lunes, julio 29, 2013

Capa de ozono: ¿Pasamos de un déficit a un exceso de ozono?

Publicado en Vanguardia Liberal en julio 17 de 2013

Un reciente estudio concluye que cerca de 470.000 personas mueren cada año por exposiciones al ozono troposférico (presente en el aire que respiramos), que ocasiona trastornos pulmonares y respiratorios (Environmental Research Letters, 2013). El estudio estima igualmente  que más de dos millones fallecen por exposiciones a partículas  llamadas PM 2.5. Estas partículas muy pequeñas penetran profundamente  en los pulmones y están asociadas a accidentes cardiovasculares y cáncer de pulmón.

Este tipo de enfermedades ocasionan serios estragos en todo el mundo (aunque la contaminación del aire no es la única causa de las mismas). En el Estudio Mundial sobre Carga de la Enfermedad (OMS) se informa que “las enfermedades cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares, la enfermedad pulmonar obstructiva,  las infecciones respiratorias” (entre otras)  “se cuentan entre los enemigos número uno de la salud de los colombianos”.

El problema se complica pues la calidad del aire tiende a deteriorarse; sobre todo en países como Colombia donde los alcaldes todavía piensan que estos  problemas de alta complejidad se arreglaran con un día sin carro. En el ámbito mundial las cosas podrían agravarse por un paradójico fenómeno. En los años 80 se generó una alarma mundial pues la capa de ozono estaba siendo destruida por los clorofluorocarbonos; las imágenes mostraban la existencia de un hueco sobre la Antártida y un peligroso  aumento de las radiaciones ultravioleta. Por lo mismo estas sustancias fueron prohibidas por el Protocolo de Montreal (1989) y después la ozonosfera empezó a recuperarse.

Pero recientes estudios advierten que la recuperación de la capa de ozono  podría traernos un inquietante e inesperado efecto secundario. Al aumentar la concentración de ozono en la estratosfera, efectivamente las radiaciones ultravioleta están regresando a niveles aceptables.  Pero, al mismo tiempo, como resultado del calentamiento global parte del ozono estratosférico (que a gran altura  es benéfico) podría trasladarse a bajas alturas (troposfera) y ahí agravar los problemas sanitarios que ya causa el ozono en el aire de las ciudades (Science & Vie, junio 2013).

La conclusión es que toca redoblar los esfuerzos para controlar los gases de invernadero (metano, bióxido de carbono, otros), sin descuidar  los que agotan el ozono (clorofluorocarbonos).





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