Los
científicos piensan que la especie
humana ha estado varias veces al borde de la extinción. Una de estas crisis
existenciales se registró hace 70.000 años, cuando erupciones volcánicas
masivas generaron un brutal cambio climático que produjo un inesperado periodo
glacial. Los sobrevivientes –un grupito de africanos- invadieron el planeta en los siguientes miles
de años. En Europa se toparon con los Neandertales que habían llegado antes. Estos
parientes cercanos nuestros se extinguieron hace 28.000 años; como muchas otras
especies, integrantes de la estirpe humana.
Somos,
pues, los sobrevivientes de esta extraordinaria travesía evolutiva que tuvo su
génesis en África.
En
los últimos 500 millones de años –mucho
antes de la aparición humana- se registraron cinco extinciones planetarias. La
última de ellas, la quinta, hace 65 millones de años, acabó con los dinosaurios y otras especies.
Algunas de estas extinciones fueron
asociadas a cambios climáticos o geológicos;
ocasionados por diferentes causas.
Los estudiosos creen que actualmente atravesamos por la “sexta extinción global”; las especies desaparecen a un ritmo que supera al de las grandes extinciones pasadas. Esta vez por causas asociadas a actividades humanas.
Cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosques y se pierden miles de especies. Y los depósitos de agua, energía fósil y minerales se agotan rápidamente. Para completar: la poca agua que queda, el aire y los alimentos registran niveles extremos de contaminación. En este desquiciado contexto, muchos mueren por que comen demasiado mientras otros millones perecen por hambre. Se trata -entonces- de un modelo evidentemente no sostenible, pues esta agotando los recursos que precisamente necesitamos para sostener una población mundial de 7000 millones (cifra del 2011).
Del
tema se empezó a hablar en Estocolmo, hace 40 años. En Bogotá (Ecolombia) hace 30 años, en esa
época se propuso el Ecodesarrollo como un modelo alternativo de desarrollo. Desde
Brasil en 1992, hace 20 años, se introdujo el concepto de Desarrollo
Sostenible, insertado en la legislación colombiana en la ley 99 de 1993. Todo
eso es lo que está en juego en la Conferencia Rio + 20 que se inicia hoy en
Brasil. En estos 40 años mucho tilín tilín y pocos resultados.
Esperemos que
esta vez sea diferente pues “las especies condenadas a 100 años de estupidez no
tendrán una segunda oportunidad sobre la tierra”.
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