jueves, noviembre 30, 2006

El Congreso del Polo Democrático Alternativo

Columna publicada en Vanguardia Liberal en noviembre 29 de 2006

El uribismo corre el riesgo de desaparecer si continúan las decisiones judiciales de la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia. Unos ya están en la guandoca, otros al borde de un ataque de nervios. Hoy se sabe que muchos de ellos se reunieron en Ralito en el 2001 y “firmaron un texto de compromiso político con las AUC”. En el 2001 los narcoparamilitares estaban en la ilegalidad total pues no había proceso de paz. Vale la pena preguntarse: ¿Qué tipo de “acuerdo político” se puede hacer con unas personas sindicadas de asesinatos y saqueos al erario? ¿El acuerdo era de “Masacres por votos”?, como tituló la revista Cambio. Evaluaciones posteriores (estudios de Claudia López y otros) sugieren que el “acuerdo” funcionó en las elecciones del 2002 y que muchos de estos políticos se beneficiaron. ¿Son válidos estos resultados?

Lo curioso es que todos ellos (políticos y narcoparamilitares) apoyaron la elección y reelección del presidente Álvaro Uribe. Hay que preguntar: ¿por que personas con graves líos judiciales simpatizan con Uribe? Raro, pues los delincuentes apoyan a los que los ayudan, a los que los combaten terminan asesinándolos, como pasó con Galán.

Frente a la responsabilidad de Uribe tenemos dos opciones: la primera es que el presidente no sabía y que –como ocurrió con su amigo Samper- todo pasó a sus espaldas. Claro que a Samper se le critico por que no se percato de la entrada de un elefante, ¿que diríamos de este caso donde la imagen se asemeja al tropel que genera una manada de mamuts?. Esta posibilidad no deja bien parado al presidente pues sugiere que vive en las nubes y no tiene mucho tino en el momento de escoger a sus socios políticos y colaboradores. La otra opción es que el presidente sí sabía; seguramente a mis amigos uribistas se les ocurre otras opciones.

Sea como fuese, es trascendental la responsabilidad que le corresponde a la oposición –el Polo Democrático Alternativo (PDA) y el Partido Liberal- en medio de la mayúscula crisis, pero saludable destape. Todo esto se analizará en el Congreso Nacional del PDA, que se llevará a cabo en Bogota a partir de mañana. El PDA está comprometido con cambios que beneficiarían a todos los colombianos, pero en el marco del sistema democrático. El propósito es fortalecer la democracia, no destruirla.

Por ello –frente a las campañas de desinformación que promueve el régimen (que persisten en asociar a la izquierda democratica con la guerrilla)- es necesario reiterar que la izquierda democrática condena enérgicamente la vía armada y el terrorismo, como medio para lograr las reformas que reclaman los colombianos. Esto no le impide considerar que la vía más prometedora para lograr la reconciliación nacional es a través del diálogo, con todos los grupos armados, y por medio de cambios en el antimodelo de desarrollo, que permitan superar la actual crisis

jueves, noviembre 23, 2006

El aire de Bucaramanga

Columna publicada en Vanguardia Liberal en noviembre 22 de 2006

Diferentes informes publicados este año y el anterior, concluyen que la calidad del aire que se respira en la antes llamada Ciudad de los Parques no es la mejor. Con el propósito de debatir sobre el tema, el Concejal de Bucaramanga –Francisco Centeno- propuso realizar en el Concejo Municipal un conversatorio sobre la calidad del aire de la ciudad; esta reunión se realizó el lunes pasado. La actual directora encargada de la CDMB, con el apoyo de veteranos funcionarios, expuso los resultados obtenidos por la Red de Monitoreo de Calidad del Aire, que posee varias estaciones químicas y meteorológicas en el Área Metropolitana de Bucaramanga.

En informes de la CDMB de este año, se presentan comentarios sobre el inicio de las obras de Metrolinea en la ciudad y se advierte: “actualmente en ciertos sitios de Bucaramanga se está viviendo un desmejoramiento de la calidad del aire que podría afectar la salud de la población y en especial aquellos con problemas respiratorios y cardiovasculares”. La directora de la Corporación confirmó que -en algunos sectores de la ciudad- efectivamente existen problemas con la calidad del aire (Los interesados en profundizar pueden ingresar a la pagina Web de la CDMB e incluso calcular el índice de calidad del aire –IBUCA- para un día determinado).

Así mismo, participaron en el conversatorio el Secretario de Salud y Ambiente, quien se refirió a las actividades que realiza la entidad en este campo, y profesores de la UIS que hicieron un recuento de los proyectos que desarrolla la Universidad y plantearon algunas sugerencias. Lo que está claro en torno al tema del aire contaminado es que –como anotaba el Concejal Centeno- es un asesino silencioso; los informes de la Organización Mundial de la Salud son impresionantes. Cifras de este año estiman que cerca de 80 millones de personas padecen de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en el mundo y de éstas se mueren 3 millones cada año.

Los factores de riesgo más importantes para estas enfermedades son: el humo del tabaco, la contaminación externa y la interna (al interior de las viviendas y oficinas, este año en Bogota se reportaron 51 intoxicados y seis muertos por monóxido de carbono) y factores ocupacionales (exposición laboral a gases, vapores o partículas).

Algo que también quedó claro es que el tema es complejo, pues las emisiones provienen de fuentes diferentes, que sólo pueden ser controladas con estrategias diversas, trabajo interinstitucional y mucha investigación y desarrollo de procesos educativos y sociales. Bien por el Concejo por incluir este tipo de temas en su agenda.

La puntica del tempano

Columna publicada en Vanguardia Liberal en noviembre 15 de 2006

El pasado 26 de octubre, durante un consejo de seguridad en Buenaventura, el presidente Álvaro Uribe acusó al exsecretario de Gobierno de interceder por narcotraficantes. Lo anterior, sin mediar -en forma previa- ningún tipo de fallo o investigación. El resultado del show presidencial fue que el señor fue liberado más tarde, pues no existía ninguna queja en su contra. Después de analizar la incidencia de algunos cuestionados personajes sobre la gestión pública en Buenaventura y el Valle del Cauca, Daniel Coronel advertía en Semana: “Si el gobierno realmente está interesado en acabar con la corrupción y el crimen en Buenaventura (este año van casi 300 muertos), debería saber que el tema no empieza ni termina en un secretario municipal. Si quiere conocer sobre la penetración de la mafia en el Pacífico, debería escarbar un poco en la lista de sus propios aliados”.

Toca preguntarse: ¿Por qué el presidente fue tan duro con el pequeño funcionario pero no dijo ni pío sobre los señalamientos a algunos de los jefes y patrocinadores políticos de ese departamento?

Claro que la coyuntura no esta nada fácil para el uribismo, ya que en el Valle, como en la costa atlántica, en Antioquia, en Uraba o los Llanos, todos esos políticos y financistas que han sido cuestionados desde hace años, apoyaron la elección y la reelección de Uribe. De ahí que es comprensible que el presidente no se haya referido directamente a la orden de captura de los congresistas y diputados uribistas en Sucre.

Tampoco dijo mayor cosa cuando detuvieron a la Gata, próspera empresaria uribista de la Costa. Ni cuando fue destituido el Superintendente de Notariado y Registro, acusado de múltiples irregularidades, entre otras, la financiación de la campaña de su uribista hermano, el presidente de la Cámara de Representantes, quien participó en la emotiva entrega de Jorge 40. Son muchos los votos que pusieron estos y otros personajes en la elección y la reelección presidencial.

La acción de la Corte Suprema contra los congresistas de Sucre confirma las viejas denuncias que relacionan a un sector de la clase política y empresarial con el narcoparamilitarismo. Es un fenómeno complejo que sólo empezará a ser desmontado cuando se conozcan los hechos y se determinen responsabilidades, algo en lo que el gobierno parece no estar interesado. ¿Corre el riesgo de perder más aliados? El fenómeno tampoco será controlado mientras no se cambie la orientación de un antimodelo de desarrollo que sólo produce corrupción, desempleo, desigualdad, pobreza e ignorancia. Excelente caldo de cultivo para todas las formas de violencia que padece este sufrido país.

jueves, noviembre 09, 2006

Más corrupción = más pobreza

Columna publicada en Vanguardia Liberal en noviembre 8 de 2006

Señalaba el senador Gustavo Petro, la semana pasada, que: “lo que hay en el Congreso es lo que escogió la sociedad, cada sociedad se merece los dirigentes que tiene”. Cierto, pues sería ingenuo pensar que la corrupción es un patrimonio exclusivo de los elegidos, ya que los electores también tienen su cuota de responsabilidad. Es necesario admitir que vivimos en una sociedad permeada por la corrupción y la ilegalidad, en todos los niveles.

Desde los humildes raspachines e incontables vendedores de libros y discos piratas, hasta altos funcionarios y congresistas que hacen negocios con el poder político. Pasando por ciudadanos de clase media, que participan en pequeños sobornos o acolitan los tejemanejes electorales. Lo más grave es que muchos de estos ciudadanos no distinguen la línea que separa lo legal de lo ilegal.

El economista Jorge Luís Garay señalaba, en 1999, que “la creciente fragmentación del tejido social y la perdida de convivencia ciudadana” en Colombia estaban llevando, no sólo a un deterioro de las conductas ciudadanas, sino también de las relaciones sociales y políticas en la sociedad, es lo que llamó “la cultura mafiosa”. Otros autores, como Jorge Iván González de la Universidad Externado, han hecho precisiones sobre el fenómeno y han planteado propuestas (no solo represivas) para superarlo. Infortunadamente, el análisis de los académicos coincide con la realidad.

El ultimo informe de Transparencia Internacional sobre la corrupción “no deja bien parado a Colombia”. No es para menos, nuestro país recibió una calificación de 3.9 sobre 10, es decir, menos de 2 sobre 5. Si se tratara de una nota escolar diríamos que al alumno le fue muy mal en su examen. Más grave aun: según el informe la cosa se agravó con relación al 2005. Esto, después de 4 años de gobierno de un presidente que prometió acabar con la corrupción. El anterior resultado no es una infamia de la oposición, sino la calificación de una reconocida entidad independiente.

La lista de los países menos corruptos es encabezada por Finlandia, Islandia y Nueva Zelanda que tuvieron una nota de 9.6. Chile se destacó en América Latina con 7.3. En la cola se encuentran países que están en la olla total, como Haití. De ahí que una de las conclusiones de este y otros informes es que “corrupción y pobreza van de la mano”. No sobra insistir en que el control de la corrupción no es sólo un imperativo ético, sino una estrategia esencial para mejorar la calidad de vida de la mayoría. En el mismo sentido, las estrategias no pueden ser solo de tipo judicial-policial, ya que el problema en Colombia es complejo y estructural.

jueves, noviembre 02, 2006

¿Debemos creerle al gobierno?

Columna publicada en Vanguardia Liberal en noviembre 1 de 2006

La decisión presidencial de suspender los contactos tendientes a lograr un intercambio humanitario con las FARC, después del atentado al “corazón militar” de Colombia, sigue generando polémica. Anotaba Juan Carlos Lecompte, esposo de Ingrid Betancourt: “si fueron las Farc, hay que recordar que un acuerdo humanitario se desarrolla en medio de la guerra. ¿Cuánta gente no han matado los paramilitares, y siguen en el proceso? Ambos grupos son igual de terroristas y narcotraficantes. Pagamos por una bomba que no pusimos”.

Por lo demás, el presidente responsabilizó a las FARC, pero leí en las noticias de ayer que el fiscal Mario Iguarán: “reafirmó que hasta el momento (lunes 30) no cuenta con elementos para señalar a las Farc como responsables del atentado en la Escuela Superior de Guerra”. ¿Entonces? ¿A quien creerle? El presidente dijo que debemos creerle a su gobierno pues este nunca se equivoca; el problema es que los hechos lo contradicen.

En el macabro incidente de Cajamarca (2004), por ejemplo, el presidente llegó al sitio de la masacre de 5 campesinos y emitió su veredicto. “Fue un error” de los militares, afirmó. Pero ya sabemos que no fue un error sino un horror. Uno de los soldados implicados en la matanza sostuvo (agosto 2006) que su superior realizó una rifa entre “los miembros de su patrulla para escoger quién debía quitarle la vida al campesino que aún estaba herido”.

Otro ejemplo de la credibilidad oficial tiene que ver con el comunicado leído en septiembre pasado por el Comandante del Ejército. El general Mario Montoya reveló que “cuatro oficiales del Ejército están implicados en un atentado con bomba que mató a un civil e hirió a diez soldados, el 31 de julio en Bogotá, como parte de un montaje para mostrar resultados positivos”. El general sostuvo que el ataque, “atribuido inicialmente a la guerrilla de las FARC, al parecer, no corresponde a la realidad”. Sin embargo, más tarde la fiscalía y el mismo presidente pusieron en duda la participación de los oficiales, contradiciendo así a su general.

La cadena de equivocaciones parece no tener fin. Hace unos días, Uribe le pidió excusas al presidente de Ecuador por las “imprudentes” declaraciones de su embajador sobre la supuesta presencia de Raúl Reyes en ese país y en septiembre desautorizó las afirmaciones de su embajador en la OEA, sobre el presunto procesamiento de uranio en Venezuela. No estoy diciendo aquí que no debemos creerle al gobierno sino a las FARC, no, sencillamente que si el gobierno pretende que le creamos debe dejar de meter la pata con tanta frecuencia.