Frente al atentado de la semana pasada tenemos dos posibilidades; lo que inquieta es que no se sabe cual de las dos es la peor. Primera posibilidad: fueron las FARC, como afirma el presidente Uribe y corean sus fieles. Si esto es así, la cosa está complicada por que este gobierno –como los anteriores- no cesa de repetirnos que la guerrilla está derrotada, que la victoria final está de un cacho. Habría que preguntarse ¿Una guerrilla derrotada es capaz de montar un atentado contra “el corazón militar” de Colombia? Sobre todo que –a pesar de los millones de dólares invertidos- este gobierno no ha capturado a nadie del Secretariado de las FARC.
Sin embargo, a pesar de los fracasos en este frente y en la lucha contra las drogas, el gobierno nos anuncia que necesita 8.5 billones de pesos adicionales para continuar haciendo lo mismo. ¿Más gasto militar improductivo? ¿Cuantas viviendas, escuelas, vías y demás construiríamos con este dineral?
La otra posibilidad es que no hayan sido las FARC; el Fiscal afirmó que no tiene evidencias que comprometan al grupo armado y el alcalde de Bogota reveló que el embajador de Estados Unidos le informó que las FARC habían desistido de realizar terrorismo en la capital. Esta alternativa resulta más inquietante que la primera pues, si no fueron las FARC ¿Quiénes fueron?
Lo cierto es que aquí y ahora no se sabe muy bien de donde provienen las balas y las bombas. La semana pasada el senador Javier Cáceres alertó sobre un plan para atentar contra el senador uribista German Vargas Lleras, con participación de miembros de las fuerzas armadas. Recordemos que, en el último atentado contra Vargas, éste, expresó sus dudas sobre la responsabilidad de las FARC, a pesar de lo afirmado por el presidente. Lo anterior, en medio del debate por los montajes y otros escándalos que involucran a la fuerza pública y los narcoparamilitares.
Sea como fuese, el enigmático atentado sepultó las esperanzas en el intercambio humanitario, opacó el debate sobre la paramilitarización de la política y nos lanzó a una renovada confrontación. ¿Hasta cuando? Y es que, frente a tan precarios resultados ¿no sería la hora de reconsiderar unas políticas que privilegian el componente militar-policial? El caso es que el problema en Colombia “no es militar, es social”, “es de equidad, de concentración de la riqueza”. Estas afirmaciones no provienen de la oposición sino del actual presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (El Tiempo del domingo). José Félix Lafaurie propone generar “desarrollo sostenido”.
En este contexto, vale la pena resaltar eventos como el IV Foro Social Colombia que se llevará a cabo a partir de hoy en el auditorio Luís A Calvo de la UIS. El tema a debatir es precisamente “Desarrollo con equidad” ya que otro mundo es posible, pero no por la vía de la fuerza sino de la inteligencia, la tolerancia, la solidaridad y la democracia real. Información en teléfonos: 6526698, 6334771,6454376.