Columna publicada en Vanguardia Liberal en enero 28 de 2009
El presidente Obama reitero en su discurso de posesión: “rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales”. Esta frase recuerda la de Benjamin Franklin: "Aquellos que pueden renunciar a la libertad esencial por conseguir una pequeña seguridad transitoria no merecen ni la libertad ni la seguridad". La búsqueda de la seguridad no puede servir de pretexto para pisotear el estado de derecho, el respeto a los derechos humanos y la ética que debe imperar en el manejo de la cosa pública.
Es lo que ocurrió en Estados Unidos bajo la presidencia de Mister Bush, ahí están las barbaridades cometidas en Guantánamo, la legalización de la tortura y la sangrienta invasión a Iraq, entre otros horrores. Actuaciones más próximas a regimenes totalitarios que a la democracia.
También ocurrió en Colombia, donde mister Uribe decidió ponerse al servicio –no del pueblo- sino de mister Bush y las transnacionales. Para retribuirle a Uribe su apoyo, mister Bush se hizo el de la vista gorda frente a violaciones a los derechos humanos y al no aclarado pasado del exgobernador de Antioquia. No es aceptable que, con el argumento de combatir a unos terroristas, los gobiernos y los ciudadanos hagan alianzas con otros terroristas y apliquen sus métodos
Como resultado tenemos los macabros “falsos positivos”, los asesinatos a sindicalistas y líderes populares, los ataques a la justicia y la oposición, la narco-parapolitica, el desastre social y sigue. Para completar, si alguien se atreve a denunciar, el presidente y sus fieles acusan al acusador de hacerle el juego a la guerrilla. Mas grave aun: muchos de estos han terminado acribillados por sicarios. Cuando lo que se busca no es defender a los bandidos, sino a la institucionalidad y la ley. ¿O es que puede existir democracia por fuera de las instituciones y al margen de la ley?
El presidente Obama también advirtió “aquellos que se aferran al poder mediante la corrupción, el engaño y la represión a la disidencia, tienen que saber que están del lado equivocado de la historia”. Es el caso del presidente Chavez en Venezuela y del presidente Uribe en Colombia. Por ello, no sorprende que los dos auto-reeleccionistas anduvieran de pipi cogido el fin de semana en Cartagena. ¿Qué opinaran los uribistas que odiaban a Chávez hasta hace unos pocos días?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario