Columna publicada en Vanguardia Liberal en abril 5 de 2006
A raíz de mi columna de la semana pasada, sobre los riesgos asociados a los productos dietéticos, recibí varios comentarios de los lectores. Comentaba uno de ellos: “tan cierto es que muchos productos dietéticos no sirven para bajar de peso, que los mismos fabricantes lo admiten”. El lector se refiere a la nota que aparece en la etiqueta de la Coca Cola Light, que advierte: “Este alimento (¿alimento?) no ayuda a adelgazar o reducir el peso corporal excepto cuando hace parte de una dieta en la cual la ingestión total de calorías se controle”.
Buena la aclaración ya que muchos pesos pesados –que no leen las etiquetas- tienden a pensar que basta con remplazar la Coca Cola y otras bebidas y comidas azucaradas por estos productos “Light”. El resultado es que no sólo no pierden peso sino que terminan ganando unos kilos adicionales, como el caso reseñado en la columna anterior (que puede ser consultada en http://www.jairopuentebruges.blogspot.com/). Son estas demandas las que han obligado a las multinacionales a incluir en las etiquetas las limitaciones y riesgos de sus productos.
En este caso vemos que la advertencia esta incompleta pues no se hace ninguna referencia a los riesgos señalados para el edulcorante utilizado. La Coca Cola Light tiene en su composición el aspartame (marcas Nutrasweet y Equal.), este edulcorante sintético es el centro de un intenso debate desde hace varios décadas, entre los que sostienen que el producto es inocuo (según el doctor Ralph G. Walton, se trata de “estudios” pagados por los fabricantes) y los que sostienen que el producto puede enfermar y hasta matar. Incluso existe un Grupo de Apoyo a las Victimas del Aspartame.
Es una discusión a la que hay que prestarle atención pues son millones los consumidores de bebidas y “alimentos” Light. Y son numerosos los estudios que cuestionan el uso de estos productos. El aspartame es producido por la empresa de fármacos G.D. Searle, subsidiaria de Monsanto. Si, la misma que produce transgenicos y los herbicidas asociados, como es el glifosato.
Sobre el tema, el Ingeniero Sergio Gaitan me envió un nota que cuestiona la actuación de la Drug and Food Administrartion (FDA) de Estados Unidos, frente al aspartame. Su complacencia frente a este y otros productos de las multinacionales ha sido objeto de debate desde hace muchos años. Se ha cuestionado que Monsanto, y otras corporaciones, han financiado las campañas de presidentes gringos, que más tarde les retribuyen sus favores económicos nombrando en cargos de responsabilidad a exejecutivos de las multinacionales, que terminan actuando a favor de sus antiguos y futuros patrones.
Para remplazar a los edulcorantes artificiales muchos abogan por la Stevia, un endulzante natural producido a partir de un arbusto originario de Paraguay y Brasil. En la actualidad se consume en Japón y otros países, en los que tiende a remplazar a los edulcorantes sintéticos. Ya se esta produciendo y distribuyendo en Santander. Por supuesto que los productos naturales también deben ser sometidos a controles sanitarios.
A raíz de mi columna de la semana pasada, sobre los riesgos asociados a los productos dietéticos, recibí varios comentarios de los lectores. Comentaba uno de ellos: “tan cierto es que muchos productos dietéticos no sirven para bajar de peso, que los mismos fabricantes lo admiten”. El lector se refiere a la nota que aparece en la etiqueta de la Coca Cola Light, que advierte: “Este alimento (¿alimento?) no ayuda a adelgazar o reducir el peso corporal excepto cuando hace parte de una dieta en la cual la ingestión total de calorías se controle”.
Buena la aclaración ya que muchos pesos pesados –que no leen las etiquetas- tienden a pensar que basta con remplazar la Coca Cola y otras bebidas y comidas azucaradas por estos productos “Light”. El resultado es que no sólo no pierden peso sino que terminan ganando unos kilos adicionales, como el caso reseñado en la columna anterior (que puede ser consultada en http://www.jairopuentebruges.blogspot.com/). Son estas demandas las que han obligado a las multinacionales a incluir en las etiquetas las limitaciones y riesgos de sus productos.
En este caso vemos que la advertencia esta incompleta pues no se hace ninguna referencia a los riesgos señalados para el edulcorante utilizado. La Coca Cola Light tiene en su composición el aspartame (marcas Nutrasweet y Equal.), este edulcorante sintético es el centro de un intenso debate desde hace varios décadas, entre los que sostienen que el producto es inocuo (según el doctor Ralph G. Walton, se trata de “estudios” pagados por los fabricantes) y los que sostienen que el producto puede enfermar y hasta matar. Incluso existe un Grupo de Apoyo a las Victimas del Aspartame.
Es una discusión a la que hay que prestarle atención pues son millones los consumidores de bebidas y “alimentos” Light. Y son numerosos los estudios que cuestionan el uso de estos productos. El aspartame es producido por la empresa de fármacos G.D. Searle, subsidiaria de Monsanto. Si, la misma que produce transgenicos y los herbicidas asociados, como es el glifosato.
Sobre el tema, el Ingeniero Sergio Gaitan me envió un nota que cuestiona la actuación de la Drug and Food Administrartion (FDA) de Estados Unidos, frente al aspartame. Su complacencia frente a este y otros productos de las multinacionales ha sido objeto de debate desde hace muchos años. Se ha cuestionado que Monsanto, y otras corporaciones, han financiado las campañas de presidentes gringos, que más tarde les retribuyen sus favores económicos nombrando en cargos de responsabilidad a exejecutivos de las multinacionales, que terminan actuando a favor de sus antiguos y futuros patrones.
Para remplazar a los edulcorantes artificiales muchos abogan por la Stevia, un endulzante natural producido a partir de un arbusto originario de Paraguay y Brasil. En la actualidad se consume en Japón y otros países, en los que tiende a remplazar a los edulcorantes sintéticos. Ya se esta produciendo y distribuyendo en Santander. Por supuesto que los productos naturales también deben ser sometidos a controles sanitarios.
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