viernes, septiembre 01, 2006

Lo que nos faltaba:las vacas locas

Columna publicada en Vanguardia Liberal en agosto 30 de 2006

En febrero el gobierno anunció con bombos y platillos que el TLC que firmará mister Bush con su acólito, perdón, con su aliado mister Uribe, estaba listo para la foto. Pero resulta que tres meses después, el gobierno se percató que los textos en ingles y español del presunto tratado no cuadraban. ¿Pretendían vendernos gato por liebre? Lo cierto es que el asunto continuó medio embolatado hasta hace unas semanas, cuando se supo que uno de los escollos era la exigencia de Estados Unidos a Colombia para que aceptara la entrada de ganado de edad superior a los treinta meses, animales susceptibles de trasmitir el llamado mal de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina).

Recordemos que esta enfermedad ocasionó el sacrificio de más de 180000 animales en el Reino Unido entre 1986 y el 2001. Y que más tarde apareció en otros países europeos y en Canadá y Estados Unidos. Pero eso no es todo: se sabe que la enfermedad puede afectar a los humanos, bajo la forma conocida como la nueva enfermedad de Creutzfeld Jacob. Esta, a diferencia de las otras encefalopatías, puede afectar a los jóvenes. Me refería en una columna anterior sobre el tema al caso de Colette, una francesa que falleció en medio de atroces sufrimientos, después de resultar contagiada por la manipulación o consumo de carne contaminada.

De ahí que resultaba más que razonable la oposición de los ganaderos a la pretensión de los aliados de Uribe. A mediados de agosto se informó que “los ganaderos colombianos se oponen a la entrada de esos animales porque son los más propensos a contraer y propagar la enfermedad de las vacas locas”. Por su parte, el Ministro de Agricultura (y exempleado del FMI) señaló en esos días que “la parte colombiana demostró que resulta imposible permitir la importación de carne de este tipo de animales y mucho menos -añadió- aceptarlo como una condición para la notificación”.

Pues bien, lo que era imposible hace unas semanas se volvió realidad la semana pasada cuando el gobierno “reiteró que las condiciones en que fue negociado el ingreso de carne bovina de Estados Unidos, de edad superior a los 30 meses, ofrece suficientes garantías en materia de salud pública”.

Lo curioso es que las tales garantías no le inspiran confianza ni a los propios gringos. Durante este mes se detectó un nuevo caso de vacas locas en Canadá (y otros en España) en una vaca lechera. La vaca contagiada “nació años después de que Canadá adoptara en 1997 normas para prevenir la propagación de la enfermedad a través de alimentos contaminados”. El hecho motivó una dura carta del vicepresidente del partido demócrata Richard Durbin y otros seis senadores al Secretario de Agricultura de EE.UU. Los senadores dijeron que el nuevo caso, “el cuarto reportado este año en el país vecino, despierta serios interrogantes acerca del funcionamiento de la regla puesta sobre los alimentos para animales”.

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