Publicado en Vanguardia Liberal en marzo 9 de 2011
Contundente el pronunciamiento del Gobernador de Santander en la inconclusa Audiencia Pública celebrada el pasado viernes; cuando le solicitó al Gobierno no otorgarle licencia ambiental al proyecto Greystar. Su pronunciamiento se suma al realizado por autoridades, diputados, congresistas, gremios, universidades, sindicatos, ambientalistas y las 40.000 personas que marcharon el 25 de febrero. Aparte de los empleados, contratistas y beneficiarios políticos de la Greystar, el rechazo a la minería a cielo abierto en páramos en el departamento (y el país) ha sido unánime; por razones legales, éticas y de sentido común.
Por lo mismo, resulta inexplicable la posición gelatinosa asumida por el Minambiente desde el inicio del proceso. Recordemos que este Ministerio reculó su decisión de rechazo al proyecto e inexplicablemente aceptó recibir el estudio presentado por Greystar. Esto, a pesar de su inviabilidad legal; ya que se encuentra localizado en páramos y nacimientos de aguas de consumo humano. El hecho en sí constituye una irregularidad, que ojala investiguen las autoridades. Este gobierno puede argumentar que el problemita viene de atrás, pero es que ya han pasado siete meses desde la posesión de Santos y el Ministerio nada que define la situación; generando una preocupante exaltación de los ánimos.
Aparte de los riesgos para el páramo, existen peligros evidentes para la calidad del agua. La Greystar propone tratar las aguas residuales de proceso con el sistema INCO que empieza con “un tanque de destrucción del cianuro”. Pero, en estos procesos, el cianuro no se “destruye” sino que se “transforma” en derivados como los cianatos; algunos derivados del cianuro son más tóxicos que este. Además, para que la reacción reduzca las concentraciones de cianuro por debajo de la norma de vertimiento debe ocurrir a 25 o C.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA): “a 5 oC la concentración residual de cianuro al final es de 2 mg/litro”; valor muy superior a la norma de vertimiento de residuos líquidos. Y la temperatura promedio en la zona es cercana a 5 oC, según Greystar. Para la EPA este sistema tampoco remueve “niveles significativos” de tiocianatos, cianatos, amoniaco, nitratos, metales y arsénico. Por lo que “unidades adicionales de tratamiento son requeridas”. Así que, como el proceso no cumple la norma ni tampoco remueve otros contaminantes, todos estos terminaran en las fuentes del agua que consumimos.
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