sábado, diciembre 03, 2011

Ventajas de legalizar drogas ilegales

Publicado en Vanguardia Liberal en noviembre 23 de 2011

Me comentaba una señora que sobrevive en una barriada de la Ciudad Norte de Bucaramanga que sus vecinos de "rancho" se dedican a preparar bazuco, la llamada droga de los pobres. A ella y sus hijos les llegan los vapores de los hidrocarburos y otras peligrosas sustancias usadas en la preparación de una de las drogas más toxicas que alguien se pueda imaginar. La policía aparece de vez en cuando y espanta a los pequeños traficantes; pero pocos días después el letal negocio prosigue. Continúa en esta, o en otras de las miles de "ollas" que proliferan en estos asentamientos inhumanos regados por toda Colombia.

Para estos pobres traficantes y sus desarrapados clientes, este es un medio natural de subsistencia; muchos ni saben que todas estas sustancias y actividades son ilegales. En los estratos medios y altos se consumen drogas menos tóxicas, pero que igualmente ocasionan estragos entre personas que sí saben lo que hacen; pero que buscan la forma de meterse un cachito, a pesar de las prohibiciones.

Por lo mismo, pensar que Colombia (y otros países) va a superar estas vergüenzas por medios estrictamente represivos denota -por parte de algunos- una tremenda ignorancia de la complejidad del problema. Por parte de otros, los que viven del negocio, un comprensible interés por preservar la ilegal actividad. En mayo de 2011, decía el famoso escritor mexicano Carlos Fuentes: "Se puede hacer una comparación con el alcohol en Estados Unidos: cuando había la prohibición, había Al Capone (el famoso mafioso). Se acabó la prohibición y se acabó Al Capone". "Se necesita afrontar el narcotráfico de otra manera".

Ya se sabe que los más perjudicados en una eventual legalización de las drogas ilícitas son las bandas armadas rurales de diferente pelaje y los traquetos y traficantes urbanos que viven del negocio.

El mayor golpe que Santos le podría dar al narcotráfico, que alimenta muchos de estos grupos armados y delincuentes comunes, sería legalizar las drogas ilícitas. De tal manera que todo ese dineral que hoy se despilfarra en una guerra perdida y en fumigaciones (que hacen más daño que la mata que mata) podría invertirse en mejorar la cobertura y calidad de la precaria educación que se imparte en Colombia. Y hasta sobraría plata para arreglar el colapsado sistema vial y darle una vivienda digna a los millones de destechados.

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