Columna publicada en Vanguardia liberal en Febrero 6 de 2008
Durante estos seis años pasados desde que los bárbaros de las FARC se llevaron a Ingrid Betancourt, sus familiares y amigos se han preocupado por su salud y la de los demás secuestrados, sobre todo después de observar las impresionantes imágenes divulgadas en diciembre.
De ahí que lectores y amigos me preguntan con frecuencia si -como miembro del Partido Verde Oxígeno- tengo alguna información actualizada sobre la salud de Ingrid. Siempre respondo que tengo la misma información que todos, la que publica la prensa, y la que nos suministran los compañeros del Partido Verde en Bogotá, en especial Juan Carlos Lecompte, el esposo de Ingrid. El, por lo regular me dice que le llegan muchos rumores, pero poca información verificable.
Nunca le he dado espacio a los rumores en esta columna. Sin embargo, en días pasados, me llamó la atención la curiosa petición de un lector anónimo. Éste, me solicita que le pregunte públicamente a las FARC por la salud actual de Ingrid, y sugiere unas preguntas muy particulares sobre el tema. No creo que el grupo armado ilegal responda a un modesto columnista de provincia, no obstante, procedo a transcribir las preguntas del lector. ¿Es cierto que Ingrid y otro de los secuestrados iniciaron una huelga de hambre en diciembre? ¿Es cierto que su estado se agravó a raíz de esta decisión? ¿Es cierto que algo muy grave ocurrió el pasado 25 de diciembre, día en que Ingrid cumple años? ¿Motivaron estos incidentes el anuncio de la liberación de tres secuestrados?
El viernes pasado no le caminé a la marcha impulsada a través de Facebook (y esto no es un reproche para los que sí lo hicieron), pero sí he participado en muchos actos (poco concurridos, hay que decirlo) que se vienen realizando a favor de los secuestrados, desde hace varios años.
Por lo mismo, el lunes asistí a la misa celebrada en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Bogotá, a la que asistieron los familiares de los secuestrados –las víctimas- y muchas personalidades del ámbito nacional. Los ocho sacerdotes que celebraron la Eucaristía, hicieron un llamado a no echarle más leña a la hoguera nacional, no contribuir a la inquietante polarización nacional y más bien explorar y transitar los caminos de la reconciliación nacional e internacional.
Durante estos seis años pasados desde que los bárbaros de las FARC se llevaron a Ingrid Betancourt, sus familiares y amigos se han preocupado por su salud y la de los demás secuestrados, sobre todo después de observar las impresionantes imágenes divulgadas en diciembre.
De ahí que lectores y amigos me preguntan con frecuencia si -como miembro del Partido Verde Oxígeno- tengo alguna información actualizada sobre la salud de Ingrid. Siempre respondo que tengo la misma información que todos, la que publica la prensa, y la que nos suministran los compañeros del Partido Verde en Bogotá, en especial Juan Carlos Lecompte, el esposo de Ingrid. El, por lo regular me dice que le llegan muchos rumores, pero poca información verificable.
Nunca le he dado espacio a los rumores en esta columna. Sin embargo, en días pasados, me llamó la atención la curiosa petición de un lector anónimo. Éste, me solicita que le pregunte públicamente a las FARC por la salud actual de Ingrid, y sugiere unas preguntas muy particulares sobre el tema. No creo que el grupo armado ilegal responda a un modesto columnista de provincia, no obstante, procedo a transcribir las preguntas del lector. ¿Es cierto que Ingrid y otro de los secuestrados iniciaron una huelga de hambre en diciembre? ¿Es cierto que su estado se agravó a raíz de esta decisión? ¿Es cierto que algo muy grave ocurrió el pasado 25 de diciembre, día en que Ingrid cumple años? ¿Motivaron estos incidentes el anuncio de la liberación de tres secuestrados?
El viernes pasado no le caminé a la marcha impulsada a través de Facebook (y esto no es un reproche para los que sí lo hicieron), pero sí he participado en muchos actos (poco concurridos, hay que decirlo) que se vienen realizando a favor de los secuestrados, desde hace varios años.
Por lo mismo, el lunes asistí a la misa celebrada en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Bogotá, a la que asistieron los familiares de los secuestrados –las víctimas- y muchas personalidades del ámbito nacional. Los ocho sacerdotes que celebraron la Eucaristía, hicieron un llamado a no echarle más leña a la hoguera nacional, no contribuir a la inquietante polarización nacional y más bien explorar y transitar los caminos de la reconciliación nacional e internacional.