sábado, junio 16, 2012

Muchos carros en el día sin carro


Publicado en Vanguardia Liberal el 13 de junio de 2012


El pasado y presunto “Día sin carro”, me fui trotando desde el barrio Provenza hasta Floridablanca, donde trabajo. Me gasté 50 minutos a paso moderado, 10 minutos menos que si hubiese recorrido este trayecto en el fracasado sistema Metrolínea. Lo anterior, sumando los tiempos de espera de los buses y los cambios en las estaciones de transferencia, por lo menos dos cambios entre Provenza y Florida. Así que preferiría (como muchas otras personas) llegar a mi trabajo haciendo el recorrido a pie o en bicicleta, y evitarme así el viacrucis de Metrolínea (que la gente no usa por lo mismo, por el pésimo servicio).


Sin embargo, esto no es posible, ya que no es bueno para la salud hacer ejercicio respirando un aire muy contaminado, como el que se registra en la trocha que une Bucaramanga con Floridablanca. Incluso durante el “Día sin carro”, cuando (se suponía) se estimularía la marcha o el uso de la bicicleta; ese día solo vi tres o cuatro gatos –como el que esto escribe- en él mencionado trayecto. Y aunque se redujeron levemente los trancones, muchos buses y motos pasaron a mi lado emitiendo la tradicional humarada tóxica, propia de estas estufas ambulantes, que nadie controla. 


El otro problema que impide la movilización a pie o en cicla por la “autopista” es que los genios que la diseñaron no dejaron espacios para las ciclovías; menos andenes para los peatones, en largos tramos. Resulta un auténtico suicido circular en bicicleta o a pie, en la estrecha “autopista”. A diferencia de lo que ocurre en otras ciudades organizadas. Tengo amigos que trabajan en París y se desplazan todos los días en bicicleta.


En esas ciudades no intentan resolver los problemas con propuestas intrascendentes –como el “Día sin carro”- o de cuestionados efectos, como el Pico y Placa. En los países serios sí han diseñado sistemas de transporte masivo que mejoran la movilidad, no como aquí que inventamos uno para agravarla. En esos países hay ciclovías y amplios andenes (incluso pensados para discapacitados); pero sobre todo el transporte masivo funciona.


Metros (en grandes ciudades) y tranvías (en ciudades intermedias), pero igualmente sistemas de buses en los que se fija el horario de los buses en la parada. Y los buses llegan a esa hora en punto. Aquí nunca se sabe cuándo pasarán.

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