domingo, marzo 20, 2011

¿Sindrome de China en Japon?

Publicado en Vanguardia Liberal en marzo 16 de 2011

Se teme lo peor después de las explosiones (no son explosiones nucleares sino químicas) reportadas en las centrales nucleares afectadas por el terremoto que devastó Japón. En Chernóbil (1986) la tragedia fue desencadenada por un solo reactor nuclear. En Japón son varios los reactores afectados; así que entramos en una dinámica desconocida y de imprevisibles resultados. En una central nuclear se produce electricidad a partir de uranio enriquecido; a diferencia de las centrales termoeléctricas que utilizan gas o carbón. La diferencia es que, cuando en una central de gas o carbón se presenta un problema, basta con parar el suministro del combustible. En una central nuclear, no es fácil ni rápido detener el proceso de generación de calor.

Entonces, si el sistema de enfriamiento falla en un reactor (como pasó en Chernóbil y Japón) la temperatura sube rápidamente. Altas presiones y temperaturas y explosiones de hidrógeno pueden volar el reactor y las sustancias radiactivas escapan a la atmósfera. Arrastradas por los vientos pueden llegar a países localizados a miles de kilómetros. Si una lluvia se precipita en la zona del desastre el agua que cae estará muy contaminada.

En los años 70 se pensaba que la masa fundida del reactor se hundiría en el suelo y llegaría hasta la China, si el accidente se registraba en este lado del planeta. De ahí viene el nombre de El Síndrome de China; una película de 1978 que pronosticó este tipo de accidentes; mucho antes de Three Mile Island (1979) y Chernóbil.

Los productos radiactivos que se escapan pueden hacer invivibles regiones enteras por décadas. En el caso de Chernóbil el corazón fundido y radioactivo se mezcló con la arena y se solidificó; allí permanece la peligrosa mezcla bajo un “sarcófago” construido sobre el reactor accidentado.

Como ya lo había señalado en este espacio (Una Central nuclear no es una bomba atomica,de noviembre 3 de 2010) algunos argumentan que la salida al calentamiento global son las centrales nucleares, ya que no emiten gases de invernadero. Incluso prestigiosos científicos como James Lovelock, autor de la teoría Gaia, así lo proponen. A raíz de los accidentes de los años 70 y 80, varios países impulsaron vetos contra las centrales nucleares. En los últimos años estas centrales habían tomado un nuevo aire por las propuestas contra el calentamiento global. Pero, el incidente de Japón ratifica que este remedio podría ser pavorosamente peor que la enfermedad.

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