Publicado en Vanguardia Liberal en marzo 28 de 2012
La agencia encargada del control de drogas y alimentos de Estados Unidos (Food and Drug Administration, FDA) anunciará el próximo fin de semana su decisión sobre la seguridad (y eventual prohibición) del uso del cuestionado Bisfenol A o BPA. Este es un poderoso perturbador endocrino asociado a diferentes problemas de salud, a los que ya me he referido en este espacio. El BPA se utiliza para fabricar plásticos rígidos y claros, por lo que se encuentra en el recubrimiento interno de envases metálicos de comidas o bebidas; latas de cerveza, gaseosas o alimentos. También en recipientes plásticos duros, como biberones, por ejemplo.
El BPA no se agrega a las bebidas o alimentos, pero hace parte de los recubrimientos internos de latas o de botellas plásticas que -se ha comprobado- pueden liberar el tóxico y contaminar los productos que bebemos o comemos. Sobre todo si el recipiente se calienta o se deja al sol. Diferentes organizaciones ambientalistas en Estados Unidos (como Environmental Working Group) han enviado mensajes por internet para alertar sobre posibles interferencias de las multinacionales químicas y de alimentos sobre la inminente decisión de la FDA.
Sustentada esta decisión gubernamental por cientos de estudios que relacionan los perturbadores endocrinos con problemas hormonales, impotencia sexual, pérdida de fertilidad en hombres, pubertad precoz, trastornos del cerebro y del corazón y cáncer de próstata y de mama, entre otros.
Para completar: un reciente estudio de la Universidad de Cincinatti advierte: “El Bisfenol puede, no solo ocasionar problemas al corazón, el cerebro y el sistema nervioso. También puede afectar la capacidad de los mamíferos para reproducirse mediante la alteración de la estructura del útero”. ¿Qué tal?
Otro reciente informe español (Comunitat Valenciana) concluye: “La exposición a una cantidad minúscula de estas sustancias” está relacionada con obesidad y “el desarrollo de pre diabetes en las madres y en los machos de la primera generación”. Otro estudio de varias universidades gringas (publicado en 2011) concluye: “Se detectó la presencia de activadores estrogénicos en casi todos los productos (envasados en botellas o latas) de plástico comercialmente disponibles. Incluyendo aquellos que se anuncian como libres de BPA”.
Frente a esta avalancha de estudios. sería interesante conocer la opinión del Invima (Instituto de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos) sobre los controles ejercidos para el uso de estas sustancias en nuestro país. ¿Existe algún control?
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