Publicado en Vanguardia Liberal en febrero 1 de 2012
Durante mi niñez en Cartagena, existía en mi ciudad natal una importante afición por las corridas de toros. Sin embargo, incluso en esos lejanos años, este cruel y anacrónico espectáculo ya empezaba a pasar de moda entre los jóvenes de la época. Esa tendencia se acentuó y la afición que existía se ha ido diluyendo, hasta casi desaparecer.
El Universal de Cartagena (enero 16) anota: “La Plaza de Toros Cartagena de Indias, considerada una de las más hermosas de América, no cuenta -hace ocho meses- con agua y está llena de maleza”. “Su reconstrucción cuesta 2000 millones de pesos” ¿Cuántas escuelitas podríamos reconstruir con esta millonada? En la Cartagena de hoy poco se habla de toros; más bien se debate sobre el Festival de Música Clásica y el Hay Festival, la fiesta de la palabra, eventos -esos sí- culturales, que hay que apoyar.
La extinción de la afición taurina es un fenómeno nacional e internacional. Recientes encuestas de los medios indican que la inmensa mayoría de los colombianos (más del 90%) está de acuerdo con las medidas adoptadas por el alcalde Petro en Bogotá para limitar las corridas de toros. Encuestas de años anteriores revelan la misma tendencia: la gran mayoría de colombianos desaprueba la barbarie taurina. Igual tendencia en ciudades españolas, como Cataluña, donde prohibieron las corridas.
Petro anunció que no despilfarrará “ni un solo peso en espectáculos en torno a la muerte”. Ojalá otros alcaldes lo imiten; pues resulta inaceptable destinar dineros públicos a financiar deprimentes eventos que solo atraen a un ínfima minoría. Recursos que mucha falta nos hacen en el tema social, educativo o de vías. Si los aficionados al medieval show lo quieren continuar, que lo financien con plata de sus bolsillos.
Por lo anterior, resulta oportuno el Cabildo Abierto por los Animales, que se realizará en el Concejo de Bucaramanga, a raíz de la solicitud (respaldada por 3322 firmas), presentada por Adan y otras asociaciones defensoras de animales, para tratar el asunto de los toros, pero también otros casos de maltrato a animales. Esta semana también es la audiencia de acusación (por el delito de calumnia) contra Orlando Beltrán, reconocido defensor de los animales. Me había referido a su caso en columna publicada en julio 2010, titulada: “Defender los animales no es un delito”
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