lunes, julio 29, 2013

Productos peligrosos y consumo responsable

Publicado en julio 3 de 2013 

En la columna de la semana pasada anotaba que  autoridades ambientales y sanitarias  de Estados Unidos (FDA y EPA) reevaluaban el expediente del cuestionado antibacteriano Triclosan; motivados por la publicación de nuevos estudios que alertaban sobre sus efectos nocivos sobre la salud y el ambiente. Un lector comentó que   estaba “hasta la coronilla de que todo ahora es malo”. Como otros lectores y amigos han expresado comentarios similares sobre columnas anteriores,   vale la pena hacer algunas precisiones. 

Lo primero es que no se trata de mi opinión personal; la columna pasada reproduce una decisión tomada por autoridades estadounidenses con base en estudios académicos, como los citados. No son los únicos. Si escribimos en Google “Triclosan efectos negativos” en ingles, aparecen más de 70.000 publicaciones, casi 10.000 de origen académico. Por lo mismo ya existen restricciones para el Triclosan en varios países e incluso algunas empresas lo han retirado voluntariamente de sus productos.  En marzo pasado  el senador John Marty, que apoya una campaña para prohibir el Triclosan en Minnesota, advirtió  que las empresas siempre aseguran que sus productos son seguros;  pero que muchos de esos  hoy se encuentran en la extensa lista de los prohibidos. 

Por ejemplo,  en 1958 se encontró que el pesticida DBCP producía atrofia de testículos y esterilidad en animales. Pero solo fue prohibido en 1979 en Estados Unidos cuando se demostró que producía esterilidad también en hombres. En Colombia en 1982. Esta demora en la prohibición ocasionó la esterilidad de muchos trabajadores bananeros centroamericanos que denunciaron a las empresas y muchos ganaron sus demandas.

 Por este y otros motivos, casi todos los países adoptaron el “Principio de Precaución (Ley 99 de 1993). Como resultado de este proceso, se ha consolidado en el mundo la producción de productos fabricados bajo los principios de la “Química Verde”. En muchos países estos productos tienen un “sello verde” que orienta a los consumidores. Frente al éxito económico de estos productos (sin sustancias peligrosas), preferidos por el consumidor responsable, algunos economistas  pronostican que hacia el futuro todos serán “Bio” o “Verdes”.

 Ahora, la base del consumo responsable es la información al consumidor; una vez informado es su decisión si decide o no seguir consumiendo  productos que pueden afectar su salud. Si prefiere prevenir que lamentarse más tarde.  


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