Continúa la propagación del virus AH1N1 asociado a la nueva pandemia de gripa. En el momento de escribir esta nota, la OMS reporta cerca 140.000 infectados y 864 muertes en todo el mundo, la mayoría en el continente americano. En Bucaramanga, varios amigos me han comentado (vía telefónica, de lejitos) que han sido atacados por una forma bastante virulenta de la enfermedad. Desde que empezaron las alertas las autoridades han recomendado el uso de mascarillas o “tapabocas”, como una forma de prevenir el contagio. Sin embargo, vale la pena aclarar que -según la OMS- no todos estos dispositivos ofrecen la misma protección.
Sobre el tema se puede consultar http://www.osha.gov/Publications/respirators-vs-surgicalmasks-factsheet.html
Básicamente se utilizan dos tipos de mascarillas: los respiradores (mascarilla de protección) y las mascarillas quirúrgicas, estas ultimas las más baratas y comunes, son las que vemos generalmente en las personas que intentan protegerse. Pero es importante saber que cuando una persona estornuda dispersa en el aire miles de partículas contaminadas con el virus, que pueden potencialmente propagar la enfermedad. Estas partículas no tienen el mismo tamaño, generalmente se clasifican en “góticas” de diámetro superior a cinco micrómetros y aerosoles de diámetro menor a cinco micrómetros.
Algunos investigadores consideran que son precisamente los aerosoles los más peligrosos pues permanece en el aire más tiempo que las “góticas”, que por su tamaño tienden a caer más rápidamente al suelo. Otros estudios concluyen que los afectados por aerosoles desarrollan formas más letales de la enfermedad.
Las mascarillas quirúrgicas -que como ya se dijo son las que usa la gente del común- retienen las partículas grandes pero no los aerosoles, los de mayor cuidado. Por eso se considera que la capacidad de protección de estas máscaras para el usuario es muy dudosa. Generalmente se usan para que el que la usa no contamine a los otros ni al medio. Pero no fueron diseñadas para proteger al usuario, como sí o lo hacen los llamados respiradores.
Isabelle Balthy, responsable de riesgos biológicos del INRS de Francia advierte: “Hace unos años probamos las mascarillas quirúrgicas para saber si eran eficaces contra los aerosoles; los resultados fueron todos muy malos”. Los respiradores retienen partículas más pequeñas y ofrecen una mayor protección, pero son los menos usados por la ciudadanía. Fotos de respiradores y mascaras quirúrgicas en http://jairopuentebruges.blogspot.com/
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