domingo, agosto 23, 2009

Soldados gringos violan civiles e incluso mujeres soldados

Columna publicada en Vanguardia Liberal en agosto 19 de 2009

La señora Olga Lucía Castillo sindica a dos efectivos del ejército de Estados Unidos (vinculados al Plan Colombia) de drogar y violar a su hija en el año 2007, cuando tenía 12 años. Michael Cohen y César Ruiz la drogaron, “se la llevaron en el vehículo de placas CTU 046 al servicio de la Embajada de Estados Unidos y la entraron a la sede de la Fuerza Aérea de Melgar, donde la violaron”. “Luego la botaron frente a la Iglesia de Melgar”, contó la madre en diferentes medios. Según ella, 40 casos similares fueron denunciados en la Comisaría de Familia de Melgar entre el 2006 y 2007. Los estadounidenses nunca fueron investigados, pues disponían de inmunidad en Colombia.

Estos atropellos contra la población civil no son nuevos, basta recordar la matanza de civiles en My Lai (Vietnam) en 1968. Allí William Calley y sus hombres violaron a mujeres y niñas, mataron todos los civiles (entre 350 y 500) e incendiaron sus casas. Calley cometió la matanza presionado por sus superiores para obtener resultados, por ello reportó civiles asesinados como enemigos muertos en combate. No fue el único. ¿Falsos positivos hace 40 años?

En el año 2006 James P. Barker y sus colegas violaron, mataron y quemaron a una niña de 14 años y su familia en Iraq, bajo los efectos del licor. Esta y otras atrocidades llevaron a las autoridades a “revisar la inmunidad de la que disfrutan las tropas extranjeras ante la justicia iraquí”.

Recordemos además que hace un par de meses, el presidente Obama se negó a mostrar 2000 fotos de personas violadas y torturadas en Iraq y Afganistán por estadounidenses, en el marco de la “lucha antiterrorista”.

De los desmanes de los soldados gringos no escapan ni sus colegas. En abril de este año fue publicado el libro La Guerra Privada de las Mujeres Sirviendo en Irak, escrito por Helen Benedict, profesora de la Universidad de Columbia. En este libro 40 mujeres cuentan su pavorosa experiencia de violaciones, abusos y acoso en el ejército estadounidense. Una de ellas cuenta que andaba armada con un cuchillo para “evitar ser atacada por sus compañeros varones”.

Un número adicional de estas peligrosas joyitas armadas llegarán a Colombia por cuenta del presidente Uribe, ansioso de hacerse perdonar -quién sabe qué pecadillos- del presidente Obama.

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