Publicado en Vanguardia Liberal en enero 27 de 2010
A la fecha, la solución al problema de la disposición final de los residuos sólidos del Área Metropolitana de Bucaramanga esta más enredada que un bulto de anzuelos. Hace unos años la CDMB fijo un plazo para el cierre del Carrasco. Sin embargo, el plazo se venció y los alcaldes nada hicieron, por ello solicitaron un nuevo plazo, que también se agoto, con más pena que gloria. De ahí en adelante el circo se repite todos los años. Cuando los plazos culminan, los alcaldes sacan de la manga propuestas apresuradas, que dejan un sabor de improvisación.
Hace rato la UIS elaboro el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS), que propone diferentes alternativas. Había pues que tomar decisiones sobre el mismo y realizar seguimientos. Este tipo de actividades deben realizarlas grupos de personas independientes y conocedoras del tema, ya que es difícil llegar a consensos en reuniones con 200 personas acaloradas o en círculos cerrados, con intereses politiqueros o económicos. Por ello se le asigno el seguimiento del PGIRS al Comité Interinstitucional de Gestión de los Servicios Públicos Domiciliarios.
Pero, como ya lo he señalado, a las autoridades no les ha dado la gana de poner a funcionar este comité, por razones que desconozco. Por ello –me parece- que lo que hay que hacer es activar el comité. Si hay prevenciones contra algunos de sus integrantes (como es mi caso, pues nunca me invitan ni responden mis inquietudes) podrían realizarse nuevas elecciones. Es mas, renuncio públicamente a la representación que me otorgaron las ONG.
Lo importante es constituir un comité que cuente con la confianza de las partes, hoy polarizadas, y se tomen decisiones concertadas y estudiadas, sin cartas bajo la mesa. Allí se podrían analizar las inquietudes planteadas por la comunidad ¿hay nacimientos de agua en los sitios propuestos? ¿Cuál es el impacto sobre la agricultura? ¿Hay que ampliar el abanico de opciones?
Ahora, la discusión no puede limitarse al sitio de disposición final, hay que considerar otros temas, como la cultura ciudadana, el reciclaje, la producción de compost y la minimización. En los supermercados europeos -por ejemplo- no dan bolsas, hay que llevarlas. Y estas bolsas son un dolor de cabeza en los basureros colombianos. En el mismo sentido, las personas están dejando de usar elementos que utilizan baterías, y los remplazan por unos que funcionan “a cuerda”, como las lámparas portátiles, por ejemplo.
En fin, es necesario que los alcaldes dejen de improvisar e inicien una verdadera política de gestión integral de los residuos, y se supere así la vergüenza actual.
Hace rato la UIS elaboro el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS), que propone diferentes alternativas. Había pues que tomar decisiones sobre el mismo y realizar seguimientos. Este tipo de actividades deben realizarlas grupos de personas independientes y conocedoras del tema, ya que es difícil llegar a consensos en reuniones con 200 personas acaloradas o en círculos cerrados, con intereses politiqueros o económicos. Por ello se le asigno el seguimiento del PGIRS al Comité Interinstitucional de Gestión de los Servicios Públicos Domiciliarios.
Pero, como ya lo he señalado, a las autoridades no les ha dado la gana de poner a funcionar este comité, por razones que desconozco. Por ello –me parece- que lo que hay que hacer es activar el comité. Si hay prevenciones contra algunos de sus integrantes (como es mi caso, pues nunca me invitan ni responden mis inquietudes) podrían realizarse nuevas elecciones. Es mas, renuncio públicamente a la representación que me otorgaron las ONG.
Lo importante es constituir un comité que cuente con la confianza de las partes, hoy polarizadas, y se tomen decisiones concertadas y estudiadas, sin cartas bajo la mesa. Allí se podrían analizar las inquietudes planteadas por la comunidad ¿hay nacimientos de agua en los sitios propuestos? ¿Cuál es el impacto sobre la agricultura? ¿Hay que ampliar el abanico de opciones?
Ahora, la discusión no puede limitarse al sitio de disposición final, hay que considerar otros temas, como la cultura ciudadana, el reciclaje, la producción de compost y la minimización. En los supermercados europeos -por ejemplo- no dan bolsas, hay que llevarlas. Y estas bolsas son un dolor de cabeza en los basureros colombianos. En el mismo sentido, las personas están dejando de usar elementos que utilizan baterías, y los remplazan por unos que funcionan “a cuerda”, como las lámparas portátiles, por ejemplo.
En fin, es necesario que los alcaldes dejen de improvisar e inicien una verdadera política de gestión integral de los residuos, y se supere así la vergüenza actual.