de 1928 ocurrida en la zona bananera, evocada por el Nóbel García Márquez en Cien años de soledad.
Sin embargo, esta multinacional (y otras) también ha sido mencionada en un trágico episodio que afecto a un número indeterminado de trabajadores, en diferentes países cultivadores de bananos (2). Los trabajadores sufrieron una dramática perdida de fertilidad ocasionada por una exposición al pesticida 1-2 Di-bromo 3 cloro propano (DBCP), utilizado en el control de nematodos en plantaciones de bananos. Esta es la historia.
El Nemagon esterilizó a los trabajadores
El DBCP empezó a ser fabricado comercialmente en los años 50 del siglo pasado por las trasnacionales Dow Chemical Company y Shell Development Company (3). En los años 60 se aplico (con los nombres de Nemagon o Fumazone) en diferentes países, por parte de empresas comercializadoras de piña y banano, como Standard Fruit Company, Dole Fruit Company, Chiquita Brands y Del Monte Fresh Product.
Miles de trabajadores estuvieron expuestos al peligroso plaguicida. Los trabajadores recibían los vapores del DBCP cuando se encontraban “dentro de la bóveda vegetal formada por las hojas de banano, prácticamente sin ventilación” o cuando preparaban el producto o lo transportaban. Los niños y las mujeres que les llevaban la comida o lavaban sus ropas fueron igualmente afectados (4). El producto continúo utilizándose sin mayores medidas de precaución hasta 1977 cuando se estableció que 35 trabajadores de 115 de una planta de DBCP que operaba en California resultaron estériles. A raíz de este incidente (y los estudios), la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) prohibió su uso en 1979 (5). En Colombia solo fue prohibido en 1982 (Resolución 243 del ICA).
Para la EPA, la exposición crónica a este producto tiene efectos sobre la reproducción, pues reduce la producción de espermatozoides. También lo considera un probable carcinógeno humano. Ha trascendido que las empresas fabricantes conocían estos problemas desde 1958 cuando las investigaciones concluyeron que el producto ocasiona atrofia en los testículos y esterilidad, en animales de laboratorio (6).
Luego de su prohibición, y al establecerse los terribles efectos del DBCP, los trabajadores demandaron a las multinacionales y han obtenidos fallos favorables a sus intereses desde 1992. Los juicios prosiguen en diferentes países, en diciembre de 2006, una juez en Chinandega (Nicaragua) condeno a cinco empresas al pago de 800 millones de dólares por concepto de indemnizaciones (7).
El fallo determina que las empresas deben indemnizar a 1248 extrabajadores. El abogado de los demandantes afirmo:
“Los resultados confirmaron, para desgracia de ellos, que la mayoría de esos campesinos son infértiles”. Las empresas apelaron este fallo, que es el segundo en Chinandega, que beneficia a los extrabajadores.
¿Todos llevamos estas sustancias en la sangre?
El caso del DBCP es solo uno de los tantos que relacionan a estos compuestos con la perdida de fertilidad. No es la única sustancia que inquieta, es más, según algunos autores, en la actualidad todos los seres humanos llevamos estas sustancias en la sangre. Análisis realizados a parlamentarios europeos detectaron más de 40 sustancias químicas sintéticas en su sangre, como pesticidas organoclorados, compuestos de bromo, ftalatos, perfluorados, muchos de ellos prohibidos en diferentes países (8).
En Colombia, un estudio realizado de manera conjunta entre el Grupo de Química Ambiental y Computacional de la Universidad de Cartagena (profesor Jesús Olivero) y el Departamento de Salud del Estado de New York y el Centro Wadsworth de Estados Unidos, “detecto una nueva serie de contaminantes ambientales en la sangre de habitantes de Cartagena, individuos adultos, de ambos sexos y pertenecientes a todos los estratos. Estos contaminantes son los ácidos perfluorooctilsulfónicos (PFOS) y sus derivados” (9)
Para algunos autores, estas sustancias podrían amenazar incluso la supervivencia de la especie humana.
Nuestro Futuro Robado
En 1996 se genero una gran controversia mundial en torno a la publicación del libro Nuestro Futuro Robado, con prologo de Al Gore, exvicepresidente de los Estados Unidos (el mismo que gano un Oscar por su excelente documental Una verdad inconveniente). En este, se analiza la información científica relacionada con casos enigmáticos -pero crecientes- de defectos congénitos, anomalías sexuales, nacimientos prematuros y problemas de reproducción en animales… y humanos. Los autores asocian estos problemas con la exposición a sustancias químicas que afectan el sistema endocrino, que regula procesos biológicos esenciales. De ahí su nombre: disruptores (del ingles) o perturbadores endocrinos (10).
Estas sustancias son consideradas contaminantes emergentes. Las inquietudes se remontan al uso de una hormona sintética llamada dietilestilbestrol o DES en el siglo pasado. En los años 40, 50 y 60 le fue recetada a millones de mujeres con problemas de embarazo. Y a vacas y pollos, para promover su rápido crecimiento. Años mas tarde, los estudios revelaron que el DES podía ocasionarle graves efectos secundarios a las madres…y a sus hijos e hijas (cáncer de vagina).
A raíz de estos y otros problemas, la Unión Europea prohibió en 1989 el uso de sustancias anabolizantes en ganado, hecho que desato la llamada guerra de las hormonas entre la UE y Estados Unidos y sus satélites, que si permiten el uso de estas sustancias (11). Pesticidas químicos como la atrazina (que se ha aplicado en Colombia) fueron prohibidos en la Unión Europea, pues su uso fue relacionado con una rara malformación en bebes, la criptorquidia (los testículos no descienden).
La atrazina y otras sustancias han sido también relacionadas con un extraño fenómeno detectado en el río Potomac, que abastece de agua a la ciudad de Washington: la aparición de peces machos con características de hembra. “¿Es transferible a los humanos el efecto desarrollado en los peces?'' le preguntaron al gerente general del Acueducto de Washington en agosto de 2006. “No sé y creo que nadie sabe la respuesta a esa pregunta en estos momentos”, dijo el señor.
Los académicos Pelt (Universidad de Metz) y Seralini (Universidad de Caen) advierten en un libro publicado el año pasado (8): La concentración de espermatozoides cayo en promedio en 50 % en los últimos 50 años”. “La infertilidad (no es igual a esterilidad) afecta al 15 % de las parejas de América y Europa Occidental. Entre 30 y 50 % de los casos le son atribuidos a una producción defectuosa de semen. ¿Cuáles son los factores implicados en esta caída de espermatozoides? La exposición a pesticidas y solventes”. Para Seralini, una de estas sustancias es el glifosato, aplicado generosamente en Colombia, sobre todo ahora que se aprobó la siembra de transgenicos (12).
1. http://www.eltiempo.com/justicia/2007-03-18/ARTICULO-WEB- NOTA_INTERIOR-3480341.html
2. http://www.foroemaus.org/espanol/ambiental/04_04.html
3. www.oehha.ca.gov/water/phg/pdf/dbcp_f.pdf
4. http://members.tripod.com/foro_emaus/dbcp.htm
5. http://www.epa.gov/ttn/atw/hlthef/dibromo-.html
6. http://www.epa.gov/ttn/atw/hlthef/dibromo-.html#ref2
7. http://laprensa.com.ni/archivo/2006/diciembre/05/noticias/regionales/160157.shtml
8. Pelt JM, Seralini, GE, Apres nous le déluge, Flammarion/ Fayard, Paris 2006
9. www.reactivos.com
10. http://www.buenosdiasplaneta.org/libros/nfr.htm
11. Scott M., La UE pide apoyo a la OMC en diferendo cárnico con EE UU, The Wall Street Journal (El Tiempo), noviembre 9 de 2004
12. Puente Jairo, Más transgenicos = más Glifosato, Vanguardia Liberal, marzo 2007
La multinacional bananera Chiquita Brands fue multada en Estados Unidos -el pasado mes de marzo- por pagarle a paramilitares colombianos. Los medios (1) han recordado que esta empresa tiene antiguos y oscuros antecedentes en Colombia, que se remontan (con el nombre de United Fruit) a la masacre de 1928 ocurrida en la zona bananera, evocada por el Nóbel García Márquez en Cien años de soledad.
Sin embargo, esta multinacional (y otras) también ha sido mencionada en un trágico episodio que afecto a un número indeterminado de trabajadores, en diferentes países cultivadores de bananos (2). Los trabajadores sufrieron una dramática perdida de fertilidad ocasionada por una exposición al pesticida 1-2 Di-bromo 3 cloro propano (DBCP), utilizado en el control de nematodos en plantaciones de bananos. Esta es la historia.
El Nemagon esterilizó a los trabajadores
El DBCP empezó a ser fabricado comercialmente en los años 50 del siglo pasado por las trasnacionales Dow Chemical Company y Shell Development Company (3). En los años 60 se aplico (con los nombres de Nemagon o Fumazone) en diferentes países, por parte de empresas comercializadoras de piña y banano, como Standard Fruit Company, Dole Fruit Company, Chiquita Brands y Del Monte Fresh Product.
Miles de trabajadores estuvieron expuestos al peligroso plaguicida. Los trabajadores recibían los vapores del DBCP cuando se encontraban “dentro de la bóveda vegetal formada por las hojas de banano, prácticamente sin ventilación” o cuando preparaban el producto o lo transportaban. Los niños y las mujeres que les llevaban la comida o lavaban sus ropas fueron igualmente afectados (4). El producto continúo utilizándose sin mayores medidas de precaución hasta 1977 cuando se estableció que 35 trabajadores de 115 de una planta de DBCP que operaba en California resultaron estériles. A raíz de este incidente (y los estudios), la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) prohibió su uso en 1979 (5). En Colombia solo fue prohibido en 1982 (Resolución 243 del ICA).
Para la EPA, la exposición crónica a este producto tiene efectos sobre la reproducción, pues reduce la producción de espermatozoides. También lo considera un probable carcinógeno humano. Ha trascendido que las empresas fabricantes conocían estos problemas desde 1958 cuando las investigaciones concluyeron que el producto ocasiona atrofia en los testículos y esterilidad, en animales de laboratorio (6).
Luego de su prohibición, y al establecerse los terribles efectos del DBCP, los trabajadores demandaron a las multinacionales y han obtenidos fallos favorables a sus intereses desde 1992. Los juicios prosiguen en diferentes países, en diciembre de 2006, una juez en Chinandega (Nicaragua) condeno a cinco empresas al pago de 800 millones de dólares por concepto de indemnizaciones (7).
El fallo determina que las empresas deben indemnizar a 1248 extrabajadores. El abogado de los demandantes afirmo:
“Los resultados confirmaron, para desgracia de ellos, que la mayoría de esos campesinos son infértiles”. Las empresas apelaron este fallo, que es el segundo en Chinandega, que beneficia a los extrabajadores.
¿Todos llevamos estas sustancias en la sangre?
El caso del DBCP es solo uno de los tantos que relacionan a estos compuestos con la perdida de fertilidad. No es la única sustancia que inquieta, es más, según algunos autores, en la actualidad todos los seres humanos llevamos estas sustancias en la sangre. Análisis realizados a parlamentarios europeos detectaron más de 40 sustancias químicas sintéticas en su sangre, como pesticidas organoclorados, compuestos de bromo, ftalatos, perfluorados, muchos de ellos prohibidos en diferentes países (8).
En Colombia, un estudio realizado de manera conjunta entre el Grupo de Química Ambiental y Computacional de la Universidad de Cartagena (profesor Jesús Olivero) y el Departamento de Salud del Estado de New York y el Centro Wadsworth de Estados Unidos, “detecto una nueva serie de contaminantes ambientales en la sangre de habitantes de Cartagena, individuos adultos, de ambos sexos y pertenecientes a todos los estratos. Estos contaminantes son los ácidos perfluorooctilsulfónicos (PFOS) y sus derivados” (9)
Para algunos autores, estas sustancias podrían amenazar incluso la supervivencia de la especie humana.
Nuestro Futuro Robado
En 1996 se genero una gran controversia mundial en torno a la publicación del libro Nuestro Futuro Robado, con prologo de Al Gore, exvicepresidente de los Estados Unidos (el mismo que gano un Oscar por su excelente documental Una verdad inconveniente). En este, se analiza la información científica relacionada con casos enigmáticos -pero crecientes- de defectos congénitos, anomalías sexuales, nacimientos prematuros y problemas de reproducción en animales… y humanos. Los autores asocian estos problemas con la exposición a sustancias químicas que afectan el sistema endocrino, que regula procesos biológicos esenciales. De ahí su nombre: disruptores (del ingles) o perturbadores endocrinos (10).
Estas sustancias son consideradas contaminantes emergentes. Las inquietudes se remontan al uso de una hormona sintética llamada dietilestilbestrol o DES en el siglo pasado. En los años 40, 50 y 60 le fue recetada a millones de mujeres con problemas de embarazo. Y a vacas y pollos, para promover su rápido crecimiento. Años mas tarde, los estudios revelaron que el DES podía ocasionarle graves efectos secundarios a las madres…y a sus hijos e hijas (cáncer de vagina).
A raíz de estos y otros problemas, la Unión Europea prohibió en 1989 el uso de sustancias anabolizantes en ganado, hecho que desato la llamada guerra de las hormonas entre la UE y Estados Unidos y sus satélites, que si permiten el uso de estas sustancias (11). Pesticidas químicos como la atrazina (que se ha aplicado en Colombia) fueron prohibidos en la Unión Europea, pues su uso fue relacionado con una rara malformación en bebes, la criptorquidia (los testículos no descienden).
La atrazina y otras sustancias han sido también relacionadas con un extraño fenómeno detectado en el río Potomac, que abastece de agua a la ciudad de Washington: la aparición de peces machos con características de hembra. “¿Es transferible a los humanos el efecto desarrollado en los peces?'' le preguntaron al gerente general del Acueducto de Washington en agosto de 2006. “No sé y creo que nadie sabe la respuesta a esa pregunta en estos momentos”, dijo el señor.
Los académicos Pelt (Universidad de Metz) y Seralini (Universidad de Caen) advierten en un libro publicado el año pasado (8): La concentración de espermatozoides cayo en promedio en 50 % en los últimos 50 años”. “La infertilidad (no es igual a esterilidad) afecta al 15 % de las parejas de América y Europa Occidental. Entre 30 y 50 % de los casos le son atribuidos a una producción defectuosa de semen. ¿Cuáles son los factores implicados en esta caída de espermatozoides? La exposición a pesticidas y solventes”. Para Seralini, una de estas sustancias es el glifosato, aplicado generosamente en Colombia, sobre todo ahora que se aprobó la siembra de transgenicos (12).
1. http://www.eltiempo.com/justicia/2007-03-18/ARTICULO-WEB- NOTA_INTERIOR-3480341.html
2. http://www.foroemaus.org/espanol/ambiental/04_04.html
3. www.oehha.ca.gov/water/phg/pdf/dbcp_f.pdf
4. http://members.tripod.com/foro_emaus/dbcp.htm
5. http://www.epa.gov/ttn/atw/hlthef/dibromo-.html
6. http://www.epa.gov/ttn/atw/hlthef/dibromo-.html#ref2
7. http://laprensa.com.ni/archivo/2006/diciembre/05/noticias/regionales/160157.shtml
8. Pelt JM, Seralini, GE, Apres nous le déluge, Flammarion/ Fayard, Paris 2006
9. www.reactivos.com
10. http://www.buenosdiasplaneta.org/libros/nfr.htm
11. Scott M., La UE pide apoyo a la OMC en diferendo cárnico con EE UU, The Wall Street Journal (El Tiempo), noviembre 9 de 2004
12. Puente Jairo, Más transgenicos = más Glifosato, Vanguardia Liberal, marzo 2007
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