El pasado 4 de agosto el Ministro de Minas y Energía afirmó: “Estamos blindados frente al 'Niño' en materia energética”. “Colombia tiene suficiente energía, tanto hidroeléctrica como térmica, para sortear el Niño más pesimista que se pueda presentar". Sin embargo, en septiembre el funcionario explicó que “para preservar los recursos hídricos y el nivel de los embalses que hoy se encuentran en el 70 por ciento, se prendieron las térmicas que operan con gas”. Claro, al aumentar el consumo de gas de las térmicas, quedó menos gas para otras actividades, lo que generó racionamientos de gas vehicular en Ibagué y Bucaramanga en la primera quincena de septiembre. Menos mal que estamos “blindados”.
En septiembre 18 la prensa informó: “Ministro de Minas considera poco probable racionamiento de gas en Bogotá”. Preciso: el 23 de septiembre fue suspendido el gas natural en la capital. Frente a las protestas de los taxistas, el ministro recomendó “el uso de gasolina mientras se supera la emergencia”. El ministro parece ignorar que pasar de gas a gasolina no es como soplar y hacer botellas, ya que los vehículos “habituados” al gas consumen mucha más gasolina cuando se realiza el cambio. Por ello muchos taxistas prefirieron parar sus carros.
El 29 de septiembre, el mismo ministro que sostuvo que estábamos blindados frente al Niño, decretó un racionamiento programado de gas ya que "no se tiene certeza acerca de la fecha en que se normalice el abastecimiento”. En octubre pidió un “auto racionamiento eléctrico” a los hogares y apagar los edificios públicos.
En declaraciones anteriores el ministro también había asegurado que no existía ningún problema con los embalses. Manifestaciones que no coinciden con lo expresado por la presidenta de Asociación Colombiana de Generadores: “Hoy en el país sólo el embalse de El Peñol puede tener una capacidad de regulación de seis meses, mientras que los otros podrían desocuparse en 15 días”. 15 días. Con el agravante de que -cuando se sube la temperatura ambiente- se dispara el consumo de agua, ya que la gente se ducha más y bebe más líquidos. También prende el abanico o el aire acondicionado con más frecuencia.
En septiembre 18 la prensa informó: “Ministro de Minas considera poco probable racionamiento de gas en Bogotá”. Preciso: el 23 de septiembre fue suspendido el gas natural en la capital. Frente a las protestas de los taxistas, el ministro recomendó “el uso de gasolina mientras se supera la emergencia”. El ministro parece ignorar que pasar de gas a gasolina no es como soplar y hacer botellas, ya que los vehículos “habituados” al gas consumen mucha más gasolina cuando se realiza el cambio. Por ello muchos taxistas prefirieron parar sus carros.
El 29 de septiembre, el mismo ministro que sostuvo que estábamos blindados frente al Niño, decretó un racionamiento programado de gas ya que "no se tiene certeza acerca de la fecha en que se normalice el abastecimiento”. En octubre pidió un “auto racionamiento eléctrico” a los hogares y apagar los edificios públicos.
En declaraciones anteriores el ministro también había asegurado que no existía ningún problema con los embalses. Manifestaciones que no coinciden con lo expresado por la presidenta de Asociación Colombiana de Generadores: “Hoy en el país sólo el embalse de El Peñol puede tener una capacidad de regulación de seis meses, mientras que los otros podrían desocuparse en 15 días”. 15 días. Con el agravante de que -cuando se sube la temperatura ambiente- se dispara el consumo de agua, ya que la gente se ducha más y bebe más líquidos. También prende el abanico o el aire acondicionado con más frecuencia.
En octubre 5 el ministro volvió a las andadas y reiteró que no habrá racionamientos “en el sector domiciliario”. Después de escucharlo, corrí despavorido a la tienda más cercana a aprovisionarme de baterías y un bulto de carbón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario