domingo, noviembre 06, 2005

Mister Uribe y sus aliados

Columna publicada en Vanguardia Liberal en noviembre 2 de 2005

Frente a las próximas elecciones, lo importante es que la gente tenga claridad sobre a quienes representan y qué proponen los diferentes candidatos y partidos políticos. Básicamente tenemos cuatro opciones: 1) el candidato conservador, es decir, el presidente Uribe 2) el candidato liberal 3) el candidato de la izquierda unida y 4) candidatos independientes, como Mockus.

Escribo que Uribe es el candidato del conservatismo pues las directivas azules así lo han manifestado y el presidente ha ratificado su militancia: en sus frecuentes periplos siempre lo remplaza un conservador. Según el artículo 196 de la Constitución, cuando el presidente sale del país, debe ser remplazado por un miembro de su partido, así que más claro no canta un gallo engripado. Lo contrario sería pensar que el presidente ha violando la Carta Política. Habría que precisar que el presidente no es apoyado por todos los conservadores, por ello es más apropiado anotar que Uribe es el candidato de la derecha conservadora. Les asiste toda la razón cuando piden la vicepresidencia de la república.

Al presidente Uribe también lo apoya el autodenominado uribismo, una masa difícil de definir pues su rasgo más notorio es que sus jefes andan agarrados de las mechas entre ellos. Hace poco se registró un agrio rifirrafe entre el senador Germán Vargas y Juan Manuel Santos. Unas semanas atrás, las congresistas ultrauribistas Rocío Arias y Eleonora Pineda se quejaban por que no las querían aceptar en las listas uribistas, por su cercanía con las autodefensas. Las chicas argumentaron que otros, más cercanos que ellas a los armados ilegales, ya andaban en campaña; en las listas uribistas por supuesto.

Y es que otros importantes aliados del presidente son los hasta hace poco asentados en Ralito, según declaraciones de ellos mismos. Lo curioso es que el mandatario, como lo señaló Cesar Gaviria, no ha rechazado el abierto apoyo que le ha ofrecido el narcoparamilitarismo, a pesar de sus frecuentes condenas al terrorismo.

Claro que el candidato-presidente suele decir una cosa y hacer otra. En su época de candidato no le gustaba la reelección inmediata, ya de presidente vimos que no le tembló el bolígrafo para cambiar las reglas de juego a su favor, y en la mitad del partido. Así le haya tocado violar otra de sus promesas, la de erradicar las componendas politiqueras, remember Yidis, Teodolindo y feria de puestos en embajadas.

En este sentido, el presidente también prometió acabar el terrorismo, ahora sabemos que no se refería a todos los terroristas, pues los que apoyan su reelección, andan en campaña o asoleándose en Cartagena. O están coadministrando el DAS (¿la punta del témpano?), como se deduce de las ultimas noticias. O amenazando a los mismos uribistas; la congresista Nancy Patricia Gutiérrez afirmó que las autodefensas le habían prohibido hacer campaña. Para concluir: ¿Qué pensar de una seguridad democrática que no le garantiza la seguridad ni a los más cercanos aliados del gobierno, como Germán Vargas, ni a los vecinos de finca del mismo presidente?

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