En agosto 5 de 2005 el gobierno expidió una resolución que –violando disposiciones nacionales e internacionales- autoriza fumigar los parques nacionales. Frente a la oleada de protestas desatada, y en medio de campañas electorales, se propuso un atolondrado programa de erradicación manual. ¿El resultado? En diciembre, 29 militares que protegían a los erradicadores manuales de coca fueron asesinados en los límites de La Macarena. Fue una masacre anunciada, por el alcalde de Vistahermosa, al que el gobierno no le prestó atención. Como respuesta a la matanza, el presidente Álvaro Uribe envió 930 erradicadores y sentenció: “se quedarán allí hasta que sea erradicada la última mata de coca". Esta declaración recordó la también fallida promesa del ex ministro y exbanquero Fernando Londoño, en el Putumayo, donde prometió lo mismo.
Y es que, el 6 y el 15 de febrero de 2006, cayeron otros 12 policías y el presidente respondió enviando más gente al matadero. Así, en marzo murieron 2 erradicadores, en abril 12 militares y el pasado 2 de agosto otros 6 erradicadores. Una primera conclusión es que este programa hace parte de los ya incontables fracasos anunciados. ¿Es razonable enviar a estos erradicadores, policías y soldados a una zona que –como lo confirman los hechos- es controlada por grupos armados ilegales? La alcaldesa de La Macarena Yelissa Murcia, a raíz de un paro armado en febrero de este año, señaló: "Las Farc ordenaron que nadie podía transitar y por lo tanto no hay transporte por esa vía que, a pesar de lo que dicen las fuerzas militares, está controlada por varios frentes guerrilleros que le están ganando a la población sicológicamente".
Antes de las elecciones el presidente Uribe señaló: "no podemos fumigar, porque generaríamos un gran debate, porque es un parque nacional". Pero, después de la última masacre (y ganadas las elecciones), el presidente nos notificó que lloverá glifosato sobre la Macarena. La pregunta es: ¿Qué cambio desde entonces? ¿Por que antes no se podía y ahora sí? Se dice que la causa es la muerte de los 6 erradicadores, pero la anunciada matanza empezó desde diciembre. Ahora, la legislación no ha cambiado, antes y ahora es ilegal fumigar los parques. (Consultar, por ejemplo, los decretos 2811/74 y 622/77, entre muchos otros). Según una nota de El Tiempo: “otros pensaron” que no se fumigó en ese momento “debido a la campaña electoral”. ¿Primaron los cálculos electorales sobre la seguridad de erradicadores y policías?
Lo único cierto es que continúa la fracasada y depredadora estrategia de fumigar y fumigar. Que seguramente también fallará ya que continúan atacándose los síntomas y no las causas. Señalaba el profesor Francisco Thoumi, de la Universidad del Rosario, que el problema de las drogas no se solucionará “sin que se efectúen cambios sustanciales” en nuestra sociedad. Denunciaba la alcaldesa Murcia en febrero: “el estado de pobreza es lamentable en una población que, en su mayor parte, dependía económicamente del cultivo de la coca”.
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