Una de las estrategias utilizadas por los integrantes de la secta neoliberal tiene que ver con la aplicación del viejo truco: divide y vencerás. Se trata de mantener divididos a los pueblos, polarizados en conflictos internos y externos. Es en medio de estos conflictos (que pueden convertirse en guerras) que las trasnacionales de los negocios hacen sus mejores negocios. Basta con mirar las monumentales ganancias de multinacionales como Hallyburton en la guerra de Irak. Por lo demás, estas situaciones debilitan las instituciones y la democracia, lo que les permite a estos grupos actuar con mayor libertad. Siguiendo al pie de la letra este libreto, el presente gobierno se ha dedicado a polarizar a los colombianos y a cazar pleitos con nuestros vecinos más cercanos. Empezó con Venezuela, hasta que los vecinos tomaron medidas que afectaron el comercio entre los dos países, y el gobierno se vio obligado a aceptar que por ahí no era la cosa.
Sin embargo, desde hace meses anda cazando pleitos con Ecuador, otro importante socio comercial en la región y un país receptor de muchos desplazados de Colombia. Pero, además, tradicionalmente este país era uno de los pocos que nos recibía muy bien a los colombianos, éramos bienvenidos. Lo que no ocurre en otros países, es notoria la desconfianza con que se mira el pasaporte colombiano en casi todos los aeropuertos, incluyendo los de América Latina. En Ecuador no… hasta hace poco, pues con todas estos absurdos rifirrafes se ha desarrollado también un sentimiento negativo contra los nacionales.
Una visión desprevenida sobre la actual crisis en las relaciones, generada por la reanudación de las fumigaciones en la frontera, solo nos lleva a concluir que nuestros vecinos tienen toda la razón en protestar. Es que si ya existía un acuerdo para parar las fumigaciones mientras se adelantada una evaluación bajo unos términos de referencia acordados entre las partes, no es serio que nuestro gobierno viole unilateralmente lo pactado.
Ahora, si estas fumigaciones sirvieran para erradicar el narcotráfico del país, creo que seria el primero en apoyarlas. Pero los hechos, las cifras, la realidad nos muestra que todo este programa de “erradicación” ha sido un rotundo fracaso, el negocio esta más boyante que nunca. En el mismo sentido, el gobierno insiste en que el glifosato es inocuo, lo que no coincide con estudios realizados por científicos de la Universidad de Caen de Francia (entre otras) que clasifican al glifosato como un disruptor endocrino, estos son un grupo de contaminantes emergentes que son objeto de preocupación mundial.
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