La
semana pasada, la Secretaria de Educación advirtió que –en Santander- más de 34.000 menores “están fuera del sistema
educativo”. Una de las causas: “hay escuelas a las que nunca les han pintado
una pared” y están “totalmente deterioradas”. ¿Existirá algún futuro
esperanzador para este ejército de jóvenes y niños sin acceso a la educación y
el empleo digno?
Por
lo mismo, muchos terminan en las garras de bandas armadas, delincuencia común,
prostitución o micro tráfico de drogas; en esos asentamientos inhumanos que crecen sin parar
en nuestras ciudades. En el Área Metropolitana de Bucaramanga el número de asentamientos
precarios pasó de 88, en 1988, a 252 en 2011. Para completar: el déficit de
vivienda de interés social es de 36.361 unidades y 13.665 hogares viven en
condiciones de hacinamiento (Vanguardia, octubre 16).
Por
ello, muchos de estos jóvenes y niños terminan en centros de reclusión que no
son centros de rehabilitación, todo lo contrario. Hace unos días Vanguardia publicó
una foto tomada en el centro de servicios judiciales para adolescentes. En la
misma se aprecia el hacinamiento que padecen 30 jóvenes recluidos
en diminutas celdas, en las que están “durmiendo en el piso y con una
sola comida al día”. Las condiciones
para presos adultos son iguales o
peores.
En
las aéreas rurales del departamento las cosas no marchan mejor. Hace poco
Vanguardia informó: “los cacaoteros están en el peor de los mundos”, por los
bajos precios. Ellos y otros productores agrícolas y pecuarios. ¿Cómo van a
estar bien? Sin apoyo, sin vías y muchos sin agua limpia.
Frente
a los descomunales problemas, sorprenden las salidas del gobernador. Para el
tema de la seguridad, en lugar de iniciativas que toquen problemas estructurales -como los
citados- su propuesta fue de crear una sobretasa a la energía, que
afortunadamente fue derrotada por la opinión. Pues si los recursos disponibles son pocos, nadie entiende
que el gobernador pretenda despilfarrar
$ 43 mil millones en el cuestionado
proyecto Cerro del Santísimo. A los problemas ambientales, sociales y legales que
han señalado moradores de Floridablanca al poco santo proyecto, haremos
referencia en próximas columnas.
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