Columna de opinión publicada en Cátedra Libre (periódico institucional de la Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, No. 84, octubre 2005)
Una resolución del Consejo Nacional de Estupefacientes, encaminada a erradicar cultivos de coca en los parques nacionales de Colombia, reiteró en septiembre de 2005 el interés del gobierno del presidente Uribe de fumigar con glifosato estas reservas de la biodiversidad. Las personas se preguntan:
¿Es legal fumigar un parque natural?
El artículo 336 del Código Nacional de los Recursos Naturales y el decreto reglamentario 622 (Sistema de Parques Nacionales) de 1977 prohíben “el vertimiento (en parques), introducción, distribución, uso o abandono de sustancias tóxicas o contaminantes que puedan perturbar los ecosistemas o causar daños en ellos”. ¿Puede el glifosato causar daño en un parque? El glifosato es un herbicida. Así que -por definición- esta diseñado para matar vegetales, que son los productores, el componente esencial de un parque natural. Thomas Spiro de la Universidad de Princenton, y otros, explica el mecanismo que “ocasiona la muerte de la planta” (1).
Este herbicida destruye muchas especies naturales y cultivos comerciales. De ahí que ha sido conveniente -para las multinacionales- el desarrollo de variedades transgénicas, que resisten el herbicida. Por supuesto que ambos productos, semillas y glifosato, son fabricados por transnacionales, como Monsanto y Syngenta (2). La ecuación es sencilla: más transgénicos = más glifosato.
El glifosato no sólo daña las plantas, sus efectos nocivos sobre la fauna son conocidos desde hace muchos años. El autor de esta nota dirigió una investigación sobre los efectos del producto en peces, que fue presentada en el II Simposio Internacional sobre Plaguicidas (Palmira, 1994). Los bioensayos confirmaron que el herbicida Roundup (glifosato más aditivos) es tóxico para los peces, con tendencia a ser altamente tóxico y se recomendó un cambio de categoría. Así mismo, se concluyó que los aditivos multiplican la toxicidad del producto (3). Investigaciones más recientes confirman los resultados (4). Otros estudios han demostrado sus efectos negativos sobre los mamíferos (5). Y la gente.
¿Es tóxico para las personas?
No existe un solo glifosato. En Colombia se utilizan la N-fosfonometil glicina (Roundup y otros nombres comerciales) y el glifosato trimesium (Coloso de Syngenta) (2). Los efectos de estos compuestos son diferentes. El trimesium ha ocasionado la muerte de niños y adultos, por ingestión. La velocidad de las muertes atribuidas al trimesium es superior a las ocurridas por el Roundup (6). En este sentido, la toxicidad aguda del trimesium es más elevada, a pesar de que la clasificación colombiana no refleja esta realidad. Pero, el hecho de tener una toxicidad aguda baja no significa que el Roundup sea inocuo. La toxicidad aguda (en la que se basa la clasificación colombiana) no considera los efectos en el largo plazo
Un estudio publicado este año (7) concluye que el Roundup-glifosato actúa como un disruptor endocrino, a concentraciones más bajas que las usadas en la agricultura. Los disruptores tienen una baja toxicidad aguda, pero afectan el sistema hormonal y pueden ocasionar malformaciones, aumento de los abortos, nacimientos prematuros y problemas de reproducción, entre otros. El problema no es solo para los agricultores –legales o ilegales- estos productos pueden estar en los alimentos, y las aguas, que después consumimos todos.
En el Farm Chemical Hambook de 1994 el glifosato ya estaba clasificado como extremadamente tóxico, por sus efectos sobre la piel humana y los ojos. Lo que confirman otros estudios, que reportan lesiones en la piel, síntomas del Mal de Parkinson, neumonitis toxica y shock cardiogénico en pacientes expuestos al herbicida (8, 9).
¿Qué dice el gobierno?
Mientras los estudios concluyen que el producto sí afecta las plantas, los animales y los humanos, el gobierno afirma lo contrario. El ministro del Interior y Justicia, Pretelt de la Vega, señaló: "está probado científicamente que el glifosato utilizado en Colombia para fumigar los cultivos ilícitos, no causa estragos en el medio ambiente ni representa riesgo para la salud, en contraposición a las críticas de organizaciones no gubernamentales e incluso del gobierno de Ecuador" (El Diario, 09/18/2005).
Lástima que el ministro no haya citado las pruebas científicas a las que hace referencia, ya que una revisión de la bibliografía especializada reciente nos conduce a una conclusión totalmente opuesta. De tal manera que para explicar las motivaciones de la contundente declaración oficial tenemos dos opciones: 1) los funcionarios del presidente Uribe no conocen la bibliografía especializada. 2) la conocen y mienten sin rubor. ¿Incompetentes o mentirosos? El lector sacará sus propias conclusiones
El discurso oficial es respaldado por influyentes columnistas de prensa –devotos del gobierno- como Eduardo Pizarro de El Tiempo (08/29/2005), quien pretende justificar la ilegal acción oficial, con el “argumento” que los narcotraficantes contaminan más en sus laboratorios de procesamiento de coca. Es decir, como los delincuentes deforestan y envenenan ilegalmente los parques, lo que hay que hacer es imitarlos, emularlos, contaminando aún más, para no quedarnos atrás en la carrera de acabar con lo poco que va quedando. El viejo truco de combatir los delitos con más delitos.
Ahora, si las fumigaciones contribuyeran a acabar el narcotráfico hasta podríamos considerar su aplicación. Pero las cifras sugieren que no; un informe de este año de la Oficina para el Control de Drogas de Estados Unidos, concluye que –a pesar de las fumigaciones- las hectáreas sembradas en el 2004 no se redujeron ni en un centímetro cuadrado. ¿Por qué no se ensayan otras opciones recomendadas por los estudiosos desde hace décadas? La respuesta sólo la tienen los gobernantes y sus asociados, en la política y los negocios.
1. Spiro T, Stigliane W, Química Medioambiental, Prentice Hall, España, 2003, p 429.
2. Diccionario de Especialidades Agroquímicas, Thomson PLM, edición 13, editorial PLM S.A., Colombia, 2003
3. Jiménez Silvia, Puente Jairo, Determinación de la concentración letal del Roundup en la especie Sarotherodon niloticus, II Simposio Internacional sobre Pesticidas, Palmira, 1994.
4. Effects of Roundup on Carps, University of Olsztin, Mar Environ Res , Polonia, Jul 2000.
5. Darvich J., Zirulnik F., Gimenez M., Effects of the herbicide Glyphosate in pregnant rats, Universidad San Luis, Environ Res Mar 2001
6. Sorensen FW, Gregersem M., Rapid letal Intoxication caused by the herbicide gliphosate trimessium, University of Aarhus, Denmark, 1999.
7. Seralini Gilles Eric et al, Differential Effects of Glyphosate and Roundup on Human Placental Cells and Aromatase, Université de Caen, France http://ehp.niehs.nih.gov/members/2005/7728/7728.html
8. Barboza ER, Leiros Dacosta, Parkinsonisn after glycine derivate exposure, Facultad de Medicina, Universidad Sao Paolo, Brasil, Mayo 2001
9. Departamento de Medicina Ocupacional de la Universidad de Ben Gurion (Israel) y el Departamento de Medicina Interna del Hospital Tzu Chi (Taiwán), 2001
Una resolución del Consejo Nacional de Estupefacientes, encaminada a erradicar cultivos de coca en los parques nacionales de Colombia, reiteró en septiembre de 2005 el interés del gobierno del presidente Uribe de fumigar con glifosato estas reservas de la biodiversidad. Las personas se preguntan:
¿Es legal fumigar un parque natural?
El artículo 336 del Código Nacional de los Recursos Naturales y el decreto reglamentario 622 (Sistema de Parques Nacionales) de 1977 prohíben “el vertimiento (en parques), introducción, distribución, uso o abandono de sustancias tóxicas o contaminantes que puedan perturbar los ecosistemas o causar daños en ellos”. ¿Puede el glifosato causar daño en un parque? El glifosato es un herbicida. Así que -por definición- esta diseñado para matar vegetales, que son los productores, el componente esencial de un parque natural. Thomas Spiro de la Universidad de Princenton, y otros, explica el mecanismo que “ocasiona la muerte de la planta” (1).
Este herbicida destruye muchas especies naturales y cultivos comerciales. De ahí que ha sido conveniente -para las multinacionales- el desarrollo de variedades transgénicas, que resisten el herbicida. Por supuesto que ambos productos, semillas y glifosato, son fabricados por transnacionales, como Monsanto y Syngenta (2). La ecuación es sencilla: más transgénicos = más glifosato.
El glifosato no sólo daña las plantas, sus efectos nocivos sobre la fauna son conocidos desde hace muchos años. El autor de esta nota dirigió una investigación sobre los efectos del producto en peces, que fue presentada en el II Simposio Internacional sobre Plaguicidas (Palmira, 1994). Los bioensayos confirmaron que el herbicida Roundup (glifosato más aditivos) es tóxico para los peces, con tendencia a ser altamente tóxico y se recomendó un cambio de categoría. Así mismo, se concluyó que los aditivos multiplican la toxicidad del producto (3). Investigaciones más recientes confirman los resultados (4). Otros estudios han demostrado sus efectos negativos sobre los mamíferos (5). Y la gente.
¿Es tóxico para las personas?
No existe un solo glifosato. En Colombia se utilizan la N-fosfonometil glicina (Roundup y otros nombres comerciales) y el glifosato trimesium (Coloso de Syngenta) (2). Los efectos de estos compuestos son diferentes. El trimesium ha ocasionado la muerte de niños y adultos, por ingestión. La velocidad de las muertes atribuidas al trimesium es superior a las ocurridas por el Roundup (6). En este sentido, la toxicidad aguda del trimesium es más elevada, a pesar de que la clasificación colombiana no refleja esta realidad. Pero, el hecho de tener una toxicidad aguda baja no significa que el Roundup sea inocuo. La toxicidad aguda (en la que se basa la clasificación colombiana) no considera los efectos en el largo plazo
Un estudio publicado este año (7) concluye que el Roundup-glifosato actúa como un disruptor endocrino, a concentraciones más bajas que las usadas en la agricultura. Los disruptores tienen una baja toxicidad aguda, pero afectan el sistema hormonal y pueden ocasionar malformaciones, aumento de los abortos, nacimientos prematuros y problemas de reproducción, entre otros. El problema no es solo para los agricultores –legales o ilegales- estos productos pueden estar en los alimentos, y las aguas, que después consumimos todos.
En el Farm Chemical Hambook de 1994 el glifosato ya estaba clasificado como extremadamente tóxico, por sus efectos sobre la piel humana y los ojos. Lo que confirman otros estudios, que reportan lesiones en la piel, síntomas del Mal de Parkinson, neumonitis toxica y shock cardiogénico en pacientes expuestos al herbicida (8, 9).
¿Qué dice el gobierno?
Mientras los estudios concluyen que el producto sí afecta las plantas, los animales y los humanos, el gobierno afirma lo contrario. El ministro del Interior y Justicia, Pretelt de la Vega, señaló: "está probado científicamente que el glifosato utilizado en Colombia para fumigar los cultivos ilícitos, no causa estragos en el medio ambiente ni representa riesgo para la salud, en contraposición a las críticas de organizaciones no gubernamentales e incluso del gobierno de Ecuador" (El Diario, 09/18/2005).
Lástima que el ministro no haya citado las pruebas científicas a las que hace referencia, ya que una revisión de la bibliografía especializada reciente nos conduce a una conclusión totalmente opuesta. De tal manera que para explicar las motivaciones de la contundente declaración oficial tenemos dos opciones: 1) los funcionarios del presidente Uribe no conocen la bibliografía especializada. 2) la conocen y mienten sin rubor. ¿Incompetentes o mentirosos? El lector sacará sus propias conclusiones
El discurso oficial es respaldado por influyentes columnistas de prensa –devotos del gobierno- como Eduardo Pizarro de El Tiempo (08/29/2005), quien pretende justificar la ilegal acción oficial, con el “argumento” que los narcotraficantes contaminan más en sus laboratorios de procesamiento de coca. Es decir, como los delincuentes deforestan y envenenan ilegalmente los parques, lo que hay que hacer es imitarlos, emularlos, contaminando aún más, para no quedarnos atrás en la carrera de acabar con lo poco que va quedando. El viejo truco de combatir los delitos con más delitos.
Ahora, si las fumigaciones contribuyeran a acabar el narcotráfico hasta podríamos considerar su aplicación. Pero las cifras sugieren que no; un informe de este año de la Oficina para el Control de Drogas de Estados Unidos, concluye que –a pesar de las fumigaciones- las hectáreas sembradas en el 2004 no se redujeron ni en un centímetro cuadrado. ¿Por qué no se ensayan otras opciones recomendadas por los estudiosos desde hace décadas? La respuesta sólo la tienen los gobernantes y sus asociados, en la política y los negocios.
1. Spiro T, Stigliane W, Química Medioambiental, Prentice Hall, España, 2003, p 429.
2. Diccionario de Especialidades Agroquímicas, Thomson PLM, edición 13, editorial PLM S.A., Colombia, 2003
3. Jiménez Silvia, Puente Jairo, Determinación de la concentración letal del Roundup en la especie Sarotherodon niloticus, II Simposio Internacional sobre Pesticidas, Palmira, 1994.
4. Effects of Roundup on Carps, University of Olsztin, Mar Environ Res , Polonia, Jul 2000.
5. Darvich J., Zirulnik F., Gimenez M., Effects of the herbicide Glyphosate in pregnant rats, Universidad San Luis, Environ Res Mar 2001
6. Sorensen FW, Gregersem M., Rapid letal Intoxication caused by the herbicide gliphosate trimessium, University of Aarhus, Denmark, 1999.
7. Seralini Gilles Eric et al, Differential Effects of Glyphosate and Roundup on Human Placental Cells and Aromatase, Université de Caen, France http://ehp.niehs.nih.gov/members/2005/7728/7728.html
8. Barboza ER, Leiros Dacosta, Parkinsonisn after glycine derivate exposure, Facultad de Medicina, Universidad Sao Paolo, Brasil, Mayo 2001
9. Departamento de Medicina Ocupacional de la Universidad de Ben Gurion (Israel) y el Departamento de Medicina Interna del Hospital Tzu Chi (Taiwán), 2001
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