miércoles, junio 21, 2006

Bomba social en Bucaramanga

Publicado en Vanguardia Liberal en junio 21 de 2006

El periodista César Baeza presentará unas fotografías (el próximo viernes) sobre una cara del Área Metropolitana de Bucaramanga, que pocos conocen… y que muchos prefieren no conocer. La exposición será en el Museo de Arte Moderno, auspiciada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR. Según la entidad, Colombia alberga 2.5 millones de “refugiados internos o desplazados”. William Spindler, portavoz del ACNUR, ha señalado: "Nosotros calificamos la situación en Colombia como la peor crisis humanitaria en el mundo, fuera de África".

La situación podría ser peor, según otras fuentes, que manejan cifras más altas que las de ACNUR y el gobierno. Y es que este gobierno –además de especializarse en la manipulación de las cifras (recordemos la salida abrupta del director del DANE)- no está haciendo nada para enfrentar el enorme problema. Advierte Spindler: “Podemos decir que, desde el punto de vista de la efectividad en velar porque los derechos de los ciudadanos se cumplan, el gobierno colombiano está fallando en sus responsabilidades”.

Muchos de estos colombianos han sido despojados de sus tierras por los grupos armados y sus patrocinadores, otros expulsados por sus ideas políticas y la mayoría desterrada por un sistema económico que no persigue disminuir las desigualdades, sino profundizarlas. Estas familias son las victimas preferidas de los desastres, pues muchos viven cerca a los ríos, en laderas erosionadas o al borde de abismos. Para completar, no tienen acceso a servicios básicos y viven en asentamientos que pueden ser calificados de inhumanos.

La mayoría de nosotros sólo conocemos a los marginados cuando se instalan en las calles o los semáforos, a limpiar parabrisas o a vender mandarinas. Muchos nos quejamos porque molestan y afean el paisaje urbano; de ahí que la propuesta es hacerlos invisibles, ya que reducir la injusticia social es considerado muy complicado. Así que hay que quitarles su única opción de supervivencia y regresarlos a donde deben estar: a sus cambuches. Y que no jodan tanto, por que se exponen a un nuevo desplazamiento. Mano firme para ellos y corazón grande para los que los desplazaron.

Esa es la realidad que ocultan algunos medios y que muestra la exposición de César Baeza. Sus fotografías ilustran las terribles condiciones que padecen los confinados en las Bodegas en el Café Madrid; cientos de personas respirando y transpirando en un espacio oscuro y cerrado. En Girón, muchos cambuches instalados al borde del precipicio. Una situación igualmente dramática se vive por los lados de Piedecuesta, donde se ha registrado una vertiginosa ocupación de las lomas de Guatiguará por miles de desplazados. En el González Chaparro (Floridablanca), una de las “soluciones” de los gobiernos, algunos de sus moradores afirman que vivían mejor en los cambuches. Sin mencionar lo que viene ocurriendo en el norte de la ciudad.

¿Será que alguno puede pensar seriamente que aquí va a haber seguridad mientras persista esta aberración social?

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