Columna publicada en Vanguardia Liberal en septiembre 6 de 2006
Las autoridades sanitarias de Bucaramanga y el departamento han advertido –desde hace varios años- sobre el crecimiento de los casos de dengue clásico y hemorrágico (Todos nos hemos percatado también del incremento de la temperatura y de las poblaciones de mosquitos en esta ciudad). La grave enfermedad puede ser ocasionada por virus, que son transmitidos a los humanos por mosquitos del género Aedes. En nuestro medio es muy conocida la especie Aedes Aegypti, que trasmite el dengue pero también la fiebre amarilla.
Las autoridades sanitarias de Bucaramanga y el departamento han advertido –desde hace varios años- sobre el crecimiento de los casos de dengue clásico y hemorrágico (Todos nos hemos percatado también del incremento de la temperatura y de las poblaciones de mosquitos en esta ciudad). La grave enfermedad puede ser ocasionada por virus, que son transmitidos a los humanos por mosquitos del género Aedes. En nuestro medio es muy conocida la especie Aedes Aegypti, que trasmite el dengue pero también la fiebre amarilla.
Estos insectos, originarios de África, han invadido diferentes regiones tropicales del planeta. Se reproducen en aguas limpias, por lo que es esencial mantener controlados los depósitos del líquido. Las temibles enfermedades atacan a millones de personas en el mundo, de ahí que los mosquitos son considerados una amenaza global. Su proliferación es favorecida por los cambios climáticos, por el desarrollo de resistencias a los plaguicidas químicos y sobre todo por el crecimiento de la pobreza y las carencias educativas en muchos países mundo.
Pero la cosa podría complicarse aun más en el futuro frente al surgimiento de otras especies de mosquitos, más activas, más adaptables. Este es el caso de la especie Aedes albopictus, también llamado el mosquito tigre, debido a las rayas y manchas blancas en sus patas y abdomen. Según el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, la hembra del zancudo puede trasmitir por lo menos 22 virus diferentes. Entre estos, el dengue, la encefalitis japonesa, la fiebre amarilla, el virus del Nilo occidental e incluso la fiebre de Chikungunya. Aspectos que inquietan del mosquito tigre, son su voracidad y su capacidad de adaptarse a los diferentes ambientes (más fríos) que caracterizan a los cinco continentes. De ahí que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades sanitarias, el mosquito prolifera en ciudades europeas.
Esta especie es originaria de Asia pero –como otras- se ha difundo por todo el mundo en la medida que se han intensificado los intercambios comerciales y los viajes. En América se ha registrado su presencia desde Canadá hasta los países del extremo sur. En Colombia se recolectaron varios mosquitos tigre en Leticia, en un estudio adelantado por la Universidad de Antioquia en 1998. Leticia, como se sabe, es vecina de Tabatinga (Brasil), donde se había reportado antes su presencia.
Infortunadamente, estos mosquitos no son los únicos que inquietan a las autoridades sanitarias, pues otros del género Culex, también trasmiten enfermedades mortales. Hoy está claro para los estudiosos que la solución a la invasión de los mosquitos no puede venir de medidas simplistas, como las fracasadas fumigaciones. Este es un problema complejo que debe ser enfrentado con programas que reconozcan esa complejidad. Más que pesticidas, lo que se requiere es más conocimiento, más educación y más equidad social. Por supuesto que esto es más difícil que fumigar, pero algún día tendremos que admitir que el camino fácil -el espacioso- es el que nos conduce con frecuencia a la perdición.
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