miércoles, julio 11, 2012

Menos leguleyadas y más educación y empleo

Publicado en Vanguardia Liberal en julio 11 de 2012

El director de Colciencias  renunció hace poco pues observó “incongruencias entre las metas que acordó con el presidente y los recursos que le entregan”. Denunció que -cada año- hay menos plata para apoyar programas de ciencia y tecnología para niños, jóvenes y adultos. Y añadió: “Todo país que quiera hacer un desarrollo en ciencia y tecnología tiene que tener unas sólidas ciencias básicas”.

Cualquier persona medianamente informada sabe que la clave del desarrollo sostenible es la inversión en ciencias. El gobierno desgastó al país el año pasado en la fracasada reforma educativa. Pero ¿para qué sirven las reformas educativas si cada vez se invierte menos en educación e investigación?

“No es necesaria una reforma constitucional para mejorar la justicia”,  dijo la nueva ministra. Agregó la jurista: “la verdadera reforma consiste en un cambio de mentalidad y en una mayor asignación de recursos”. En este país se pretende solucionar los problemas reformando la Constitución o las leyes. Lo más grave es que algunas iniciativas terminarían por agravarlos, como la -a buena hora- frenada reforma a la justicia.

Pero después del anterior fiasco, el ex presidente Uribe y sus secuaces (principales beneficiarios del engendro) proponen una Constituyente para reformar la misma justicia que la ministra dice que puede mejorarse sin piruetas constitucionales. ¿Cuántos  proyectos de generación de empleo, de vivienda o educativos podrían despegar con la plática que se despilfarraría en la tal constituyente uribista?  Y si la gente tiene mayor acceso al empleo, la vivienda o la educación es seguro que los índices de inseguridad bajarían y los juzgados se descongestionarían. Como ha ocurrido en  países que entendieron que hay que "abrir escuelas para cerrar cárceles" (Víctor Hugo).

 Los pocos ultra-uribistas que están fuera de la cárcel  también proponen reformar  el Congreso. Pero ¿qué hacemos  reformando el Congreso si la mayoría de los colombianos –asediados por las necesidades- siguen eligiendo a los que compran votos, con plata “legal” o “ilegal”?  

Lo mismo para  las  Corporaciones Autónomas Regionales. Cuando llegó, el presidente Santos anunció una reforma a las mismas, que también fracasó. Pero ¿de qué sirven las reformas si seguimos eligiendo directores de corporaciones que no tienen la menor idea sobre el tema? Más barato y efectivo sería una directriz del gobierno exigiendo la aplicación de la meritocracia (no de la politicocracia) en las mentadas elecciones. 


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