Publicado en Vanguardia Liberal en junio 29 de 2011
El último round entre el ex presidente Uribe y el ministro Germán Vargas fue sobre la llamada "puerta giratoria". El ex uribista Vargas "criticó la gran cantidad de puestos que tienen en grandes empresas ex funcionarios del gobierno de Álvaro Uribe Vélez". La "puerta giratoria" se refiere a empleados del sector privado que llegan a cargos públicos, allí gestionan a favor de sus patrones y cuando salen del servicio son recibidos con los brazos abiertos por sus agradecidos beneficiarios. Estos, a su vez, financian campañas políticas que engrasan el sistema.
Esta sutil forma de corrupción es objeto de veedurías ciudadanas desde muchos años atrás, en los países industrializados. En Estados Unidos la llaman The revolving door; cito muchos ejemplos del gobierno Bush (muy amigo de Uribe) en mi libro Venenos en el Hogar (2006). http://www.lalibreriadelau.com/lu/product_info.php?products_id=3524
En Colombia, el ex ministro uribista de minas Hernán Martínez, confirmó que sí hace parte de la junta directiva de la minera Medoro Resources. Antes de ser nombrado ministro fue Presidente de Intercor, filial de ExxonMobil, que opera en el Cerrejón. Un veterano de las multinacionales petroleras y mineras fue nombrado por Uribe para que regulara a sus antiguos patrones. ¿El ratón cuidando el queso? Por ello no sorprende que durante la época de Uribe -según el actual ministro Rodado- se registró una "piñata de títulos mineros". También: "ineficiencia, corrupción, laxitud técnica y normativa".
En Francia el código penal castiga con dos años de cárcel y 30.000 euros este tipo de delitos, cuando se cometen antes de tres años de haber dejado el cargo. Es decir, allá, varios de los funcionarios de Uribe salpicados por las denuncias -no de la oposición- sino de sus ex copartidarios, estarían muy cerca de la guandoca, acompañando a los que ya reposan en la misma.
La puerta giratoria existió en otros gobiernos, pero el anterior -en lugar de corregir el problema- lo agravó; esto no sorprende pues son conocidos los nexos entre Uribe y las mineras. El nuevo estatuto anticorrupción pretende ponerle algún dique a esta corrupción de cuello blanco. Decía Antonio Caballero (Semana) que la pelotera desatada entre el actual y anterior gobierno es "entre dos matices de la derecha: la arcaica, rural y violenta (de Uribe). Y la moderna, urbana y no violenta" (de Santos). Con sus bemoles, preferible -por supuesto- esta última.
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