Publicado en Vanguardia Liberal en septiembre 14 de 2011
El 11 de septiembre 2001 murieron cerca de 3000 personas en el demencial atentado contra las torres gemelas de Nueva York. Como respuesta, Estados Unidos invadió Afganistán y luego Irak; el resultado es que entre 150.000 y más de 1.000.000 de personas murieron (la cifra depende de la fuente), solo en Irak. Una guerra basada en una mentira: que Irak tenía armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas. Se trata entonces, no de justicia como prometió Bush que se haría, sino del ojo por ojo y diente por diente que, según Ghandi, nos dejará ciegos a todos.
Venganza para la masa enardecida y negocios para otros pocos. Se sabe que los principales beneficiarios de estas guerras de invasión fueron algunas multinacionales. Es el caso de Halliburton, prestadora de servicios petroleros de la que fue alto ejecutivo Dick Cheney antes de ser vicepresidente de EU. La puerta giratoria en toda su dimensión. Sin mencionar los estrechos nexos entre el mismo Bush y las petroleras; algunas contaban entre sus miembros a familiares de Osama ben Laden.
El caso es que poco se habla de los muertos en estas guerras de invasión; tampoco de los afectados en el largo plazo por el derrumbe de las torres. Su colapso generó millones de toneladas de partículas, incluyendo fibras de asbesto que quedaron esparcidas en el aire. La quema de materiales sintéticos –además- liberó gases y partículas de alta toxicidad asociadas al cáncer y problemas cardíacos y respiratorios irreparables.
El Dr. Michael Crane (Hospital Mount Sinaí en Nueva York) estimó que miles de personas fueron afectadas por la contaminación generada en el atentado. David Prezant (Einstein College of Medicine) concluyó: "Encontramos un aumento del 19% en la probabilidad de cáncer".
Ken George, un trabajador que pasó 700 horas en el polvo y la suciedad, anotaba el pasado fin de semana: "Todas las mañanas me despierto y tengo que tomar 33 pastillas. A los 47 años tengo los pulmones de un hombre de 80 años que habría sido un gran fumador. La gente dice que usted tiene que olvidarse de 9/11 y digo, ‘¿Cómo podría olvidarme de 9/11 cuando todas las mañanas me levanto a tomar medicamentos y ando por ahí con un tanque de oxígeno?".
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