Publicado en Vanguardia Liberal en enero 18 de 2012
Resultan difíciles de entender los salvajes arrebatos de violencia que a diario se producen en Colombia y otros países. La semana pasada el país fue sacudido por el bárbaro asesinato de un bebé de 18 meses por parte de un sujeto de 40 años. Estos desequilibrados -sin lugar a dudas- deben ser recluidos en sitios donde no representen una amenaza para otros. Sin embargo, de igual importancia que la acción punitiva resulta el tratar de entender qué factores pueden llevar a un ser humano a cometer semejantes aberraciones.
No se trata aquí de justificar la barbarie, pero sí de intentar prevenirla, para evitar que se repita. Y la prevención se sustenta en el conocimiento.
Por ejemplo, se informó que el individuo que masacró al pequeño era “un reconocido consumidor de estupefacientes”. Según los estudios, estas sustancias, efectivamente, pueden propiciar actos de violencia extrema. El problema en Colombia se complica, pues muchos consumen drogas baratas de extrema toxicidad, como el bazuco, cuyos efectos nocivos son múltiples, incluidos el incremento de la agresividad y la violencia. Uno de los argumentos a favor de la legalización de ciertas drogas es que esta permitiría algún tipo de control sobre los fenómenos asociados a las mismas.
Resultan difíciles de entender los salvajes arrebatos de violencia que a diario se producen en Colombia y otros países. La semana pasada el país fue sacudido por el bárbaro asesinato de un bebé de 18 meses por parte de un sujeto de 40 años. Estos desequilibrados -sin lugar a dudas- deben ser recluidos en sitios donde no representen una amenaza para otros. Sin embargo, de igual importancia que la acción punitiva resulta el tratar de entender qué factores pueden llevar a un ser humano a cometer semejantes aberraciones.
No se trata aquí de justificar la barbarie, pero sí de intentar prevenirla, para evitar que se repita. Y la prevención se sustenta en el conocimiento.
Por ejemplo, se informó que el individuo que masacró al pequeño era “un reconocido consumidor de estupefacientes”. Según los estudios, estas sustancias, efectivamente, pueden propiciar actos de violencia extrema. El problema en Colombia se complica, pues muchos consumen drogas baratas de extrema toxicidad, como el bazuco, cuyos efectos nocivos son múltiples, incluidos el incremento de la agresividad y la violencia. Uno de los argumentos a favor de la legalización de ciertas drogas es que esta permitiría algún tipo de control sobre los fenómenos asociados a las mismas.
Ahora, no solo estas sustancias se relacionan con actos violentos; también otras como los esteroides anabólicos, usados para aumentar la musculatura.
En mi libro “Venenos en el Hogar”, se citan casos de suicidios y violencia atribuidos a la llamada Rabia de Esteroides (Roid Rage). En el año 2007, un reconocido luchador canadiense se suicidó, después de asesinar brutalmente a su hijo de siete años y a su esposa. Algunos atribuyeron el horrendo crimen a los esteroides, pero otros creen que fue un caso de encefalopatía traumática crónica, ocasionada por los golpes que recibió el luchador profesional en la cabeza. Lo más probable es que una cosa agravó la otra.
La violencia también puede estar relacionada con factores ambientales, como el hacinamiento, como se sabe desde los años sesenta. Si a estos factores se suman carencias educativas, maltrato, desempleo y demás, el resultado es un coctel explosivo. Para completar, factores como la basura televisiva o los fanatismos, no ayudan.
Por lo mismo son bienvenidas todas las propuestas orientadas a neutralizar la violencia, como las lanzadas por el alcalde Petro en Bogotá.
En mi libro “Venenos en el Hogar”, se citan casos de suicidios y violencia atribuidos a la llamada Rabia de Esteroides (Roid Rage). En el año 2007, un reconocido luchador canadiense se suicidó, después de asesinar brutalmente a su hijo de siete años y a su esposa. Algunos atribuyeron el horrendo crimen a los esteroides, pero otros creen que fue un caso de encefalopatía traumática crónica, ocasionada por los golpes que recibió el luchador profesional en la cabeza. Lo más probable es que una cosa agravó la otra.
La violencia también puede estar relacionada con factores ambientales, como el hacinamiento, como se sabe desde los años sesenta. Si a estos factores se suman carencias educativas, maltrato, desempleo y demás, el resultado es un coctel explosivo. Para completar, factores como la basura televisiva o los fanatismos, no ayudan.
Por lo mismo son bienvenidas todas las propuestas orientadas a neutralizar la violencia, como las lanzadas por el alcalde Petro en Bogotá.
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