Columna publicada en Vanguardia Liberal en mayo 3 de 2006
El país atraviesa por una grave crisis, el asesinato de la hermana de Cesar Gaviria (un duro crítico del proceso Uribe-paramilitares) es el último episodio de una situación que tiende a degradarse. Aunque no se sabe quienes fueron los responsables del crimen, el hecho es que se registro una insólita falla en la seguridad. ¿Cómo es posible que mientras al paramilitar Jorge 40 le prestan un carro blindado de uso presidencial a la empresaria le eliminan la precaria seguridad con que contaba?
A este y otros asesinatos, se suma el fracaso rotundo de los programas de lucha contra las drogas, el rearme paramilitar, la infiltración armada en las instituciones y la inquietante expansión de la miseria y violencia urbanas. Hay que reconocer que esta es una inseguridad bien democrática, por que nos afecta a todos, claro que sobre todo a los de la oposición, que ya habían manifestado sus temores antes del crimen de Liliana Gaviria.
De ahí que las elecciones del 28 de mayo son cruciales. Se trata de decidir sobre cuál es el país que queremos. En el fondo, todos (o casi todos) aspiramos a vivir en una sociedad más amable y justa donde la mayoría tenga acceso al empleo, la vivienda, la salud y la educación. Así que el meollo del asunto no es el “que” queremos, sino el “como” lo logramos. Por ejemplo, la semana pasada el candidato presidente prometió en Bucaramanga “plena cobertura educativa” y “contratos indefinidos” para todos, lastima que no explico como lo haría, sobre todo que en el campo laboral su gobierno ha hecho todo lo contrario.
Ahora, no hay que olvidar las relaciones causa efecto. ¿Es posible la educación en medio de la hambruna? ¿Es viable la salud en medio de la ignorancia y la promiscuidad? ¿Florecerá la paz en medio de la miseria y la injusticia? ¿Habrá más empleo y menos pobreza con proyectos neoliberales como el TLC?
Las últimas encuestas abren la posibilidad de una segunda vuelta electoral. Según los analistas, el único candidato que puede detener la reelección (si no lo matan) se llama Carlos Gaviria. De ahí la importancia de tener claridad sobre lo que propone uno y otro candidato. Básicamente, frente a los problemas, las respuestas del candidato presidente son de tipo correctivo, léase militar y policial. En el Polo opuesto, Gaviria cree que es mejor y más barato prevenir que lamentar. Frente a la dosis personal y el narcotráfico el candidato presidente propone penalizar, fumigar, extraditar. Gaviria ofrece educar, prevenir, mejorar la calidad de vida.
Uribe no reconoce las causas históricas del conflicto armado, por lo que su propuesta es continuar indefinidamente la guerra. Gaviria sostiene que “las causas del conflicto armado provienen de las desigualdades sociales, la discriminación y la miseria” y plantea “que con un verdadero estado de derecho estas causas desaparecerán”. Carlos Gaviria visita Bucaramanga el sábado, almuerzo en el Club de Profesionales, Concentración en Plaza Galán a las 3 p.m. Informes: 6328288
El país atraviesa por una grave crisis, el asesinato de la hermana de Cesar Gaviria (un duro crítico del proceso Uribe-paramilitares) es el último episodio de una situación que tiende a degradarse. Aunque no se sabe quienes fueron los responsables del crimen, el hecho es que se registro una insólita falla en la seguridad. ¿Cómo es posible que mientras al paramilitar Jorge 40 le prestan un carro blindado de uso presidencial a la empresaria le eliminan la precaria seguridad con que contaba?
A este y otros asesinatos, se suma el fracaso rotundo de los programas de lucha contra las drogas, el rearme paramilitar, la infiltración armada en las instituciones y la inquietante expansión de la miseria y violencia urbanas. Hay que reconocer que esta es una inseguridad bien democrática, por que nos afecta a todos, claro que sobre todo a los de la oposición, que ya habían manifestado sus temores antes del crimen de Liliana Gaviria.
De ahí que las elecciones del 28 de mayo son cruciales. Se trata de decidir sobre cuál es el país que queremos. En el fondo, todos (o casi todos) aspiramos a vivir en una sociedad más amable y justa donde la mayoría tenga acceso al empleo, la vivienda, la salud y la educación. Así que el meollo del asunto no es el “que” queremos, sino el “como” lo logramos. Por ejemplo, la semana pasada el candidato presidente prometió en Bucaramanga “plena cobertura educativa” y “contratos indefinidos” para todos, lastima que no explico como lo haría, sobre todo que en el campo laboral su gobierno ha hecho todo lo contrario.
Ahora, no hay que olvidar las relaciones causa efecto. ¿Es posible la educación en medio de la hambruna? ¿Es viable la salud en medio de la ignorancia y la promiscuidad? ¿Florecerá la paz en medio de la miseria y la injusticia? ¿Habrá más empleo y menos pobreza con proyectos neoliberales como el TLC?
Las últimas encuestas abren la posibilidad de una segunda vuelta electoral. Según los analistas, el único candidato que puede detener la reelección (si no lo matan) se llama Carlos Gaviria. De ahí la importancia de tener claridad sobre lo que propone uno y otro candidato. Básicamente, frente a los problemas, las respuestas del candidato presidente son de tipo correctivo, léase militar y policial. En el Polo opuesto, Gaviria cree que es mejor y más barato prevenir que lamentar. Frente a la dosis personal y el narcotráfico el candidato presidente propone penalizar, fumigar, extraditar. Gaviria ofrece educar, prevenir, mejorar la calidad de vida.
Uribe no reconoce las causas históricas del conflicto armado, por lo que su propuesta es continuar indefinidamente la guerra. Gaviria sostiene que “las causas del conflicto armado provienen de las desigualdades sociales, la discriminación y la miseria” y plantea “que con un verdadero estado de derecho estas causas desaparecerán”. Carlos Gaviria visita Bucaramanga el sábado, almuerzo en el Club de Profesionales, Concentración en Plaza Galán a las 3 p.m. Informes: 6328288
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