Publicado en Vanguardia Liberal en septiembre 28 de 2011
En el momento de escribir esta nota (lunes), las autoridades no habían definido ninguna propuesta seria para conjurar la emergencia sanitaria que padecería la ciudad a partir del sábado, si empiezan a acumularse en las calles y casas las 800 toneladas de residuos sólidos que actualmente recibe El Carrasco. La orden de cierre del botadero de basuras de Bucaramanga y otros municipios, la formularon las autoridades ambientales hace varios años.
Desde entonces, cuando se aproxima la fecha de clausura presenciamos el mismo circo cada año: la tradicional reunión de funcionarios para aplazar el cierre y seguirle mamando gallo a la ley y los reglamentos. Estos establecen que son los alcaldes los responsables de la gestión adecuada de los residuos. Por ello la Procuraduría debe evaluar si este sistemático incumplimiento amerita la apertura de procesos disciplinarios. La diferencia de este año con los anteriores es que el desacato a un fallo judicial puede implicar cárcel para los responsables.
Ya tenemos graves problemas sanitarios con las basuras, imaginemos entonces lo que ocurrirá cuando éstas no sean recolectadas y la gente empiece a descargar masivamente sus desechos en los ya sucios taludes, quebradas y ríos.
El año pasado Italia padeció una emergencia sanitaria similar, así lo reportaron las agencias (EFE): "Los niños brincan entre bolsas de basura, el olor se acumula en las calles y las montañas de desechos no dejan de crecer en Nápoles. Italia atraviesa una crisis generada por la presencia de toneladas de basura sin recoger que se acumulan en sus calles y se han vivido repetidos episodios de violencia y enfrentamientos entre vecinos y las fuerzas del orden".
Afortunadamente no todos los países europeos son como la Italia del prócer Berlusconi y la mayoría ha resuelto sus problemas de residuos desde hace varios años. Modelos que podríamos adoptar aquí si existiera la voluntad política de aplicar la legislación. La misma, no establece que hay que hacer un hueco para enterrar las basuras, como los gatos.
La legislación determina que es obligatorio implementar Planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS). De tal manera que en lugar de despilfarrar el presupuesto en mariachis, ferias etílicas y politiquería, los alcaldes podrían volverse serios e invertir los recursos –por ejemplo- en cultura ciudadana y proyectos de minimización y aprovechamiento de los residuos, entre otros.
Blog dedicado a publicar mis columnas de Vanguardia Liberal, el periódico Yariguies, el COMPAS, otros.
jueves, septiembre 29, 2011
domingo, septiembre 25, 2011
Cáncer de mama, biberones y cosméticos
Publicado en Vanguardia Liberal en septiembre 21 de 2011
La semana pasada la prensa informó que un estudio adelantado en Estados Unidos y Australia concluyó que el cáncer de mama se duplicó en los últimos 20 años en el ámbito mundial. 1’643.000 mujeres fueron diagnosticadas en el 2010. Se sospecha que en Colombia también aumenta la enfermedad; el problema es que aquí las cifras "no son confiables", dice la Liga Colombiana contra el cáncer.
¿Por qué? Sencillamente porque aquí la gente se muere y no existen programas serios para establecer científicamente la causa de los decesos; y menos para procesar los datos estadísticos. "No siempre se diligencia bien el formulario de defunción o hay un subregistro" explican en la Liga. Las causas del aumento de la enfermedad están relacionadas con la edad, la alimentación y factores genéticos, entre otros. Sin embargo, algunos investigadores también han relacionado la enfermedad con sustancias químicas que encontramos en productos domésticos.
Por ejemplo, hace poco se divulgaron los resultados de estudios adelantados por el California Pacific Medical Center que concluye: sustancias como el Bisfenol A (BPA) y el metil parabeno están asociadas al cáncer de seno y a interferencias con los tratamientos curativos. Estos productos han sido cuestionados desde hace rato pues los estudios que lo relacionan con diferentes trastornos siguen acumulándose.
El Bisfenol se utiliza en la fabricación de biberones, botellas de agua y otros recipientes de plástico. Los parabenos (son varios) en la fabricación de champús, cremas y otros cosméticos; como lo puede verificar el lector mirando los productos que tiene en su casa.
Con el propósito de proteger a los bebés, hace unos días el Estado de California aprobó la prohibición del BPA; California se suma a diez estados de EU y otros países que ya lo habían prohibido. Las agencias informaron: "BPA es una hormona artificial y disruptor endocrino utilizado en biberones irrompibles de plástico y tazas para bebés. BPA se filtra fuera de los contenedores y pasa a los alimentos y bebidas. Se ha vinculado a una serie de problemas de salud, incluyendo la pubertad precoz, cáncer de mama y de próstata, infertilidad, obesidad y cambios neurológicos y de comportamiento, incluyendo el autismo y la hiperactividad".
Esperemos que aquí –algún día- las autoridades se decidan a tomar medidas para proteger la salud pública de estos venenos caseros.
La semana pasada la prensa informó que un estudio adelantado en Estados Unidos y Australia concluyó que el cáncer de mama se duplicó en los últimos 20 años en el ámbito mundial. 1’643.000 mujeres fueron diagnosticadas en el 2010. Se sospecha que en Colombia también aumenta la enfermedad; el problema es que aquí las cifras "no son confiables", dice la Liga Colombiana contra el cáncer.
¿Por qué? Sencillamente porque aquí la gente se muere y no existen programas serios para establecer científicamente la causa de los decesos; y menos para procesar los datos estadísticos. "No siempre se diligencia bien el formulario de defunción o hay un subregistro" explican en la Liga. Las causas del aumento de la enfermedad están relacionadas con la edad, la alimentación y factores genéticos, entre otros. Sin embargo, algunos investigadores también han relacionado la enfermedad con sustancias químicas que encontramos en productos domésticos.
Por ejemplo, hace poco se divulgaron los resultados de estudios adelantados por el California Pacific Medical Center que concluye: sustancias como el Bisfenol A (BPA) y el metil parabeno están asociadas al cáncer de seno y a interferencias con los tratamientos curativos. Estos productos han sido cuestionados desde hace rato pues los estudios que lo relacionan con diferentes trastornos siguen acumulándose.
El Bisfenol se utiliza en la fabricación de biberones, botellas de agua y otros recipientes de plástico. Los parabenos (son varios) en la fabricación de champús, cremas y otros cosméticos; como lo puede verificar el lector mirando los productos que tiene en su casa.
Con el propósito de proteger a los bebés, hace unos días el Estado de California aprobó la prohibición del BPA; California se suma a diez estados de EU y otros países que ya lo habían prohibido. Las agencias informaron: "BPA es una hormona artificial y disruptor endocrino utilizado en biberones irrompibles de plástico y tazas para bebés. BPA se filtra fuera de los contenedores y pasa a los alimentos y bebidas. Se ha vinculado a una serie de problemas de salud, incluyendo la pubertad precoz, cáncer de mama y de próstata, infertilidad, obesidad y cambios neurológicos y de comportamiento, incluyendo el autismo y la hiperactividad".
Esperemos que aquí –algún día- las autoridades se decidan a tomar medidas para proteger la salud pública de estos venenos caseros.
viernes, septiembre 16, 2011
9/11: Murieron más personas por la contaminación física y ética
Publicado en Vanguardia Liberal en septiembre 14 de 2011
El 11 de septiembre 2001 murieron cerca de 3000 personas en el demencial atentado contra las torres gemelas de Nueva York. Como respuesta, Estados Unidos invadió Afganistán y luego Irak; el resultado es que entre 150.000 y más de 1.000.000 de personas murieron (la cifra depende de la fuente), solo en Irak. Una guerra basada en una mentira: que Irak tenía armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas. Se trata entonces, no de justicia como prometió Bush que se haría, sino del ojo por ojo y diente por diente que, según Ghandi, nos dejará ciegos a todos.
Venganza para la masa enardecida y negocios para otros pocos. Se sabe que los principales beneficiarios de estas guerras de invasión fueron algunas multinacionales. Es el caso de Halliburton, prestadora de servicios petroleros de la que fue alto ejecutivo Dick Cheney antes de ser vicepresidente de EU. La puerta giratoria en toda su dimensión. Sin mencionar los estrechos nexos entre el mismo Bush y las petroleras; algunas contaban entre sus miembros a familiares de Osama ben Laden.
El caso es que poco se habla de los muertos en estas guerras de invasión; tampoco de los afectados en el largo plazo por el derrumbe de las torres. Su colapso generó millones de toneladas de partículas, incluyendo fibras de asbesto que quedaron esparcidas en el aire. La quema de materiales sintéticos –además- liberó gases y partículas de alta toxicidad asociadas al cáncer y problemas cardíacos y respiratorios irreparables.
El Dr. Michael Crane (Hospital Mount Sinaí en Nueva York) estimó que miles de personas fueron afectadas por la contaminación generada en el atentado. David Prezant (Einstein College of Medicine) concluyó: "Encontramos un aumento del 19% en la probabilidad de cáncer".
Ken George, un trabajador que pasó 700 horas en el polvo y la suciedad, anotaba el pasado fin de semana: "Todas las mañanas me despierto y tengo que tomar 33 pastillas. A los 47 años tengo los pulmones de un hombre de 80 años que habría sido un gran fumador. La gente dice que usted tiene que olvidarse de 9/11 y digo, ‘¿Cómo podría olvidarme de 9/11 cuando todas las mañanas me levanto a tomar medicamentos y ando por ahí con un tanque de oxígeno?".
El 11 de septiembre 2001 murieron cerca de 3000 personas en el demencial atentado contra las torres gemelas de Nueva York. Como respuesta, Estados Unidos invadió Afganistán y luego Irak; el resultado es que entre 150.000 y más de 1.000.000 de personas murieron (la cifra depende de la fuente), solo en Irak. Una guerra basada en una mentira: que Irak tenía armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas. Se trata entonces, no de justicia como prometió Bush que se haría, sino del ojo por ojo y diente por diente que, según Ghandi, nos dejará ciegos a todos.
Venganza para la masa enardecida y negocios para otros pocos. Se sabe que los principales beneficiarios de estas guerras de invasión fueron algunas multinacionales. Es el caso de Halliburton, prestadora de servicios petroleros de la que fue alto ejecutivo Dick Cheney antes de ser vicepresidente de EU. La puerta giratoria en toda su dimensión. Sin mencionar los estrechos nexos entre el mismo Bush y las petroleras; algunas contaban entre sus miembros a familiares de Osama ben Laden.
El caso es que poco se habla de los muertos en estas guerras de invasión; tampoco de los afectados en el largo plazo por el derrumbe de las torres. Su colapso generó millones de toneladas de partículas, incluyendo fibras de asbesto que quedaron esparcidas en el aire. La quema de materiales sintéticos –además- liberó gases y partículas de alta toxicidad asociadas al cáncer y problemas cardíacos y respiratorios irreparables.
El Dr. Michael Crane (Hospital Mount Sinaí en Nueva York) estimó que miles de personas fueron afectadas por la contaminación generada en el atentado. David Prezant (Einstein College of Medicine) concluyó: "Encontramos un aumento del 19% en la probabilidad de cáncer".
Ken George, un trabajador que pasó 700 horas en el polvo y la suciedad, anotaba el pasado fin de semana: "Todas las mañanas me despierto y tengo que tomar 33 pastillas. A los 47 años tengo los pulmones de un hombre de 80 años que habría sido un gran fumador. La gente dice que usted tiene que olvidarse de 9/11 y digo, ‘¿Cómo podría olvidarme de 9/11 cuando todas las mañanas me levanto a tomar medicamentos y ando por ahí con un tanque de oxígeno?".
miércoles, septiembre 07, 2011
Imitar a la naturaleza es buen negocio
Publicado en Vanguardia Liberal en septiembre 7 de 2011
La biomímesis (o biomimética) es la ciencia que se inspira en la naturaleza para desarrollar tecnologías requeridas para resolver problemas asociados a las actividades humanas. Dice la bióloga Janine Benyus que la Biomímesis difiere del aprovechamiento de la biodiversidad: no se trata "de extraer productos de los ecosistemas, sino de lo que podemos aprender de ellos". Este tipo de estudios es hoy considerado una fuente muy importante de empleo y desarrollo inteligente y sostenible.
Los ejemplos sobran. La semana pasada escuche, por ejemplo, en la conferencia del profesor Manfred Max Neef (en la exitosa Feria del Libro de la UNAB) el caso de Aidan Dwyer, un genial joven estadounidense de 13 años.
Este muchacho aplicó descubrimientos anteriores, esto es, que la conformación de las hojas de los árboles (y también la de las flores) obedece a una secuencia matemática conocida como Sucesión de Fibonacci. Y que este arreglo tiene que ver con el aprovechamiento del sol. Así que se le ocurrió comparar el rendimiento de células fotovoltáicas solares alineadas convencionalmente, con células ordenadas en forma de arbolito. El resultado fue un incremento de entre el 20 y 50 % del rendimiento de las células solares organizadas como un árbol. Esto, para las condiciones de su experimento; habría que ver si bajo otras condiciones esto se repite.
¿Por qué estas estructuras biológicas obedecen a secuencias matemáticas? La discusión viene de siglos atrás. Galileo pensaba que "El libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático". Newton -por su parte- creía que "Dios actúa a través de leyes matemáticas". Las posibilidades que ofrece la Biomímesis son incalculables. Hoy se construyen edificios inspirados en las construcciones de las termitas en la calurosa África subsahariana; instalaciones que solo consumen un 10% de la energía consumida por edificios convencionales. También se fabrican chalecos antibalas inspirados en la tela de las arañas. Así mismo, bastones para ciegos que imitan a los murciélagos. Se estudia la fabricación de sílice aplicando el ejemplo de las algas diatomeas, que operan a bajas temperaturas.
Hace pocos días se supo que el ingeniero colombiano Jorge Reynolds fabricó un marcapasos más pequeño que medio grano de arroz y que no necesita baterías. Esta idea hace parte de la lista de las 100 mejores innovaciones inspiradas por la naturaleza, elaborada por la Red Biomímesis.
La biomímesis (o biomimética) es la ciencia que se inspira en la naturaleza para desarrollar tecnologías requeridas para resolver problemas asociados a las actividades humanas. Dice la bióloga Janine Benyus que la Biomímesis difiere del aprovechamiento de la biodiversidad: no se trata "de extraer productos de los ecosistemas, sino de lo que podemos aprender de ellos". Este tipo de estudios es hoy considerado una fuente muy importante de empleo y desarrollo inteligente y sostenible.
Los ejemplos sobran. La semana pasada escuche, por ejemplo, en la conferencia del profesor Manfred Max Neef (en la exitosa Feria del Libro de la UNAB) el caso de Aidan Dwyer, un genial joven estadounidense de 13 años.
Este muchacho aplicó descubrimientos anteriores, esto es, que la conformación de las hojas de los árboles (y también la de las flores) obedece a una secuencia matemática conocida como Sucesión de Fibonacci. Y que este arreglo tiene que ver con el aprovechamiento del sol. Así que se le ocurrió comparar el rendimiento de células fotovoltáicas solares alineadas convencionalmente, con células ordenadas en forma de arbolito. El resultado fue un incremento de entre el 20 y 50 % del rendimiento de las células solares organizadas como un árbol. Esto, para las condiciones de su experimento; habría que ver si bajo otras condiciones esto se repite.
¿Por qué estas estructuras biológicas obedecen a secuencias matemáticas? La discusión viene de siglos atrás. Galileo pensaba que "El libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático". Newton -por su parte- creía que "Dios actúa a través de leyes matemáticas". Las posibilidades que ofrece la Biomímesis son incalculables. Hoy se construyen edificios inspirados en las construcciones de las termitas en la calurosa África subsahariana; instalaciones que solo consumen un 10% de la energía consumida por edificios convencionales. También se fabrican chalecos antibalas inspirados en la tela de las arañas. Así mismo, bastones para ciegos que imitan a los murciélagos. Se estudia la fabricación de sílice aplicando el ejemplo de las algas diatomeas, que operan a bajas temperaturas.
Hace pocos días se supo que el ingeniero colombiano Jorge Reynolds fabricó un marcapasos más pequeño que medio grano de arroz y que no necesita baterías. Esta idea hace parte de la lista de las 100 mejores innovaciones inspiradas por la naturaleza, elaborada por la Red Biomímesis.
viernes, septiembre 02, 2011
Las leyes no tienen poderes magicos
Publicado en Vanguardia Liberal en agosto 31 de 2011
La semana pasada el congresista Miguel Gómez comentaba que en Colombia, después de la Constitución de 1991, se expide: "una ley cada tres días", "un decreto cada dos días" y "una resolución cada día". Y que la mayoría de esta avalancha de leyes, decretos y resoluciones constituye letra muerta. Un factor importante del incumplimiento es la seudocultura arraigada en este país, de hacer todo lo contrario a lo dispuesto por la ley y los reglamentos. El todo se vale, que el gobierno anterior llevo a su máxima expresión.
Para completar, muchos tienen la curiosa idea de que estos papeles tienen poderes mágicos; que basta con expedirlos para que los problemas se arreglen por arte de magia.
En los países serios la expedición de la legislación va acompañada de programas y proyectos orientados a crear las condiciones para que ésta se cumpla. En el caso de la legislación ambiental, por ejemplo, varios países industrializados aplican los Principios de Cumplimiento y Aplicación de la Ley Ambiental (Environmental Compliance and Enforcement). De estos principios se derivan programas orientados a hacer cumplir la legislación; en términos de promoción, apoyo, supervisión y evaluación de resultados. En Colombia no ocurre así, por ello los problemas no se resuelven sino que se agravan.
Es el caso de la resolución 779 (2006) que les exige a los paneleros el cumplimiento de medidas sanitarias, como uso de agua limpia y prohibición de sustancias tóxicas en la fabricación del producto. La mala calidad de algunas panelas es un hecho comprobado; de ahí que son bienvenidas las medidas para mejorarlas. Ahora, si se mejora la calidad, el principal beneficiado (aparte de los millones de consumidores) es el mismo productor, ya que su panela tendría mejor acogida en el mercado nacional e internacional. Pero resulta evidente que si no existe un programa de capacitación, asesoría y apoyo económico para los pequeños y medianos productores del sector panelero, éstos nunca serán capaces de cumplir con las exigencias de calidad.
Por lo mismo, más que derogar la resolución (como proponen algunos), lo que hay que hacer es exigirle al gobierno que cumpla con su deber de crear las condiciones y programas requeridos para que estos pequeños productores puedan cumplir las exigencias sanitarias. Y no terminen cerrados, agravando la ya difícil situación social de este país.
La semana pasada el congresista Miguel Gómez comentaba que en Colombia, después de la Constitución de 1991, se expide: "una ley cada tres días", "un decreto cada dos días" y "una resolución cada día". Y que la mayoría de esta avalancha de leyes, decretos y resoluciones constituye letra muerta. Un factor importante del incumplimiento es la seudocultura arraigada en este país, de hacer todo lo contrario a lo dispuesto por la ley y los reglamentos. El todo se vale, que el gobierno anterior llevo a su máxima expresión.
Para completar, muchos tienen la curiosa idea de que estos papeles tienen poderes mágicos; que basta con expedirlos para que los problemas se arreglen por arte de magia.
En los países serios la expedición de la legislación va acompañada de programas y proyectos orientados a crear las condiciones para que ésta se cumpla. En el caso de la legislación ambiental, por ejemplo, varios países industrializados aplican los Principios de Cumplimiento y Aplicación de la Ley Ambiental (Environmental Compliance and Enforcement). De estos principios se derivan programas orientados a hacer cumplir la legislación; en términos de promoción, apoyo, supervisión y evaluación de resultados. En Colombia no ocurre así, por ello los problemas no se resuelven sino que se agravan.
Es el caso de la resolución 779 (2006) que les exige a los paneleros el cumplimiento de medidas sanitarias, como uso de agua limpia y prohibición de sustancias tóxicas en la fabricación del producto. La mala calidad de algunas panelas es un hecho comprobado; de ahí que son bienvenidas las medidas para mejorarlas. Ahora, si se mejora la calidad, el principal beneficiado (aparte de los millones de consumidores) es el mismo productor, ya que su panela tendría mejor acogida en el mercado nacional e internacional. Pero resulta evidente que si no existe un programa de capacitación, asesoría y apoyo económico para los pequeños y medianos productores del sector panelero, éstos nunca serán capaces de cumplir con las exigencias de calidad.
Por lo mismo, más que derogar la resolución (como proponen algunos), lo que hay que hacer es exigirle al gobierno que cumpla con su deber de crear las condiciones y programas requeridos para que estos pequeños productores puedan cumplir las exigencias sanitarias. Y no terminen cerrados, agravando la ya difícil situación social de este país.
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