Publicado en Vanguardia Liberal en septiembre 2 2009
En los países serios –y Colombia no lo es- los funcionarios invierten su tiempo en propuestas orientadas a solucionar problemas y a mejorar la calidad de vida de la población. Aquí no. Para la muestra un vergonzoso botón: a pesar de los incontables problemas que nos agobian y que se agravan con el paso del tiempo, el Gobierno y el Congreso que arrodillado le sirve, andan enfrascados en el estrafalario trámite de la re-reelección del señor Álvaro Uribe.
El Congreso y el Ejecutivo (incluyendo al DAS, calificado por algunos como empresa criminal al servicio del Presidente), dedican todo su presupuesto a este tenebroso proceso, olvidándose de todo lo demás.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en nuestro caso vale la pena mirar lo que ocurre en otros países, para constatar que lo que aquí sucede no es normal. El pasado mes de mayo estuve un par de semanas en Francia y me llamó la atención la explosión de productos fabricados bajo los principios de la “producción limpia”. Pollos, huevos, legumbres y vinos de buena calidad que portan el sello de Agricultura Biológica o que llevan advertencias como: libres de transgénicos o sin parabenos (en cosméticos).
Al aumentar la demanda de los productos ecológicos, éstos han bajado de precio y hoy son accesibles al grueso de la población. Aquí no, millones no tienen acceso ni siquiera a los alimentos ricos en venenos y pobres de nutrientes que generan nuestros obsoletos sistemas productivos. Millones que aguantan física hambre o consumen alimentos podridos mientras el Ministerio de Agricultura le regala 500 millones de pesos al hijito del congresista reeleccionista.
En el caso del agua (y los servicios en general) pasa algo parecido. Millones no tienen acceso al agua potable. Y difícilmente accederán al líquido mientras el país continúe paralizado aplaudiendo la bacanal reeleccionista. El problema del agua tiende a agravarse por el cambio climático, pero sobre todo por la histórica irresponsabilidad en el manejo de las cuencas hidrográficas (Ojo con lo que pasa en Barichara, Cali ya padece racionamientos de agua y Bucaramanga marcha hacia allá).
El problema se agudizó en este gobierno que acabó con los Ministerios de Ambiente y Salud y con la precaria democracia que existía. En otros países, los gobiernos corruptos o con pobres ejecutorias son sancionados electoralmente. Aquí no, aquí los reelegimos.
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