El Ministro de Ambiente le manifestó a Colprensa: “Las altas temperaturas (y sequías asociadas) son consecuencia del fenómeno El Niño. El comportamiento del clima es el esperado. Esperamos que en abril o mayo se regrese a unas condiciones climáticas normales”. No deja de sorprender la desinformación de funcionarios que -se supone- deben ser los más informados. Precisamente el comportamiento del clima, y de El Niño, no es el esperado ya que –como se advirtió hace rato- el calentamiento global podría estar incidiendo sobre los mismos.
Diferentes estudios (El Niño in a changing climate, Nature, 2009 y otros) concluyen que el Niño “tradicional” es cada vez menos frecuente, pues esta siendo remplazado por otro fenómeno que se ha denominado Modoki, palabra japonesa que significa “similar pero diferente”. Así, el calentamiento se ha desplazado del Pacifico oriental hacia el central.
Los modelos climáticos sugieren que Modoki podría ser cinco veces más frecuente en el siglo XXI que el Niño tradicional, lo que desencadenaría mayores sequías y más ciclones tropicales. Para el profesor Peter Webster (Georgia Institute of Technology) El Niño que empezó en el 2009 puede ser un tipo de hibrido entre los dos fenómenos, aunque recalca que no está claro por qué El Niño dio origen a Modoki. Webster postula “Podría ser la respuesta de El Niño al calentamiento atmosférico”. La Niña también ha cambiado en esta dinámica.
Con relación a las sequías y racionamientos, no toda la culpa se le puede echar a El Niño o al calentamiento global. Estos problemas vienen de tiempo atrás, para el caso de Santander ya se analizaban las causas asociadas en el Atlas Ambiental de 1991. La deforestación, por ejemplo, es una de las causas del calentamiento global y también de un aumento de la sedimentación y pérdida de caudales, en periodos secos. Por lo mismo, en las últimas décadas se acentuó el calentamiento global y cambio el Niño, todo lo que agrava una situación que ya era critica, a nivel local.
Por ello hay que actuar localmente (ordenando las cuencas por ejemplo) y pensar globalmente. El problema es –entonces- complejo y no se superara creyendo que todo volverá a la normalidad por arte de magia, ni sancionando los pequeños consumidores y premiando los grandes depredadores de nacimientos de agua (avícolas, caso Curiti), de paramos (gran minería) o de humedales (monocultivos).
Diferentes estudios (El Niño in a changing climate, Nature, 2009 y otros) concluyen que el Niño “tradicional” es cada vez menos frecuente, pues esta siendo remplazado por otro fenómeno que se ha denominado Modoki, palabra japonesa que significa “similar pero diferente”. Así, el calentamiento se ha desplazado del Pacifico oriental hacia el central.
Los modelos climáticos sugieren que Modoki podría ser cinco veces más frecuente en el siglo XXI que el Niño tradicional, lo que desencadenaría mayores sequías y más ciclones tropicales. Para el profesor Peter Webster (Georgia Institute of Technology) El Niño que empezó en el 2009 puede ser un tipo de hibrido entre los dos fenómenos, aunque recalca que no está claro por qué El Niño dio origen a Modoki. Webster postula “Podría ser la respuesta de El Niño al calentamiento atmosférico”. La Niña también ha cambiado en esta dinámica.
Con relación a las sequías y racionamientos, no toda la culpa se le puede echar a El Niño o al calentamiento global. Estos problemas vienen de tiempo atrás, para el caso de Santander ya se analizaban las causas asociadas en el Atlas Ambiental de 1991. La deforestación, por ejemplo, es una de las causas del calentamiento global y también de un aumento de la sedimentación y pérdida de caudales, en periodos secos. Por lo mismo, en las últimas décadas se acentuó el calentamiento global y cambio el Niño, todo lo que agrava una situación que ya era critica, a nivel local.
Por ello hay que actuar localmente (ordenando las cuencas por ejemplo) y pensar globalmente. El problema es –entonces- complejo y no se superara creyendo que todo volverá a la normalidad por arte de magia, ni sancionando los pequeños consumidores y premiando los grandes depredadores de nacimientos de agua (avícolas, caso Curiti), de paramos (gran minería) o de humedales (monocultivos).
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