Publicaciones científicas de
los últimos años tienden a confirmar que algunas de las grandes civilizaciones
del pasado experimentaron graves crisis relacionadas con sequías prolongadas.
Por ejemplo, en el 2011 el doctor Richard Bates
(Universidad St Andrew) publicó estudios sobre el Lago Tana (Etiopia), donde se origina el río Nilo Azul.
Estos sugieren que una grave sequía se produjo en la región hace 4200 años; en la misma época que el antiguo
imperio egipcio empezó a declinar.
Sobre los Mayas, estudios
del 2012 relacionan el abandono de sus ciudades con sequías prolongadas. Benjamín Cook (Columbia University) en su
artículo “Deforestación precolombina como un amplificador de la sequía en Mesoamérica”
postula que “la deforestación
habría influido hacia un estado más seco del clima”. En forma paralela a estudios que confirman el colapso de grandes civilizaciones pasadas por anomalías climáticas, también se han publicado estudios que confirman la gravedad del actual cambio climático global.
En enero 2013
hacía referencia en este espacio a la última “Evaluación
del Clima Nacional de Estados Unidos”; que advierte sobre los
desastres asociados a tormentas e inundaciones
y la intensificación de sequías que afectan a productores agropecuarios y los
abastecimientos de agua. Los científicos
advierten que “incluso la primera economía del mundo” (Estados Unidos)
simplemente no está preparada para
“adaptarse a los impactos del cambio climático”.
A pesar de todos estos campanazos de alerta, en Colombia y países similares continuamos sin
tomar en serio los problemas ambientales; que solo se resolverán con acciones
concretas. Como es el caso del fortalecimiento de la investigación, el ordenamiento
de las cuencas, el desarrollo de proyectos productivos “verdes” y sobre todo (en
Santander) con la organización del Sistema Departamental Ambiental, entre
otros. Aquí las alarmas se dispararon
hace rato. (Ver libro La crisis del agua en Santander, Inderena, 1993).
Por estos días, la prensa ha informado sobre
el dramático racionamiento de agua que sufre Zapatoca (un municipio afectado
por la deforestación) y un número creciente de municipios. Aquí en Bucaramanga
estamos atravesando un muy caluroso y seco abril; el mes que antes era el de las lluvias
mil. De tal manera que el gobernador, en lugar de gastarse el precario
presupuesto en cuestionados proyectos como El Santísimo, más bien debería
destinar los recursos a problemas de mayor prioridad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario