sábado, abril 20, 2013

¿Estamos esperando quedarnos sin agua para actuar?

Publicado en Vanguardia Liberal en abril 10 de 2013

Publicaciones científicas de los últimos años tienden a confirmar que algunas de las grandes civilizaciones del pasado experimentaron graves crisis relacionadas con sequías prolongadas. Por ejemplo, en el 2011 el doctor Richard Bates  (Universidad St Andrew) publicó estudios  sobre el Lago Tana  (Etiopia), donde se origina el río Nilo Azul. Estos sugieren que una grave sequía se produjo en la región hace  4200 años; en la misma época que el antiguo imperio egipcio empezó a declinar.
Sobre los Mayas, estudios del 2012 relacionan el abandono de sus ciudades con sequías prolongadas. Benjamín Cook (Columbia University) en su artículo “Deforestación precolombina como un amplificador de la sequía en Mesoamérica” postula que  “la deforestación habría influido hacia un estado más seco del clima”.
En forma paralela a estudios que confirman el colapso  de grandes civilizaciones  pasadas por anomalías climáticas, también se han publicado estudios que confirman la gravedad del actual cambio climático global.

En enero 2013 hacía referencia en este espacio a la última Evaluación del Clima Nacional de Estados Unidos”; que advierte sobre los desastres   asociados a tormentas e inundaciones y la intensificación de sequías que afectan a productores agropecuarios y los abastecimientos de agua. Los científicos advierten que “incluso la primera economía del mundo” (Estados Unidos) simplemente no está preparada para  “adaptarse a los impactos del cambio climático”.
 
A  pesar de todos estos  campanazos de alerta,  en Colombia y países similares continuamos sin tomar en serio los problemas ambientales; que solo se resolverán con acciones concretas. Como es el caso del fortalecimiento de la investigación, el ordenamiento de las cuencas, el desarrollo de proyectos productivos “verdes” y sobre todo (en Santander) con la organización del Sistema Departamental Ambiental, entre otros.  Aquí las alarmas se dispararon hace rato. (Ver libro La crisis del agua en Santander, Inderena, 1993).
 
Por estos días, la prensa ha informado sobre el dramático racionamiento de agua que sufre Zapatoca (un municipio afectado por la deforestación) y un número creciente de municipios. Aquí en Bucaramanga estamos atravesando un muy caluroso y  seco  abril; el mes que antes era el de las lluvias mil. De tal manera que el gobernador, en lugar de gastarse el precario presupuesto en cuestionados proyectos como El Santísimo, más bien debería destinar los recursos a problemas de mayor prioridad.

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